Buscando tener un discurso que supere el hecho político que significa la movilización de los camioneros, los gordos e independientes de la CGT aseguraron ayer que si bien son solidarios con el reclamo “sectorial” de Hugo Moyano, lo importante para ellos es “respetar la institucionalidad” y mantener la unidad de la central obrera. En ese sentido, Héctor Daer aseguró que habrá que esperar que pase la marcha para saber si se puede evitar la fractura o, por el contrario, s tendrá que resolver en un congreso de la central obrera. En ese sentido, está claro que el encuentro le sirvió al triunviro para comenzar a reunir fuerzas con vista a la futura disputa por la conducción de la CGT.
Daer buscó primero dejar en claro que este grupo si bien es solidario con el reclamo de los camioneros, en ningún momento se planteó participar de la marcha porque responde “a una agenda determinada” del sindicato que conduce Moyano y, de paso, exhortó a “mantener la institucionalidad y la unidad” de la central obrera. En todo momento el dirigente buscó priorizar la necesidad de evitar la fractura de la CGT. Señaló que desde su sector se “continuará generando consensos y, de seguro, esa posibilidad se reencauzará luego de la marcha del 21” pero advirtió que si no se puede lograr “esa síntesis” entonces dijo que se debería convocar “a un Congreso que elija en su momento un liderazgo con capacidad de sostener y generar una síntesis de la opinión de todos los gremios”.
En todo momento Daer intentó no responder a la acusación de “carnero” que le dispensaran sus colegas del triunvirato: “Las cosas personales hay que dejarlas de lado, hay que tener una visión colectiva del movimiento obrero”, dijo pero luego no aguantó y cuando se retiraba lanzó: “Miren que yo no voté a Macri. No sé si otros pueden decir lo mismo”.
El titular de Sanidad presidió el encuentro del que participaron José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Gerardo Martínez (Uocra), Andrés Rodríguez (UPCN), Armando Cavalieri (comercio), Angel Bacigalupo (encargados de edificios), Noé Ruiz (modelos), Rodolfo Daer (alimentación), Carlos Sueiro (aduana); Héctor Laplace (mineros) y representantes de la Unión de Docentes Argentinos (UDA) y supervisores de la industria metalmecánica (Asimra). Daer aseguró que Roberto Fernández de UTA estuvo presente a través de una comunicación telefónica ya que no pudo participar. Para los gordos es importante este acercamiento con el colectivero, sobre todo si se tiene en cuenta que durante el paro del 18 de diciembre Fernández terminó boicoteándolo. Pero las condiciones cambiaron y esos detalles parecen haber sido guardados para otra ocasión.
El encuentro duró algo más de dos horas e incluyó un momento de tensión cuando se cortó la luz. Ocurrió cuando Cavalieri llegaba en el ascensor y la puerta se trabó cuando se estaba abriendo. El “gitano”, como lo apodan, no tuvo que esperar mucho porque comenzó a funcionar el grupo electrógeno que tiene la federación.
La disputa entre los sectores tiene un costado curioso ya que como si se tratase de una pelea en un comité radical cada grupo avala sus decisiones a partir de la cantidad de miembros del consejo directivo que participan en sus reuniones. Por ejemplo, la semana pasada cuando los triunviros Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña reunieron al consejo para adherir a la marcha juraron que habían conseguido el aval de 27 de sus integrantes sobre un total de 35. Pero ayer Daer aseguró que convocó a 13 más UTA que lo hizo a través del teléfono. La suma da cuarenta pero claro, ambos sectores repiten nombres. El más importante de todos, por el peso que tiene el gremio, es el titular de La Fraternidad. En rigor, en aquella reunión del consejo directivo el ferroviario envió a un dirigente de tercera línea pero ayer estuvo de cuerpo presente en la sede que el gremio de Sanidad posee en el barrio porteño de Boedo. Algo similar ocurre con los representas de los encargados de edificios y los docentes de UDA. En todo caso, la pelea por los adherentes expresa el grado de negociaciones que existe con miras a lo que puede ser el futuro de la conducción de una CGT única o tal vez dos y quizá tres.