“Si estoy yo y tu abuela en bongós, sigue siendo The Fall”, dijo alguna vez Mark E. Smith acerca de la dinámica, tan despótica como eficaz, de la banda más fascinante y desconcertante que haya dado la ciudad de Manchester. The Fall se formó en 1976, luego de un show de The Sex Pistols, y dejó de existir definitivamente el pasado 24 de enero con la muerte de su líder, a los 60 años.
Luego de cuatro décadas tocando, 32 álbumes de estudio y más de 30 en vivo, la influencia de esta banda de marginados es incalculable. The Fall fue imitada y copiada hasta el cansancio por The Smiths, The Pixies, The Pastels, Pavement, Happy Mondays, The Charlatans, Blur, Elastica y, sobre todo, por The Fall mismo, por donde pasaron 60 integrantes, en su gran mayoría echados por este caprichoso líder. Pero lo que en otra banda hubiera generado una crisis de credibilidad, en The Fall solo le brindó un plus de publicidad y una merecida fama de caprichoso y presumido a Mark E. Smith, quien creía en el amateurismo y confiaba más en las ganas que en la técnica, en el caos que en la precisión, en la hipnosis que en la especulación.
Con su cerrado acento malconiano y un vaso de cerveza siempre cerca, este hombre fanático de Velvet Underground, Captain Beefheart y Can pero también de escritores como Phillip K. Dick, Wyndham Lewis, Raymond Chandler o Colin Wilson tuvo una abrumadora capacidad para reinventarse y no paró de componer canciones geniales: desde Live at The Witch Trials, su álbum debut de 1979, hasta New Fact Emerge, su tremenda última obra, la discografía de The Fall no tiene desperdicio.
Entre las permanentes entradas y salidas de músicos de la banda merecen una distinción especial las etapas con Brix Smith (1983-1989 y 1995-1996). Es que ante la belleza americana de esta talentosa guitarrista y compositora, la bestia que tenía dentro Mark E. Smith (cuyos comentarios hacia sus colegas siempre fueron tan lapidarios como hilarantes) cayó fatalmente enamorada, llegando a casarse, formando así una de las parejas más magnéticas de los ‘80 y dándole a The Fall una imagen más atractiva y un sonido más pop. Brix grabó en The Wonderfull and Frightening World of The Fall (de 1984, que le dio también el título a un documental de la BBC) y además estuvo presente en 1988 en The Frenz Experiment (el del cover de Victoria, de The Kinks) y en el genial I Am Kurious Oranj, un ballet compuesto para el coreógrafo Michael Clark, una obra de rara belleza.
El tipo que trabajó de joven en los muelles de Manchester, el mismo que dijo antes de morir que si alguien hiciera una película sobre su vida le gustaría que la protagonizara un enano, era por cierto un renegado (el título de su autobiografía, escrita junto a Austin Collins, es justamente Renegado: el Evangelio según Mark E. Smith), pero también un mago del lenguaje, un hipnotizador y una de las mentes más lúcidas y corrosivas de su generación, capaz de jactarse por el hecho de que nunca nadie jamás comenzaría una banda tributo a The Fall. Podrá tocar tu abuela los bongós, pero sin Mark E. Smith no hay The Fall.