La caracterización del programa económico del gobierno de Macri es una tarea relevante. No se trata sólo de conocer las voluntades de personeros ministeriales, sino de identificar fuerzas sociales en disputa, buscando propiciar ciertos proyectos de sociedad en detrimento de otros. No existe tal cosa como que todos ganen: siempre alguien cede, retrocede, sufre. Y sin embargo, para poder ganar elecciones los partidos deben lograr presentar proyectos particulares como si fueran de toda la sociedad. El problema de la hegemonía implica desentrañar cuál es la fracción de clase que está logrando generalizar sus propuestas como las de la Nación. Aunque en los hechos unos pocos estén sacando provecho, Cambiemos ganó prometiendo una mejor Argentina para todos. Mostrar quiénes son esos pocos es central para proponer cambios políticos.
Ha sido ya probado que las devaluaciones y las reducciones de retenciones a las exportaciones estuvieron dirigidas fundamentalmente a mejorar la rentabilidad en los sectores primarios y los industriales procesadores de materias primas. Estas mejoras implicaron fuertes subas en los precios de los alimentos, con el consecuente deterioro de los salarios. El capital minero también se favoreció por estas medidas, a las que se sumaron las subas de los precios locales de los hidrocarburos, con un sendero plurianual de alza que garantiza jugosas rentabilidades.
Al alza de la inflación se sumó el tarifazo, que subió los precios de agua, transporte, gas y luz. Y aunque la resistencia social lo demoró parcialmente, la suba de los servicios públicos se encuentra en plena marcha, estando previstos nuevos aumentos el año entrante, alimentando ganancias sectoriales. Al mismo tiempo, y contra los pretendidos objetivos del gobierno, se erosiona la competitividad sistémica de la economía, al elevar los costos de producción de otros bienes. Este tarifazo ha golpeado a los hogares y también a las pymes.
Comercio exterior
Un elemento complementario de lo anterior fue la mayor desregulación del comercio exterior, lo que en un mundo desbordado de productos sin demanda, opera como un yunque sobre el empresariado menos competitivo. Los primeros diez meses de este año las importaciones de bienes de consumo y de autos crecieron (9 y 25 por ciento más que en 2015, respectivamente), desplazando producción nacional en muchos rubros fabriles. Sólo los capitales de mayor productividad pueden sobrellevar esta apertura: aquellos ya referidos, organizados en torno a los recursos naturales. No en vano Macri ha reiterado su intención de firmar tratados de libre comercio, hasta ahora esquivos, en busca de consolidar su promesa de volver a la Argentina el “supermercado” del mundo.
Esta agenda se completó con la intensa gira de promesas al empresariado, con hitos en Davos, el G-20 de Pekín, el mini-Davos de Buenos Aires y el coloquio de IDEA. En todos los casos, presumiendo previsibilidad y garantías para tentar una lluvia de inversiones que se resiste a llegar. Las pocas inversiones en marcha parecen alinearse con las ventajas provistas por los recursos naturales del país. El balance comercial, consolidando la tendencia de los años previos, reposa de manera cada vez más evidente sobre estos sectores. En el acumulado a octubre de 2016 las exportaciones primarias son las únicas que muestran alzas (13 por ciento mayores a igual período del año anterior). Una de las principales diferencias con el régimen previo es que ahora ese incremento aporta menos recursos a las arcas del fisco y al balance externo.
Finanzas
Otro de los grandes ganadores del programa del macrismo es el capital financiero, responsable de proveer recursos para que las cuentas fiscales y externas tengan al menos un cierre contable. La toma de unos 40.000 millones de dólares de deuda externa por parte del Estado nacional en lo que va del año ha financiado gastos corrientes y salidas de recursos por diversas vías (pagos de deuda, fuga de capitales, remisión de utilidades, importaciones, turismo). Para el presupuesto 2017, el gobierno apuesta a redirigir esta ruleta de deuda hacia la obra pública, único bastión posible de reanimación económica en un año electoral. La asociación con los gobernadores es clave en este proyecto, repartiendo la carga financiera y emitiendo a tasas de interés que superan el 7 por ciento anual, e incluso el 9 por ciento para algunas provincias.
Los negocios financieros están en franca expansión. La “estrella” del mercado es la operatoria en Letras del Banco Central, que tras alcanzar el 38 por ciento anual en pesos durante el primer trimestre, se sostienen desde hace dos meses en torno del 25. El plazo medio de maduración de esas Letras ronda los 50 días, ocasionando grandes costos de renovación periódica, y permitiendo grandes ganancias en lo que la jerga denomina carry-trade, o sea bicicleta financiera lisa y llana.
La eliminación de trabas en la cuenta financiera y de capitales ha facilitado las operaciones de negocios a través de las fronteras: el ingreso de dólares, que se cambian a pesos, se colocan a corto plazo con elevados rendimientos, y se retiran a moneda fuerte otra vez, sin ningún efecto positivo para el país. El uso de las Lebac para sostener el precio del dólar estable favorece esta mecánica especulativa, garantizando que los rindes no se vean afectados por una devaluación; en una línea similar juega la toma de deuda externa.
Para arriba, para abajo
Éste es el esquema básico que representa el carácter social del gobierno de Macri. La información del Indec sobre la composición del valor agregado bruto a fines del primer semestre del año es elocuente. Entre las actividades que entre 2015 y 2016 aumentaron su incidencia en el conjunto de la economía (las ganadoras) sobresalen rubros procesadores de materias primas (agricultura, ganadería, explotación pesquera y de minas y canteras), la intermediación financiera y los servicios públicos.
Entre las actividades perdedoras se destacan la industria, la construcción y el comercio, todas importantes generadoras de puestos de trabajo. Los datos oficiales de octubre indican una caída interanual del 8 por ciento en la industria y del 19 por ciento en la construcción. No es de extrañar que la destrucción de empleo haya sido la norma del primer año del gobierno macrista y clave para sostener una baja del 6 por ciento del salario real del sector privado formal y promover diferentes esquemas de flexibilización laboral.
En un panorama industrial crítico se reconocen evoluciones dispares. Entre las ramas que más caen están las metálicas básicas, textil, metalmecánica, automotriz y tabaco. Las que menos caen son minerales no metálicos, refinación de petróleo y alimenticia: todas ramas altamente concentradas y mayormente ligadas al procesamiento de productos primarios, repitiendo la lógica sectorial ya referida.
Límites
La inconsistencia temporal de este esquema de políticas es palmaria. Con una inflación acelerada, el empresariado ha perdido la competitividad ganada con las devaluaciones, y exige nuevos ajustes que, de concretarse, incrementarán los precios. Para subir la productividad se pretende tentar a la inversión productiva pero al mismo tiempo se suben los costos de los insumos y servicios, sosteniendo una tasa de interés elevada. Así, la formación de capital no sólo no llega, sino que en lo que va del año se retrajo más del 4 por ciento.
La sostenida recesión continúa expulsando fuerza de trabajo, lo que agrava un cuadro social por demás complejo. Esta imprevisibilidad es detectada por los inversores, que priorizan la colocación de sus fondos en inversiones cortoplacistas. En el plano productivo, los sectores primarios son incapaces de traccionar al conjunto de la actividad económica.
El problema es aún mayor en el centro mismo del negocio financiero. A nivel interno es difícil saber hasta qué punto el Banco Central podrá continuar renovando las Lebac. Esta masa de recursos equivale a casi toda la base monetaria y constituye una auténtica bomba de tiempo, disponible para correr velozmente contra el peso ante la menor señal de mal tiempo. La quita de controles en la balanza de pagos facilita que estos fondos realicen estas maniobras especulativas. Se añade que a nivel externo, la seguidilla del Brexit y la victoria de Trump parecen asegurar un inminente aumento de las tasas de interés de referencia, y un complementario aumento del riesgo país. La salida de fondos hacia los países centrales pondría en peligro la renovación de deuda para la Argentina. Los recientes indicios de nuevas devaluaciones ponen luces de alerta en tal sentido.
Los límites del planteo económico del gobierno de Macri, con sus ganadores y sus perdedores, se hace cada día más evidente.
* Investigadores Unsam/Conicet y SEC.
El mapa productivo
Actividades económicas que avanzan/retroceden en términos de su incidencia en el valor agregado bruto (VAB) total*, II Trim. 2015/2016 (en porcentajes y ptos. porcentuales)
plan
resultados
- No existe tal cosa como que todos ganen: siempre alguien cede, retrocede, sufre.
- La caracterización del programa económico del gobierno de Macri es una tarea relevante.
- En los hechos unos pocos están sacando provecho, Cambiemos ganó prometiendo una mejor Argentina para todos.
- El complejo agroexportador, las mineras y el sector financiero son las actividades beneficiadas del programa económico del gobierno de Macri.
- Entre las actividades perdedoras se destacan la industria, la construcción y el comercio, todas importantes generadoras de puestos de trabajo.