El hermano mayor de Santiago Maldonado elige la palabra “desilusión” para definir los últimos seis meses de su vida. “No fueron los mejores”, aclara Sergio, que apela a la ironía como una manera (más) de sobrellevar la tristeza, el cansancio y el equilibrio entre la persistencia en el reclamo por Verdad y Justicia en torno a la desaparición seguida de muerte de su hermano menor y el hartazgo de seguir hablando y hablando públicamente de lo mismo. Sergio, y con él el resto de su familia, sienten desilusión de los medios, de la Justicia, de la política. Y también, un poco, de lo que les reservó el destino a partir del 1 de agosto de 2017. “Santiago apareció muerto y no es lo que esperaba ni nada de lo que yo elegí ni hubiera elegido nunca jamás”, remarca, como si fuera necesario.
–Usted dijo que una de las cosas que había aprendido en este medio año de lucha era que a los organismos de derechos humanos había que defenderlos y multiplicarlos. ¿Qué otras cosas más aprendieron junto a su familia?
–Que nadie está exento de que le pase algo similar. Del amor y odio que despertó la desaparición de Santiago aprendimos la división que existe en la sociedad y lo ilógico de que un sector, por defender a un Gobierno, avale el accionar de las fuerzas de seguridad por encima de la vida de una persona. Aprendimos cómo desinforman y construyen noticias falsas los medios de comunicación. Pero sobre todo, lo injusta que es la Justicia.
–¿Por qué la define así?
–Porque se comporta de una manera muy lenta y porque es parcial. Por más de que le estés encima. No le importa la verdad. Responde a los intereses del Estado, nunca se pone del lado de la víctima ni busca imparcialidad. No se juega a sancionar ni tomar acciones que puedan involucrar a los poderosos cuando corresponde hacerlo. No-sotros pedimos imparcialidad y no la encontramos en la Justicia en ningún momento de estos seis meses. Desde un principio se comportó mal con nosotros y con todos los casos de violencia institucional.
–Primero la exigencia fue la aparición de Santiago. Desde que se encontró su cuerpo, la exigencia es “Verdad y Justicia”. ¿Qué implica eso?
–Nuestro principal reclamo es que se cuide la investigación, que debe ser transparente e independiente. Cuando apareció el cuerpo nosotros advertimos que la investigación estaba en peligro y los hechos lo demuestran. Pedimos por escrito que citen a testigos a declarar y lo hacen con retraso; pedimos que realicen peritajes y no lo hacen. El juez Gustavo Lleral fue designado con exclusividad a esta investigación, pero no está todos los días en Esquel. En enero hubo feria judicial... si a eso le sumamos las decisiones políticas que tomó el Gobierno después de octubre, menos dudas caben. Ascendió a gendarmes involucrados en los hechos, acusaron a los mapuches de falso testimonio en el marco de lo que dijeron sobre la desaparición de Santiago, algo que creemos que es para amedrentarlos y silenciarlos. Ayer hicieron otro allanamiento en la comunidad. Todo eso hace que la investigación corra peligro porque entendemos que le da un contexto de aval a las fuerzas de seguridad sin importar lo que hayan hecho.
–¿Por qué creen que el Gobierno busca cerrar la causa?
–Desde un principio quisieron proteger a la Gendarmería, desviar por cualquier modo posible la investigación. Primero dijeron que Santiago no había estado en el lugar, que la Gendarmería no tenía nada que ver, que no había entrado al lugar, que no habían llegado al río, que (el jefe de gabinete del Ministerio de Seguridad Pablo) Nocetti no había participado (del operativo). Todo eso se fue cayendo con el tiempo. Después los medios insistieron con mentiras para sacar a Gendarmería del medio. Cuando apareció el cuerpo, se agarraron de que no tenía ningún signo de violencia para decir que se había ahogado sin esperar los resultados de la autopsia. El día del velatorio de Santiago la Prefectura mata por la espalda a Rafael Nahuel (en el marco de otra represión a una comunidad mapuche). La estrategia en un caso y otro, en todos los de violencia institucional, es la misma: encubrir a la fuerza sin importar la verdad de lo ocurrido.
–Varios funcionarios del Gobierno denunciaron la “utilización” del caso políticamente. ¿Sintieron ustedes que el caso se usó?
–Quien utilizó más el caso fue el Gobierno. Durante 81 días solo mencionó a Santiago en un ascensor al pasar y ante Bono de U2 y ni bien se reconoce que es el cuerpo de Santiago automáticamente la llama a mi mamá para darle el pésame muy falsamente a 2 días de las elecciones mientras que el resto de partidos había suspendido las campañas. No la llamó más. Mintieron a la sociedad. Los organismos fueron una de las patas importantes en el reclamo de aparición con vida y ahora lo siguen con Verdad y Justicia junto a la gente, los referentes políticos y sindicales.