Los fiscales que integran la Unidad AMIA ratificaron ayer que en el atentado contra la mutual judía se utilizó una camioneta Trafic. Sabrina Namer, Roberto Salum y Leonardo Filippini dieron a conocer, en un largo documento, que hicieron un análisis de microscopía electrónica de barrido con espectrometría de dispersión de rayos X de las esquirlas encontradas en el cuerpo de varias de las víctimas y que se extrajeron durante las autopsias. El barrido electrónico –el estudio más sofisticado existente– determinó que la estructura de esas esquirlas se corresponde totalmente con los pedazos de Trafic recogidos en la escena después del atentado y peritados en 2002. Los fiscales vieron, una por una, las filmaciones de las autopsias, el momento en que se extrajeron las esquirlas de los cuerpos, luego ubicaron una especie de freezer en el que se guardó el material y mandaron a hacer la comparación científica. El resultado es que existe una coincidencia absoluta en la estructura y el recubrimiento entre las esquirlas y las partes de Trafic secuestradas en las horas posteriores la explosión.
Namer, Salum y Filippini señalaron en el texto de ayer que el Grupo Especial de Relevamientos y Análisis Documental (Gerard) de la Unidad Fiscal AMIA encontró entre el material desclasificado por la ex SIDE en 2015 un video de las autopsias de las víctimas del ataque. Las autopsias y la filmación fueron realizadas por el Cuerpo Médico Forense y en las imágenes se ve claramente como reservan las piezas metálicas que extrajeron de los cuerpos. Los médicos también mencionan en el relato que van haciendo de las autopsias que se percibe el “síndrome de una explosión” por el tipo de heridas producidas por las esquirlas.
Rastreando ese material, los fiscales encontraron documentado un envío de las esquirlas al laboratorio Químico de la Policía Federal Argentina. Finalmente, dentro de una especie de freezer y en un balde rojo se detectaron “14 bolsas transparentes, con fragmentos metálicos y rotulados Material Remanente, Esquirlas”. Las bolsas estaban cerradas y lacradas y nunca habían sido peritadas en los 22 años transcurridos desde el atentado.
En su momento, durante el extenso juicio que duró tres años, entre 2001 y 2004, los jueces definieron en su fallo final que el atentado fue cometido con la Trafic. Tomaron como una de las pruebas decisivas las autopsias del portero de enfrente de Pasteur 633, Ramón Nolberto Díaz, y de otra de las víctimas, Gregorio Hershele Melman. Al primero se le extrajo un amortiguador del cuerpo y al segundo un pedazo de una barra de dirección. Los peritos de la Renault dijeron que se correspondían con partes de una Trafic.
Sin embargo, los fiscales se pusieron como objetivo lograr lo que ellos llaman “pruebas duras”, es decir convalidadas científicamente. Por eso recurrieron a las técnicas más modernas como el barrido electrónico o a la genética. Los materiales que se recogieron entre los escombros habían sido sometidos a pruebas para determinar qué explosivo se usó, pero esta vez el barrido electrónico buscó comparar los átomos de las esquirlas con los de los restos de camioneta encontrados después del atentado.
En total, se tomaron las esquirlas de 14 cuerpos, pero en el informe de los fiscales de ayer se consignan los análisis especialmente realizados en tres casos: Emilia Jacubiek, Elena Sofía Kastika y Liliana Szwimer. Es que Namer, Salum y Filippini estan trabajando en una reconstrucción de la escena del atentado, ubicando a cada víctima y a cada testigo en el lugar en el que estaba cuando se produjo la explosión. De acuerdo a todos los datos, testimonios, actas de los médicos de las ambulancias y documentos de los hospitales, las tres mujeres estaban muy cerca de la puerta de la AMIA en el momento de la explosión. También se tomó en cuenta el informe de los forenses sobre el tipo de lesiones que les produjeron las esquirlas, en algunos casos muy grandes, de 8 centímetros por 6 centímetros.
Aplicado el barrido electrónico en el aparato que posee la Gendarmería, se analizaron las esquirlas y se realizó la comparación con una enorme cantidad de restos de camioneta recogidos después del atentado y peritados en 2002. La conclusión formulada por los fiscales es que “existe plena coincidencia en la estructura y recubrimiento (color Blanco Chapelco, utilizado en las camionetas Trafic fabricadas entre marzo de 1987 y octubre de 1989) lo que permite afirmar que el ‘aparato infernal’, usando un término de los forenses, no pudo haber sido otro que esa camioneta. Las esquirlas y las partes de la camioneta fueron detectadas en la escena de la explosión y en los cuerpos de manera contemporánea, a los pocos minutos de la explosión; el lugar en el que fueron encontrados los cuerpos que contenías las esquirlas, cercano a aquel que los peritajes determinaron que habría explotado la camioneta; la imposibilidad de cualquier manipulación de esa prueba por el tipo, la cantidad y los efectos de las lesiones que las esquirlas produjeron en las víctimas, descriptas en las respectivas autopsias y en el video de esas autopsias y, finalmente, por la concordancia y coherencia del resultado del peritaje ordenado con el resto de las pruebas obrantes en la investigación”. La comparación hecha por un microscopio de barrido electrónico tiene la misma precisión que los estudios de ADN en genética.