Pese a los problemas técnicos y legales que aglutinó en menos de dos semanas de existencia, la low cost Flybondi consiguió ayer aprobación por parte de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) para sumar su segundo avión. Se trata de un Boeing 737-800 con la misma configuración de su única unidad operativa hasta el momento, la cual en su vuelo inaugural debió volver a pista por un desperfecto técnico en el motor y que en su viaje de Bariloche a Córdoba dejó las valijas de los pasajeros por excederse en el peso requerido para su despegue. El organismo regulador que conduce Tomás Insausti, quien reemplazó a principio de año a Juan Pedro Irigoin, otorgó el certificado de aeronavegabilidad (CA) al segundo avión de Flybondi, que establece que la aeronave se encuentra técnica y legalmente en condiciones de volar. La empresa tiene previsto salir mañana con el primer vuelo desde El Palomar, con destino al aeropuerto de Córdoba, aunque todavía están judicializadas las obras en esa terminal por riesgo operacional y medioambiental.
Este fin de semana la empresa propiedad de Richard Gluzman, ex socio del vicejefe de Gabinete, Mario Quintana, en el fondo Pegasus, volvió a ser noticia por un papelón operativo. La low cost Flybondi partió el sábado desde Bariloche con destino a Córdoba, pero los pasajeros se enteraron minutos antes de aterrizar que su equipaje despachado no había sido subido al avión y que sería transportado en camión, debido a que sobrepasaba la capacidad de carga para realizar el despegue en altura. La empresa culpó a las condiciones climáticas en el aeropuerto de Bariloche al momento de despegar, donde se registró una temperatura que rondó 30 grados, habitual en esta época vacacional del año.
El 26 de enero, en un vuelo de prueba desde Córdoba, el avión debió volver a base a los pocos minutos de despegar por problemas en un motor. El CEO de la compañía, Julian Cook, aseguró que el avión “no había tomado buena velocidad” y “se tomó la decisión de volver a aterrizar”. “Ni siquiera fue una falla al cien por ciento. Fue algo intermitente”, justificó el empresario durante una entrevista en la que reconoció que la antigüedad de la aeronave es de 12 años (es de 2006), pese a que la clave del negocio low cost es utilizar unidades nuevas para reducir los costos de mantenimiento y operativos. En el viaje Bariloche-Córdoba quedó además revelada otra situación: los aviones cuentan con una configuración de asientos y motores de menor potencia, que complican los despegues en aeropuertos en zona de altura.
Una unidad con las mismas características sumó la empresa ayer y fue autorizado por la ANAC. Según aseguró el organismo, en el proceso de inspección se llevaron a cabo pruebas y ensayos operacionales y se examinaron los registros de mantenimiento correspondientes, realizando verificaciones cruzadas sobre la aeronave, sus sistemas y componentes instalados. “Los inspectores de la ANAC verificaron que la aeronave cumple con los requisitos adecuados, y se encuentra en condición de vuelo seguro”, señaló la empresa.
Por su parte, la empresa planea comenzar mañana sus vuelos desde la base aerocomercial de El Palomar, pero la construcción y habilitación de esa terminal continúa judicializada. El amparo del colectivo StopFlybondi, aprobado y luego desestimado por la jueza de San Martín, Martina Forns, fue apelado ante la Cámara de San Martín. Se suma la presentación de la abogada ambientalista Claudia Sambro Merlo por “graves incumplimientos” de normativas ambientales y ausencia de Plan de Evacuación de Emergencia.
La compañía inició vuelos comerciales en el país y tiene 16 rutas programadas: desde Córdoba hacia Iguazú, Bariloche y Mendoza; desde Mendoza hacia Bariloche e Iguazú; y desde El Palomar hacia Córdoba, Bariloche, Neuquén, Tucumán, Corrientes, Mendoza, Jujuy, Posadas, Bahía Blanca, Salta y Santiago del Estero. En muchos casos, estas y otras rutas que fueron adjudicadas a las low cost compiten con destinos que ofrece Aerolíneas Argentinas. También hay quejas del sector transportista por tierra por competencia desleal. Desde la Fundación Flechabus aseguran que en la última década, pese al incremento en la competencia, el transporte por carretera es el medio público más utilizado, con más de 36 millones de pasajeros transportados al año. Pero el ingreso de las low cost amenaza el negocio de este segmento.