El papa Francisco y el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, coincidieron ayer en el Vaticano en la necesidad de “respetar” el estatus de Jerusalén, ante el anuncio de Estados Unidos de trasladar a esa ciudad su embajada en Israel, en contra del consenso internacional.
Los dos jefes de Estado se refirieron “particularmente al estatus de Jerusalén, evidenciando la necesidad de promover la paz y la estabilidad en la región” en una reunión privada de 50 minutos en la biblioteca del palacio apostólico,aseguró un comunicado del Vaticano difundido después del encuentro. Para ese fin, y en el marco de la primera visita de un mandatario turco al Vaticano desde 1959, Jorge Bergoglio y Erdogan pidieron “diálogo y negociación, en el respeto de los derechos humanos y la legalidad internacional”.
En las conversaciones, de acuerdo a la Santa Sede, estuvo también presente “la condición de la comunidad católica, y el esfuerzo de acogida de numerosos refugiados”. Según Cáritas, Turquía es el país que acoge más desplazados del mundo, en su mayoría sirios.
Roma está blindada por la presencia de Erdogan, quien pasó casi tres horas en el Vaticano, donde también encontró al secretario de Estado Pietro Parolin y luego visitó de manera privada la Basílica de San Pedro. Mientras tanto, a menos de un kilómetro del Vaticano, casi un centenar de personas se manifestaron en contra de su visita y a favor de la causa kurda, con una concentración frente al Castel Sant’Angelo, en la ribera del río Tíber.
La protesta terminó con enfrentamientos aislados con la policía y un manifestante herido cuando el líder turco ya había dejado la zona. La problemática de los kurdos no es menor para la Santa Sede, que, según fuentes diplomáticas, está “preocupada” por la campaña bélica denominada “Ramo de Olivo” que ha lanzado Ankara contra esa minoría.
Ya durante su visita a Turquía en 2014, Francisco le había dicho en público a Erdogan que si bien “es lícito frenar al agresor injusto” debe hacerse “siempre en el respeto del derecho internacional”, aclarando que no se puede dar “solo la respuesta militar”.
Entre los temas estuvieron también, según fuentes vaticanas, la situación de Siria, desde donde según los cálculos de la Santa Sede más de 1,5 millones de personas han escapado de la guerra hacia Turquía. En ese sentido, el comunicado del Vaticano mencionó “los desafíos” de la política de acogida de migrantes.
Tras la reunión, el pontífice le entregó al mandatario un medallón que representa “un ángel de la paz estrangulando al demonio de la guerra”, según le explicó Francisco durante el intercambio de regalos. “Es el símbolo de un mundo basado en la paz y la Justicia”, le dijo Bergoglio al mandatario turco.
Antes de llegar a Roma, Erdogan había asegurado que el tema “principal” de la reunión sería “el estatus de Jerusalén” después de que Estados Unidos anunciara en diciembre pasado la decisión de trasladar allí su embajada en contra de las resoluciones internacionales.
De hecho, la visita de Erdogan se gestó luego de dos llamadas telefónicas que ambos intercambiaron a fines de 2017 para expresar sus posiciones comunes en cuanto al estatus de la ciudad en la que conviven judíos, católicos y musulmanes.
El día en que Holanda retiró su embajador de Ankara por considerar que los “diálogos a varios niveles” entre los dos países no han dado “una prospectiva de normalización de las relaciones bilaetrales”, la visita le dio aire de renovación a una relación con el Vaticano que había atravesado momentos de tensión en los primeros años de pontificado de Jorge Bergoglio.
“Gracias por el interés”, fueron en ese sentido las primeras palabras de Erdogan apenas estrechó la mano de Francisco en la sala del Tronetto, vecina a la biblioteca.
Si bien ambos líderes mantuvieron contactos en los últimos tiempos luego de la visita del Papa a Turquía en 2014, Erdogan retiró durante más de un año a su embajador en el Vaticano entre 2015 y 2016 luego de que Francisco calificara como “genocidio” la matanza de armenios a inicios del siglo XX que Turquía rechaza.
Antes, a pocos meses de haber asumido como Papa, la cancillería turca había emitido un comunicado criticando las “expresiones que reflejan las opiniones unilaterales de los armenios con respecto a los acontecimientos de 1915” por parte de Francisco, tras recibir a una delegación de la Iglesia Católica Armenia del Líbano.