La Unión Industrial Argentina elaboró un documento que contiene 14 exigencias al Gobierno con motivo del sprint final de las negociaciones entre el Mercosur y la Unión Europea. El trabajo surge como respuesta a un encuentro entre algunos referentes de la entidad fabril y un grupo de funcionarios liderados por el secretario de Comercio, Miguel Braun. En ese convite, Braun confirmó que la firma del acuerdo está al caer y que el Gobierno lo concibe como la mejor carta de presentación ante “el mundo”, lo que permitiría atraer inversiones bajo un esquema que profundiza la liberalización económica. Los industriales respondieron con una amplia lista de advertencias sobre el impacto de la medida. La Unión Europea (UE) dio una señal que en la visión de Argentina y Brasil es un avance para el cierre del acuerdo: elevó hasta 99 mil toneladas la cuota anual de carne que puede ingresar sin aranceles, lo que equivale a 194 gramos de carne sudamericana por europeo, algo así como un par de empanadas por año.
La UIA hace equilibrio entre no dejar de ser simpática ante el Gobierno y la necesidad de responder por sus asociados en una materia tan sensible como es la liberalización de prácticamente todo el universo arancelario en el comercio con Europa. Por eso elaboró un programa de catorce puntos que, en parte, se reproduce en esta nota. La dirigencia de la entidad fabril también se lo presentó a legisladores, ya que la ratificación final del acuerdo estará en manos del Parlamento de cada país.
De entrada, el informe industrial plantea la necesidad de que los países del Mercosur reciban un trato “especial y diferenciado” ya que es una región “de visible menor desarrollo relativo”. El segundo punto se conecta con el anterior y tiene que ver con la “extensión del período de desgravación arancelaria de las canastas de bienes”. La UIA advierte “insuficiencia en la oferta europea en carne, etanol y un amplio listado de bienes” y aclara que eso debe ir acompañado por nuevas reglas regionales que limiten el proteccionismo europeo, ya que la mera presentación de las ofertas no implican (ni de cerca) que se puedan concretar exportaciones. A la vez, piden “la incorporación de algún mecanismo que permita neutralizar los efectos de los subsidios europeos en materia de competencia desleal”.
En el pliego de condiciones que quiere imponer la UIA está la inclusión de una cláusula de industria naciente: “teniendo en cuenta que la UE es una de las regiones más industrializadas del mundo, se hace necesaria la habilitación de cláusulas que permitan a los países del Mercosur suspender o elevar temporariamente las preferencias arancelarias para proteger las industrias nacientes, estratégicas y/o en proceso de reestructuración”. Por otro lado, la UIA pide que la Argentina pueda mantener las licencias de importación, a contramano de la exigencia de la UE de eliminar todas las medidas de control del comercio.
“Para los empresarios argentinos es muy importante que el gobierno negocie la aplicación de normas de origen estrictas en el marco del acuerdo, que aseguren un alto contenido regional y que eviten la triangulación y la competencia desleal con productos supuestamente europeos pero que, en realidad, fueron elaborados en otros países de bajo costo”, es otro punto del informe de la UIA. En el caso de los servicios, los industriales dicen que “Argentina no debe realizar concesiones adicionales y mucho menos en el caso de los servicios públicos”.
Un capítulo central de la negociación es el de compras públicas. “La UE solicita a los países del Mercosur un grado de apertura inusitado de sus mercados de compras y contrataciones públicas, que elimina toda posibilidad de utilizar el poder de compra del Estado como herramienta para el desarrollo nacional”, describe la UIA y pide que los europeos no se beneficien del “trato nacional” y que se reserve mercado a las pymes. Por último, la UIA también advierte el impacto negativo que tendrían los cambios que quieren los europeos en materia de patentes.