¡Las caras inventadas!
¡A la hoguera el maquillaje!
Me acuerdo de mi mamá que vivía maquillada. Cuando se sacaba la pintura era como si dejara de ser ella. Sus pestañas largas desaparecían, sus labios rojos y sus pómulos brillantes. El carruaje se convertía en calabaza. Sin entrar en el tema del brushing que se hacía y me hacía –¡Qué tortura!–. Es que su identidad era maquillada. Era más tiempo con eso que se dibujaba en la cara cada mañana que sin. Como cuando ves a las estreYas de la tele sin maquillaje… No son ellas.
A mí no me pasa pero me pesa. Sé que estaría más linda con maquillaje, “corregida”.
Pero momento, ¿Más linda según quién? ¿Qué es lo que hay que corregir?
Lo único seguro es que la próxima vez que me ofrezcan un corrector saco el encendedor.
*Actriz, dramaturga y directora, hace 4 años presenta Como si pasara un tren, de su autoría y dirección, en el Camarín de las Musas.