La jornada de hoy podrá ser considerada como un pequeño muestrario de la fractura que vive la CGT. Por un lado, Pablo Moyano reunirá al mediodía a los gremios que lo acompañarán en la marcha del 22 con la intención de ajustar su organización y mostrar el potencial poderío de este sector. Por otro parte, Héctor Daer (sanidad), que se cruzó duro con los otros triunviros por rechazar la marcha, se encontrará durante la tarde con gordos e independientes para delinear una política de alianzas para no perder la posibilidad de disputar el control de la futura CGT. En este conflictivo escenario, la existencia de una sola central obrera es prácticamente una quimera.

Los camioneros aseguran que a su sede llegarán todos los gremios que estuvieron en la reunión del consejo directivo de la CGT de la semana pasada y donde se votó la adhesión a la marcha. Es más que improbable que alguien tome asistencia para corroborar ese dato pero será utilizado por sus adversarios para sostener que Moyano ya no es lo que alguna vez fue. Sin embargo, ese encuentro les permitirá a los camioneros vislumbrar lo que puede llegar a ser la movilización cuyo resultado les servirá para saber si tienen resto como pelear por la conducción de ésta u otra CGT. Por caso, Hugo Moyano reconoció ayer que existe la posibilidad de que exista más de una central obrera.

En ese sentido, durante la tarde de hoy los gordos e independientes también se encontrarán en la sede del gremio de Sanidad ubicado en el barrio porteño de Boedo. Allí Daer recibirá, justo a Carlos West Ocampo, a Armando Cavalieri (comercio) y los independientes Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (construcción) y José Luis Lingeri (Obras Sanitarias). También estarán en el encuentro Rodolfo Daer (alimentación) y Carlos Sueiro (aduana). Este grupo no sólo mostrará una vez más su distancia con la estrategia de los otros triunviros, Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña que responden a las órdenes de Moyano y Luis Barrionuevo, sino que además tienen la obligación de revisar su política de alianzas. Saben que como grupo son necesarios para cualquier armado que pretenda conducir la CGT pero no ignoran que aislados no les alcanza para sentarse en una secretaría general de una CGT unificada o una paralela y mucho menos para incidir en negociaciones con el gobierno. Los gordos e independientes mantienen históricas diferencias con el moyanismo que el formato de conducción tripartita no sirvió para disolverlas o postergarlas. 

Ahora, con la fractura más que expuesta, los gordos tendieron canales de comunicación (y negociación) con los otros sectores que existen en la CGT pero que no integran el Consejo Directivo como es el caso del MASA que hoy vive un proceso de crisis ya que dos de sus hombres fuertes, Sergio Sasia (Unión Ferroviaria) y Guillermo Moser (Luz y Fuerza), mantienen distancia luego de que el líder de los taxistas se ausentara durante el paro del 18 de diciembre. Pero Viviani también reunirá hoy a los propios ya no puede quedar aislado de las negociaciones que existen por estos días.

Ayer, tanto Sasia como el metalúrgico Antonio Caló aseguraron por separado que no serán parte de la marcha convocada por Camioneros por considerar que responde a un reclamo sectorial. Pero ambos trabajan en un armado para competir por la conducción de una CGT unificada. En ese sentido ayer afirmó que “hay que dejar los personalismos de lado, creo que hay que priorizar las coincidencias por sobre las diferencias, tener autocrítica y apostar a un factor convocante que tiene que ser el debate de un proyecto con propuestas”. Una frase que si bien es común en sus discursos y conversaciones calza perfecto para un candidato a secretario general tal como lo desea un amplio espectro de gremios en donde además de la UOM militan dirigentes como Víctor Santa María (encargados de edificio), Carlos Ortega (Anses), Pablo Biró (pilotos-APLA), Noé Ruiz (modelos), Omar Plaini (canillitas) y Sergio Romero (UDA), entre otros. Este sector quiere evitar caer en el conflicto que existe entre camioneros y gordos e independientes. Es por ello que por ahora decidieron bajar el perfil, esperar la marcha del 22 y luego sí avanzar hacia un congreso que defina el destino de la CGT.