Un atentado golpeó ayer por segunda vez en una semana a Turquía, en la ciudad de Kayseri, donde al menos 13 personas murieron y 56 resultaron heridas. La mayoría de ellas eran militares que viajaban a bordo de un transporte civil cuando un coche bomba estalló a su lado. El gobierno turco acusó al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y anunció que siete personas fueron detenidas, mientras están tras la huella de otras cinco, entre ellas, el presunto autor material del ataque.
“En un ataque perpetrado con un coche bomba a las 8.45 (las 3.45 de Argentina) del sábado contra un vehículo que transportaba a soldados rasos y sargentos, murieron 13 de nuestros efectivos y 56 resultaron heridos”, informaron las Fuerzas Armadas en un comunicado difundido en su página web. La nota agregó que la cifra de muertos hace referencia a los militares, pero que en el vehículo también viajaban civiles. Asimismo, añadió que los heridos, 12 de ellos de gravedad, fueron trasladados de inmediato a hospitales de la zona y lamentó: “En este abominable atentado también pueden haber quedado heridos ciudadanos civiles”.
Las autoridades turcas explicaron que el micro, un transporte urbano civil, fue atacado durante una parada cerca del campus universitario de Erciyes, en una avenida en la que hay un complejo de cuarteles militares. El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, acusó a grupos rebeldes kurdos de estar detrás de los atentados. “Queda totalmente claro el objetivo esencial de la organización terrorista separatista y de sus tácticas y los blancos de sus ataques: es bloquear Turquía, meterle palos entre las ruedas, dispersar su fuerza y energía”, denunció el jefe del Estado.
Las autoridades turcas definen como “organización terrorista separatista” a la guerrilla kurda del PKK, calificada también como “terrorista” por la Unión Europea (UE) y Estados Unidos. “Cuando ya nos había destrozado el corazón el incidente del pasado sábado por la noche en Besiktas, Estambul, este atentado con bomba en Kayseri aumenta nuestro dolor aun más”, lamentó el líder turco en referencia al atentado que la semana pasada dejó 44 muertos. Dicho ataque fue reivindicado por el grupo radical Halcones de la Libertad del Kurdistán (TAK), una escisión del PKK.
Erdogan subrayó que el objetivo de los ataques son los 79 millones de ciudadanos y llamó a la población a luchar todos juntos con decisión contra “esas organizaciones terroristas”. Previamente, el viceprimer ministro turco, Veysi Kaynak, también había hecho referencia al atentado de la semana pasada en el estadio de fútbol de Besiktas. Asimismo, el vicepresidente Numan Kurtulmus, aseguró que el tipo de explosivo utilizado en el ataque en Kayseri es parecido al del atentado del sábado pasado en Estambul.
Rusia y Alemania fueron los primeros países en solidarizarse con Turquía. “Estoy seguro de que la respuesta ante este tipo de ataques criminales debe ser una lucha más decidida contra los grupos extremistas”, señaló Putin, quien subrayó su intención de profundizar la cooperación con Turquía en el ámbito antiterrorista. Putin y Erdogan limaron asperezas el pasado 9 de agosto tras más de medio año de estancamiento en sus relaciones por el derribo de un avión de guerra ruso por un caza turco en la frontera con Siria. Rusia y Turquía intervienen en la guerra en Siria aunque en bandos contrarios: mientras Moscú apoya al Ejército Árabe Siria, Ankara apoya a las milicias islamistas que tratan de derrocar al presidente Bashar al Assad.
Por su parte, el ministerio de Relaciones Exteriores germano condenó ayer con la máxima dureza lo que calificó de “nuevo y brutal ataque terrorista”. “Nada justifica esta violencia pérfida”, prosigue el texto, en que se expresan las condolencias a los familiares y allegados de las víctimas y se ratifica que Alemania está del lado de Turquía en el dolor.
En tanto, el prokurdo Partido Democrático de los Pueblos (HDP) condenó rotundamente el atentado de Kayseri, como ya hizo la semana pasada con el de Estambul. El gobierno turco considera al HDP, el tercer partido del Parlamento, como el brazo político del PKK, y en las últimas semanas detuvo a cientos de sus miembros, entre ellos diputados y a sus máximos dirigentes. Ayer, una sede del HDP fue asaltada en Kayseri por un grupo que destrozó y quemó el mobiliario y desplegó una enorme bandera de Turquía.