Ninguna botella vacía es igual a otra.
"No te preocupes por las compañeras, ya se van a acercar a saludar, sabían que estabas invitado a venir. Están resolviendo algo urgente", respondió el Mono Díaz a mi inquietud.
Varios sahumerios encendidos a lo largo del piso continuaban la calma derramándose de la música ambiental. ¿A qué tipo de relaciones de producción podía atribuirse el desconcierto que me cubría mientras sostenía mi copa mirando por el ventanal el río y la ciudad? Las fragancias y la melodía se acoplaban con las luces de dos monitores, otros destellos informáticos, el cablerío, los ventiladorcitos zumbando, las siluetas de las operadoras y los edificios de Rosario que se dejan ver desde Puerto Norte. Todo era una sorpresa deliciosa que no terminaba de cerrar. El espacio, la situación, la supervida del Mono y hasta yo mismo disfrutando un lugar en el que nunca había imaginado ser/estar.
‑-La imagen nunca es la realidad ‑dijo el Mono‑ Que no me "vean" más en las marchas del 24 ni en la cancha de Central, para nada significa un "abandono".
‑-No me vengas con esas chicanas canayas, ya tendremos tiempo para eso. Ahora explicame, ¿están seguros de que todo esto no es otra venta de humo, un negocio de los fabricantes de insumos informáticos? ¿Qué pasa si un día se cae internet?
‑-Son posibilidades dentro de otras posibilidades; justamente, el bitcoin no depende de la confianza. El capitalismo ya no es lo que era, los ideales que sustentaban al socialismo, tampoco. Si no asumimos nuestros propios errores nunca podremos revertir el fracaso. Estamos en medio de situaciones complicadas y tenemos que aprender a reflexionar sin pensamientos "únicos", dar indicios de la nueva sociedad entre lo falso y lo cierto. No podemos "rezar" conceptos filosóficos como si fueran las epístolas de San Pablo ¿Cuáles habrían sido las críticas de Marx a la URSS?
Le iba a responder cuando una de las chicas se acercó con una sonrisa. Al decir su nombre, continuó el tono caribeño que ya fluía en el ritmo de sus movimientos. Xiomara se sentó junto a nosotros, el Mono le sirvió la copa.
-‑Gracias, Monito. Ya está todo resuelto: no entran virus por las triangulaciones. Muy oportuno tu aporte para que aplicáramos Delaunay. Chicos, no pude dejar de escucharlos. Del montón de argumentos contra la criptomoneda, el más repetido es que no tiene respaldo; las tarjetas de crédito y el papel moneda tampoco lo tienen, son cuentos establecidos por el mercado. Los usuarios consumen y las ganancias monstruosas quedan en los bolsillos de pocas personas desconocidas ‑explicó Xiomara mientras se acercaban las otras chicas.
Hay momentos/energías que nunca pueden atraparse en un relato. O que no necesitan ser momificados en un texto. Aquella noche, mientras estábamos en ese instante, se encendió una luz titilante, sonó un timbre y las chicas fueron hacia el monitor de la cámara de seguridad.
-‑Es el chico de las pizzas, yo bajo, tengo efectivo ‑dijo Xiomara.
‑-Quedate tranquilo, ‑dijo el Mono‑ el pibe es de los nuestros. Que la circunstancia sea pizza, Rosario y bitcoin no es casualidad. La primera venta con bitcoin se hizo el 22 de mayo de 2010.
‑-Un día antes de que Central se fuera a la B. Por la gente, cada cosa en su lugar.
‑-Negro, vos siempre con tu humor pingüinal. Pero lo que no sabés ni nunca te ibas a imaginar, es que esas dos pizzas de 20 millones de dólares se vendieron acá, en Rosario.
‑-¡No me jodás, Mono, vos siempre con esas historias! Ahora vas a decirme que Satoshi Nakamoto es de Central.
‑Satoshi Nakamoto, no. Pero el pibe que le llevó las pizzas, sí. Aunque no se sabrá si era el japonés quien le recibió la pizza amasada por el nieto del gordo Battilana.
‑-¿El nieto del gordo Battilana? Mono, estamos en agosto de 2017...
‑ Sí, el bitcoin está cotizando a 4 mil dólares... Y por eso el nieto del gordo Battilana.
Xiomara regresó con las pizzas. Todos nos acercamos a la mesa, había hambre y nadie tuvo ganas de pronunciar la palabra bitcoin por un rato.
Al terminar, levantamos la mesa y lavamos los platos entre todos. Las chicas se fueron a otras habitaciones. El Mono Díaz socializó otra botella de Catena Zapata y terminó de contarme cómo el chico que llevó las pizzas convenció al supuesto Satoshi que le diera propina en bitcoins.
Aquella noche amanecimos charlando igual a cuando íbamos a preparar una materia caída en marzo en la mítica casa de Moreno 856 y nos íbamos un rato a sentarnos en un banco de la plaza San Martín, para despejarnos de los martirios de la Cattáneo y las derivadas.
Al salir me tropecé con los ojos de Xiomara y toda esa mujer alrededor.
El encanto indescifrable de lo incipiente en medio de la adolescencia tardía...
Gramatik ‑ JustJammin'.
Ninguna botella vacía es igual a otra.