Apenas una semana después de que el presidente Mauricio Macri se reuniera con el CEO de la empresa multinacional Cargill con promesas de inversiones a futuro, se concretaron los primeros 45 despidos de la compañía en el país, 40 correspondientes a la planta rosarina de Punta Alvear y otros cinco del Puerto de Bahía Blanca. El sindicato de Aceiteros tomó medidas de fuerza en ambas dependencias de la compañía, una de las principales productoras de alimentos y proveedora de servicios agrícolas, porque denuncian que los directivos “faltaron a su palabra”. 

Mientras Macri conversaba en Davos con el CEO de Cargill, David MacLennan, en Rosario el sindicato de aceiteros se reunía con las autoridades locales de la firma para exigir el cese de amenazas contra los 40 trabajadores que no se habían acogido a los retiros voluntarios. “A partir de enero la empresa empezó a ofrecerlos, al otro día los muchachos contestaron que no les interesaba y después de eso comenzó un cierto apriete de parte de los encargados”, relató a la AM750 Sergio Díaz, secretario de prensa del gremio y agregó: “acordamos que iban a seguir ofreciendo los retiros, nunca nos habíamos opuesto a eso, pero sin amenazas y con el compromiso de que el que no aceptaba no iba a ser desafectado”.

Según reveló a un diario local el delegado Lisandro Marcía un directivo de la empresa les dijo “paren tranquilos que no los vamos a reincorporar”.

Sólo en el primer semestre de 2017, Cargill logró colocar 195.061 toneladas de productos en el mercado, más que en igual período de 2016, e incrementó considerablemente sus ventas sumadas de granos, aceites y subproductos al exterior. “Esto no tiene que ver con la crisis”, aclaró Díaz y puntualizó que todos los despidos fueron “sin causa”.

“Lo interpretamos como un ataque a la unidad sindical y contra el gremio en sí”, destacó el gremialista, a dos días de que el sindicato se reúna con el ministro de Trabajo Jorge Triaca para negociar el techo de la paritaria salarial, que el Gobierno quiere fijar en un 15 por ciento.