Independiente se quedó con las ganas de hilvanar su tercer triunfo consecutivo y perdió 1-0 ante Banfield, con gol del recién ingresado Cobo, lo que desató fastidio en la hinchada roja. Durante los 90 minutos, el visitante se mostró más ambicioso y terminó siendo un justo ganador. Una hora antes del inicio del encuentro, el club de Avellaneda estrenó la tribuna Cordero baja y habilitó así todo el Libertadores de América, en un colorido acto con espectáculos musicales y en el que se repartieron algunos souvenirs con el logo “Gestión Moyano, sueño realizado”. También participaron de la inauguración glorias como Ricardo Bochini, Miguel Angel Santoro y Rubén Galván. Pero la fiesta al final se empañó.

En la previa entre dos equipos en franco ascenso, el partido asomaba interesante. Ante un estadio colmado en un 80 por ciento de su capacidad, el inicio del partido mostró a Banfield más prolijo, acaso ayudado por la defensa roja y su recurso recurrente de salir jugando desde atrás, transformando en temerarias muchas acciones del arquero Campaña. Pero la única jugada de riesgo llegó recién a la media hora de juego con un gol anulado a Vera por posición adelantada. De inmediato, un peligroso tiro libre de Sperduti en la puerta del área fue enviado al corner por Campaña. Sobre el final de la primera etapa, un arresto individual de Silva terminó en las manos de Campaña.

En el complemento entró el chico Barco y la hinchada roja se llenó de ilusión. Pero el Taladro salió más decidido y de la mano del tándem Erviti-Bertolo complicaba al fondo de Independiente. En el local, el ingreso de Denis no gravitó. Hasta que Falcioni puso a Cobo y a dos minutos de ingresar su gol en el epílogo dejó escolta del campeonato a Banfield, como para encarar el receso de verano con tranquilidad. Por el contrario, la caldera en Avellaneda reventó por los aires, echó por tierra las celebraciones previas y la parcialidad local despidió al equipo de Gabriel Milito al grito de “la camiseta del Rojo se tiene que transpirar”.