Carlos Zannini preguntaba hace unos días si alguien podía, en derecho, explicarle su prisión. Recordé entonces un viejo chiste en el que a un abogado le preguntan: “¿Cuánto es dos más dos?”, y responde: “¿Cuánto quiere que sea?”. Trágico pero cierto, refleja en gran medida los momentos que vive nuestro país. Bajo dictaduras sangrientas, manipular la respuesta a cualquier pregunta, es muy fácil, como lo es imponer modelos económicos que transfieran recursos de los sectores más vulnerables a los más poderosos. Bajo gobiernos formalmente democráticos, si bien no resulta tan sencillo, conociendo los caminos, se pueden lograr los resultados deseados, es decir implantar los mismos modelos económicos. Y esos caminos tienen que ver con la manipulación y el manejo de los principales medios de comunicación masivos, pero muy especialmente, de un sector de jueces y fiscales.
No es necesario que sea la totalidad de un Poder Judicial, sino que alcanza con aquel sector que en distintas instancias y espacios (puede ser provincial –Milagro Sala–, o federal –el resto de los presos políticos actuales–), tome las decisiones que se requieren. Y si bien esas decisiones tienen formato jurídico e invocan razonamientos y normas jurídicas, no lo son. En estos casos, son simples decisiones políticas, características de regímenes autoritarios, pero implementadas en períodos formalmente democráticos.
Ello, claro está, no quita el carácter de injusto e ilegal de esas decisiones, pero ni lo injusto ni lo ilegal tienen relevancia alguna para el capitalismo del desastre que se volvió a apoderar de la región. La verdad es que yo no puedo, mi muy apreciado Carlos Zannini, explicarle en derecho su prisión. Usted es un preso político de un régimen en el que las reglas no existen. No, al menos, las que usted y yo estudiamos en la facultad de derecho. Y en estas condiciones nuestra mayor y única esperanza es la fuerza incontenible de millones de ciudadanos dispuestos a enfrentar a quienes, en su insaciable ambición, escondieron las reglas.
* Ex juez federal.