En la “hoguera urgente” quemaría la violencia, la explotación, el abuso en todas sus manifestaciones, la pobreza, el hambre y la guerra. Aunque metiendo en la hoguera a los 5 o 6 dueños del planeta se eliminaría del mundo todo lo anterior. Pero no me animo a quemar gente.
En la “hoguera diaria” quemaría la comparación con los demás. No sirve para nada y nos hace retroceder. Y quemaría la arrogancia que siempre va muy de la manito de la vanidad. Son peligrosas porque hacen creer al ser humano que es infalible. Y por último tiraría a la hoguera los prejuicios porque hacen de la condición humana, vivaz y dinámica por naturaleza, una roca gigante de acero que no avanza ni retrocede. Se queda ahí plantada, mirando y opinando sobre los demás sin hacer el ejercicio de vivir.
Heidi Steinhrdt: Actriz, dramaturga y directora escénica, escribió y dirige
El inestimable hermano, en El Callejón.