Un ensamble de cuerdas dedicado a promover el repertorio popular con obras originales. Un encuentro, a menudo problemático, de ideas y tradiciones diversificadas. En esa zona de la música y sus sentidos se mueve el SurdelSur Ensamble, que hoy a las 19 se presenta en la Sala de Cámara de la Usina del Arte. La formación de cuerdas creada y dirigida por el violinista Guillermo Rubino ofrecerá un programa que incluirá obras de compositores argentinos de este tiempo. Aires de tango, folklore, jazz y rock, por ejemplo, entre gestos de la tradición académica, atraviesan las músicas propuestas, escritas especialmente para el ensamble por creadores capaces de conjugar mundos, como Diego Schissi, Guillermo Klein, Lucas Guinot, Martín Sued y Alan Plachta. Sued en bandoneón y Plachta en guitarra, estarán además como invitados. La entrada es gratuita y las ubicaciones pueden retirarse, dos por persona, desde dos horas antes del inicio del concierto.
No es fácil, en la actualidad, trazar límites más o menos precisos entre las trajinadas categorías de académico y popular aplicadas a la música. Los préstamos entre las tradiciones de lo oral y lo escrito y las retroalimentaciones de las últimas décadas propiciaron escenarios abiertos a la diferencia, habilitaron otras ideas acerca del valor e impulsaron diferentes maneras de producción y escucha. Sin embargo, entre tanta ida y vuelta, después de sintetizadores, samplers y otros expedientes de la ortopedia sonora, con monas vestidas de seda y sueños de exótica belleza recostados sobre tapetes de Occidente, los violines y su parentela estrecha gozan de prestigio difícil de superar. Así es como a la música de tradición popular le gusta escucharse entre las cuerdas; pero las cuerdas no siempre están dispuestas a comprender naturalezas distintas a la propia.
“Los que integramos SurdelSur somos músicos de formación clásica, como es natural en el caso de las cuerdas, incluso con experiencias en orquestas importantes como la Sinfónica Nacional, la Filarmónica de Buenos Aires, la Estable del Teatro Colón y Estable del Teatro Argentino de La Plata. Pero además cada uno de nosotros ha podido interesarse y desarrollar proyectos varios en el campo de la música popular. Eso es lo atractivo de esta propuesta y a partir de esa idea estamos logrando resultados interesantes”, advierte Rubino al comenzar la charla con PáginaI12. “Trabajamos mucho sobre la afinación, el empaste, el color del sonido, como exigen los instrumentos de cuerdas, pero también sobre los yeites interpretativos de cada estilo, sobre lo que no está escrito, lo que viene de la experiencia que no está escrita. Eso nos permite abordar un repertorio que está atravesado por el tango, el folklore y varias cosas más”, agrega el violinista, durante una década músico de la Orquesta Estable del Teatro Argentino de La Plata, además de integrante de la Orquesta El Arranque y el Nini Flores Quinteto, y actualmente parte del Diego Schissi Quinteto y primer violín e instructor de cuerdas de la Orquesta Escuela de Tango Emilio Balcarce.
Tras distintas formas de esa idea, Rubino formó e instruyó ensambles de cuerdas para numerosos artistas de distintas índoles, como Ute Lemper, Eruca Sativa, Benjamín Biolay, Nicolás Guerschberg y Nicolás Sorín, por ejemplo. “Desde hace tiempo que tengo oportunidad de trabajar armando grupos de cámara para grabar con distintos artistas, de ahí que la idea de impulsar un ensamble que con sentido artístico apunte a la música de tradición popular surgió casi de manera natural. Era como poner toda esa experiencia al servicio de un repertorio original”, asegura Rubino. Para dar vida a SurdelSur comenzó a trabajar a mediados del año pasado junto a Pablo Farhat, Natalia Cabello y Sara Ryan (violines), Scott Moore e Isabel Bugallo (violas), Karmen Rencar y Paula Pomeraniec (violoncello) y Juan Pablo Navarro (contrabajo). “Para poder ir más allá del espíritu de la música de cámara y ajustarnos a otras formas interpretativas, no siempre seguimos las jerarquías tradicionales que ordenan un ensamble. SurdelSur no tiene una formación fija, somos un grupo de instrumentistas de cuerdas que nos organizamos de acuerdo a las necesidades de cada concierto, y hasta diría de cada obra. La distribución de las partes entre primeros y segundos violines, violas, violoncellos y contrabajo, es una posibilidad entre tantas. Cada uno de nosotros tiene una parte real, digamos una misión que cumplir, así que por momentos SurdelSur resulta más cercano a un ensamble de solistas”, define Rubino.
A esa estrategia expresiva que otorga márgenes a la interpretación se ciñeron Schissi, Klein, Guinot, Plachta y Sued, compositores argentinos de estos tiempos, cuando compusieron obras originales para el concierto en la Usina del Arte. “La obras están pensadas en este concepto, cada intérprete tiene lo suyo para decir sobre lo que escribió el compositor”, dice el violinista y agrega: “Para este concierto le pedimos a Alan (Plachta) y Martín (Sued) obras en las que el ensamble interactúe con ellos como solistas. Estrenar obras de esta naturaleza abre otro horizonte expresivo y nuevas instancias de diálogo entre las partes, porque son composiciones actuales, cuya frescura está más allá de los géneros y respiran más por el lado de la música contemporánea. En noviembre estaremos tocando en el ciclo de música de cámara del Salón dorado del Teatro Colón y esa será otra historia: tocaremos un repertorio para piano y cuerdas, con obras especiales para esa ocasión. A eso me refiero cuando hablamos de versatilidad”.
Si entre músicos de talento, como en este caso, programar las dinámicas de los repertorios resulta de todas maneras un trabajo estimulante, que justifica la misión de una formación de estas características, en el orden práctico coordinar la actividad de varios músicos con variados compromisos laborales resulta por lo menos problemático. “Sin embargo acá estamos”, se alegra Rubino. “Pero si coordinar los horarios de un quinteto es un quilombo, en un ensamble que trabaja por las suyas, de manera independiente, sin depender ni recibir apoyo de nadie, el quilombo se multiplica. En este sentido es importante la tarea de Teresa Rodríguez, como nuestra coordinadora. Ella es una verdadera maestra en comunicarte los horarios más enredados con la mejor sonrisa”, agradece.