Después del partido, la hinchada de San Lorenzo se quejó del mal arbitraje de Trucco y terminó insultando al presidente Macri.
A Silvio Trucco no lo quieren nada los hinchas de Boca. No se olvidan de un partido por la Sudamericana del 2014, cuando dejó pegar a los jugadores de River, les sacó varias amarillas pero ninguna roja, que era lo que algunos se merecían.
Tampoco lo quieren los memoriosos de San Lorenzo que recuerdan que expulsó muy mal a Caruzzo en un encuentro contra Godoy Cruz de hace dos años.
Pero no fue por los antecedentes que Trucco se llevó las protestas de todos al final del clásico de ayer en el Gasómetro. Los locales se quejaban de las dos expulsiones y fundamentalmente de la de Rojas; los de Boca decían sentirse robados porque sobre la hora el árbitro no cobró una clara falta de Pablo Díaz a Mas.
Trucco quedó como primera referencia de un partido que empezó lindo, tuvo bastante emoción en algunos pasajes, pero terminó enturbiado por los fallos y el consecuente malhumor generalizado.
El árbitro mostró buenas intenciones de darle continuidad al juego pasando por alto roces menores en la primera media hora, pero después pareció desbordado y cometió errores de peso.
1. No cobró un penal de Magallán a Coloccini en un corner.
2. Expulsó muy mal a Rojas en una jugada en la que trabó la pelota con Wilmar Barrios, y en la que pareció que el que fue con más virulencia fue el de Boca.
3. No cobró una clarísima infracción de Díaz a Mas en el borde del área (las repeticiones de la televisión parecen indicar que fue afuera). Le hizo un claro gesto a Mas para que se levantara. En realidad debió amonestarlo si creyó que había simulado.
En el primer tiempo, antes de la primera expulsión, los dos equipos se repartieron el dominio de la pelota, las llegadas y los goles (Botta a los 3 minutos desde afuera del área rebote en Jara y buen cabezazo de Tevez, a los 15, tras un centro de Jara). En el segundo, Boca tuvo más la pelota parecía que se iba a llevar por delante a su rival (pateó 7 corners en los primeros 10 minutos de esa etapa) pero terminó envuelto en la telaraña defensiva del rival y no tuvo pimienta ni sorpresa para traducir su dominio en jugadas de gol.
A Boca le cayó bien que Tevez, mientras estuvo entero, jugó como en los buenos tiempos; no le cayó mal el empate porque mantiene las distancias y le cayeron mal la lesión de Pérez y sus flaquezas en el juego defensivo aéreo.
A San Lorenzo le cayó bien el empate porque terminó con 9 y eso les permitió a los hinchas cantar una vez más “hijos nuestros, hijos nuestros”.