El nuevo monstruo mutante de Agustín Fernández Mallo, ganador de la 60° edición del premio Biblioteca Breve con Trilogía de la guerra, tiene tres cabezas. La primera es la de un escritor que viaja clandestinamente a la isla de San Simón, frente a la costa de Galicia, que durante la Guerra Civil fue un campo de concentración; la segunda es la del supuesto cuarto tripulante que habría formado parte de la expedición espacial del Apolo XI, que llegó a la luna; y la tercera es la de una mujer que recorre a pie la costa de Normandía para llegar a la playa donde murieron 100.000 hombres. “En la novela hay antropología, hay una reflexión sobre qué son los vivos y qué son los muertos, porque creo que los muertos no lo están nunca del todo, y tampoco los vivos lo estamos. Hay una interfase en la que nos comunicamos constantemente”, afirmó el autor de Proyecto Nocilla, una trilogía narrativa vanguardista que despliega una red de heterogéneas referencias contemporáneas, donde poesía, ciencia, historia y política se entremezclan constantemente.
Trilogía de la guerra es una novela “caleidoscópica, en su sentido más literal, el de la imagen que se descompone para formar otra” –como la define su autor, que la estuvo escribiendo durante cinco años–; una trama que se articula a través de tres historias a lo largo de 500 páginas. El mundo que retrata Fernández Mallo es, para la escritora Edurne Portela –miembro del jurado junto a los escritores Ricardo Menéndez Salmón y Pere Gimferrer, y la editora Elena Ramírez–, “absolutamente fascinante”. “La escritura de Fernández Mallo es plástica, urgente, mutante, tras darse cuenta de que ciertas formas de narrar ya no sirven para describir esta realidad de hoy, y por ello va a caladeros insólitos en las letras españolas, como la ciencia, la tecnología, la publicidad y el consumo. Esta novela es un precipitado de todo lo que ha hecho estos años”, agregó Menéndez Salmón. “Por estructura, tema y ambición es algo insólito en estas latitudes”, celebró Gimferrer.
Ramírez, editora de Seix Barral, citó a Thomas Pynchon y Michel Houellebecq como referencias de la novela premiada. Pero el ganador del Biblioteca Breve, tuvo en mente otros nombres. “Mis dos referencias básicas aquí han sido W.G. Sebald y David Lynch, como si en mi cabeza se hubieran unido para narrar este libro”, admitió Fernández Mallo y añadió dos referentes más: Salvador Dalí y el Federico García Lorca de Poeta en Nueva York. “Me interesan más las alegorías que las tramas. Mis novelas no pretenden maltratar al lector y mi prosa siempre es cristalina, aunque el sustrato sea complejo”, reconoció el autor de las novelas Nocilla Dream (2006), Nocilla Experience (2008) y Nocilla Lab (2009), que integran la trilogía del Proyecto Nocilla; y de la obra de “culto” El hacedor (de Borges) Remake, un libro-homenaje al escritor argentino que tuvo que ser retirado de las librerías españolas en 2011, después del acuerdo al que llegaron María Kodama y Alfaguara.
En el libro primero de la Trilogía de la guerra, Fernández Mallo apela a su propia experiencia en la isla gallega de San Simón, un lugar que solo se puede visitar con permiso oficial, que históricamente fue refugio de piratas, tuvo un hospital donde se trataban enfermedades infecciosas y más tarde fue un campo de concentración durante la Guerra Civil. A ese lugar llega un escritor persiguiendo los fantasmas que allí percibe, entre los que se cuentan los espectros de Dalí y de Lorca en el Central Park neoyorquino. El libro segundo, titulado Mickey Mouse ha crecido y ahora es una vaca, un verso que tomó prestado de “Life of Mars” de David Bowie, está narrado por Kurt, el astronauta que habría acompañado a la luna a Neil Amstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins. “Kurt –aclaró el escritor– es el hombre que hizo las fotos de la llegada a la Luna y si no salió en ninguna de ellas es precisamente porque era quien manejaba la cámara. Es un personaje muy conservador y hoy podría haber votado perfectamente a Donald Trump”. La tercera historia, titulada Normandía (Los amos de la noche), es una reflexión sobre Europa, “el primer estado posmoderno, porque se ha creado sin violencia y a partir de armas como la publicidad y la seducción”, opinó Fernández Mallo (La Coruña, 1967), licenciado en Ciencias Físicas que integra el grupo de música Frida Laponia junto con Juan Feliú, y que hasta 2011 trabajó como físico en el diseño del tratamiento de cáncer con radioterapia.
El hilo secreto que amalgama las tres historias es la vinculación de los vivos con los muertos. Para Fernández Mallo escribir implica recorrer ese camino: “Podría decirse que solo la muerte pasa la vida a limpio y los escritores fingimos la muerte para pasar la vida a limpio”.