La pausa son cinco minutos, y el talento de Ruby Silvious es el té. Y no la creación de blends, precisamente…   Lo que hace esta filipina, con residencia en Nueva York, es dar renovada vida a los saquitos de té tras haber servido a su propósito primero cual infusión. “Después de disfrutar de sus sabores rituales, los convierte en magia”, conjuran medios norteamericanos al referirse a la insólita obra de la muchacha, que rescata las bolsitas desechadas y las utiliza como pequeños lienzos, amén de pintar sobre ellas las más preciosas –y en ocasiones, irreverentes– piezas. Y es que no solo planta allí Ruby Silvious diversas escenas u objetos de la vida cotidiana: es capaz la joven de reinterpretar obras clásicas con un giro moderno, emulando –por caso– un símil Rembrandt sobre el minúsculo y manchado papel, al que suma inesperadas laptops, selfie sticks, ¡cartoncitos con comida china! 

Una pareja impresionista enamorada, una rama de árbol cubierta en nieve, gente discutiendo en un avión, un vestido de los años 50, flores y, cómo no, gatos: todo lo eterniza RS en su atípico y reciclado material de elección, a veces dibujando, otras pintando, también haciendo uso del collage. “Comprendo que, para muchos, el saquito no sea especialmente atractivo. Pero mientras otros ven un objeto sucio, empapado y descartable, yo veo un lienzo caprichoso y en blanco, donde puedo desarrollar una obra cada día. Y aunque la gente tenga cierta noción preestablecida acerca de lo que es el arte, reinventar ese concepto a partir de experimentar con materiales me parece una manera de inspirar nuevas formas de creatividad. En el arte, finalmente, todo es posible”, se despacha Ruby, que ha ganado numerosos premios, expuesto en cantidad de galerías, incluso editado libros con sus afamadas bolsitas de té.   

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