La cuenta regresiva está marchando, cada vez a mayor velocidad. Ayer, 8 de febrero, en todo el mundo hubo acciones para lanzar el mes de sublevación antipatriarcal, que culminará con el Paro Internacional de mujeres, trans, lesbianas y de todas las identidades feminizadas. Las articulaciones internacionales, como la Internacional Feminista, están en plena tarea. En Paraguay hubo un lanzamiento frente al Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, haciendo un llamado al Paro de quince minutos en todos los lugares de trabajo y las casas. En Brasil, distintas ciudades –y no sólo las más grandes– hicieron su propio lanzamiento, con un fuerte contenido anticapitalista, antirracista y antipatriarcal, y cuatro consignas: por la legalización del aborto, contra las violencias hacia las mujeres, contra el racismo y contra la reforma previsional impulsada por el gobierno golpista de Michel Temer. La ebullición llega a las reuniones con las centrales sindicales: en Uruguay, la articulación de mujeres le pidió al Plenario Intersindical de Trabajadores-Convención Nacional de Trabajadores (PIT-CNT) que realice un paro por 24 horas, pero no han logrado su cometido. El 28 de febrero habrá una importante reunión de la mesa representativa ampliada, y allí se esperan las definiciones.
En cada país, la lucha tiene un matiz particular, que se suma a las consignas globales. En Brasil, que es como un continente por su tamaño y diversidad, aún no está formado el grupo Parada Brasileira de Mulheres, que se activará la semana próxima, pero bullen las diferentes articulaciones en todo el país, en cada región y en cada ciudad. “Tenemos contextos muy diferentes. Entonces, la articulación nacional se está dando de una forma más flexible, tenemos mujeres de distintas colectivas y regiones del país que se están articulando y nos llegan noticias de lo que se está haciendo y organizando”, afirma Analba Brazao Teixeira, de Recife, de la Articulación de Mujeres Brasileñas. “En algunos lugares y en algunos estados de Brasil se está negociando, es una construcción difícil por el tamaño de Brasil, por la cantidad de movimientos, por las diversidades, y todavía más por el momento político que estamos viviendo. Nuestra democracia está siendo destruida, y el movimiento de mujeres y feminista está atento a eso. El 8 de marzo es también para impulsar esa lucha, fortalecerla, es un momento de mucha resistencia”, afirma Analba, cuya organización forma parte de la Internacional Feminista.
Las luchas centrales están formuladas, pero también tienen ejes particulares en cada región. “Tenemos varias luchas de acuerdo con el contexto de cada lugar, por la vivienda, en defensa del agua y las tierras, porque como acostumbramos a decir, el contexto es soberano. La lucha es sobre lo que está apretando el pie en los zapatos de las mujeres en cada lugar, ahí focalizamos, y si las podemos organizar bien, todas estas luchas tienen que ver con la lucha contra el sistema, que es antirracista, anticapitalista y antipatriarcal”, agregó Analba, quien auguró que en muchísimas ciudades de Brasil el paro será fuerte este 8 de marzo, no sólo en las más grandes. Las comunidades indígenas y campesinas también tendrán a sus mujeres en huelga.
En Paraguay, el 8F fue con intervenciones artísticas de denuncia “de las miles de formas en la que estamos siendo avasalladas en nuestros derechos como mujeres trabajadoras”, cuenta Mónica Encina Gaona, de Lesvos. “Convocamos a todas las mujeres paraguayas, trabajadoras, campesinas, indígenas, deportistas, artistas, investigadoras, docentes, profesionales, estudiantes, periodistas, comunicadoras, publicistas, trabajadoras sociales, profesionales de la salud, trabajadoras domésticas, mujeres que se dedican a las tareas de cuidado en el hogar, comerciantes, jefas y gerentes, del sector público, el sector privado y el sector informal, a realizar un paro de 15 minutos para que se sienta nuestra fuerza e inmensa participación en la economía de todos los países, regiones y sociedades del mundo”, dice la convocatoria que lanzaron ayer mismo. “Esta es una revolución feminista. Convocamos especialmente a los sindicatos a unirse a este paro de escala mundial que reivindica el fin de la precarización de la vida de las mujeres”, agregan, con algunas consignas locales, como “Paramos por las criaditas: Ni una Carolina MÁS”. Carolina Marín era una niña de 14 años, que fue asesinada en enero de 2016 por su explotador. Las niñas que trabajan como “criaditas” son unas 47.000, nenas de 5 a 14 años que trabajan en casas de sus “patrones” en Paraguay. Allí también paran porque “2017 cerró con más de 50 feminicidios y en lo que va del año ya son 6 las víctimas en territorio nacional y 1 en el extranjero, sumando 7 las paraguayas asesinadas por su condición de ser mujeres”.
En Uruguay, las reuniones tienen distintos ejes. Uno de ellos es la articulación con la central sindical. “Formo parte de un colectivo feminista bastante nuevo en Uruguay, que se llama Encuentro de Feministas Diversas. Como tal, estamos asistiendo a las distintas asamblea, tratando de aportar para lograr una movida aún más grande que la del año pasado, que nos sorprendió mucho”, expresa Romina Machado. El año pasado, hubo 300.000 personas en la manifestación del 8M en Montevideo. Aunque es su primer paro como feminista organizada, Romina forma parte de las reuniones. “El año pasado el PIT CNT decretó un paro parcial también pero daba libertad a los sindicatos. Y algunos sindicatos realizaron paro de 24 horas, con distintas modalidades”, toma como referencia para la instancia crucial del 28 de febrero. “Estamos muy emocionadas con todo este movimiento que vemos desde la Internacional para este 8M. Juntas somos poderosas y se está demostrando”, dice Romina.
En Argentina, convencidas de que “las organizaciones sindicales tienen una deuda pendiente con las mujeres trabajadoras: la de cuestionar realmente sus estructuras conservadoras y jerarquizantes para animarse a repensar la herramienta gremial desde una lógica no patriarcal”, se traman articulaciones con las distintas centrales sindicales para lograr que el 8M el paro de las mujeres, lesbianas, trans y otras identidades feminizadas tenga contundencia.