El 4 de febrero del 2001 fue asesinada Natalia Melmann en Miramar. Tenía 15 años. Su cuerpo fue encontrado en el vivero Florentino Ameghino, de las afueras de la ciudad balnearia, con moretones, golpes, quemaduras de cigarrillos, el tabique nasal roto y los rastros de haber sido violada por cinco hombres. Los que la tenían que proteger le quitaron la vida. El femicidio de Natalia mostró el entramado de la mano dura, la corrupción policial y el vía libre al gatillo machista. Ese día era el cumpleaños de un ex comisario y se sospecha que, como forma habitual de abuso de poder, obligaban a chicas a ser violadas a punta de pistola. Desde 1993 al 2001 hubo 27 casos de asesinatos de mujeres sin encontrar a los responsables -cuando todavía no existían los conteos de organizaciones no gubernamentales sobre femicidios- en la Costa Atlántica y en la televisión se hablaba de un “loco de la ruta” que era un fantasma depravado que quitaba el aire de las mujeres. Pero no era un loco, ni estaba en la ruta. Los asesinatos eran una forma de extorsión policial para que las trabajadoras sexuales les paguen coimas para seguir vivas. La impunidad policial –que esta semana tuvo legitimidad oficial– ya tiene una historia escrita contra las mujeres.
En la investigación judicial por el asesinato de Natalia el primero en ser detenido fue Gustavo Fernández, alias El Gallo, que fue sentenciado como entregador y sería un buchón de la policía, según la nota “Los insólitos testigos que buscan liberar a los policías condenados por violar y matar a Natalia Melmann”, de Federico Fahsbender, en Infobae. El Tribunal Oral Criminal N°2 de Mar del Plata condenó, en el 2002, a reclusión perpetua a tres policías destinados a custodiar Miramar: Ricardo Suárez, Oscar Echenique y Ricardo Anselmini como los autores materiales del crimen por privación ilegítima de la libertad, abuso sexual agravado y homicidio triplemente calificado por ensañamiento y alevosía. Todavía no existía la figura de femicidio. La Corte Suprema de la Nación ratificó, en el 2012, la sentencia.
La abogada defensora de los policías, Patricia Perelló (que también defendió a Carlos Monzón en el femicidio de Alicia Muñiz) presentó un recurso de queja ante la Sala Tercera del Tribunal de Casación provincial para pedir la libertad provisional de los ex policías e intentó desacreditar toda la causa (incluso la violación de Natalia) para que sus defendidos queden en libertad. Por otra parte, en octubre del año pasado, la Sala I de la Cámara de Apelación de Mar del Plata les concedió salidas transitorias a Suárez, Echenique y Anselmini que están detenidos en el pabellón especial para policías del penal de Batán.
Laura Calampuca, la mamá de Natalia, critica ante Las/12: “Oscar Echenique, Ricardo Suárez y Ricardo Anselmini tienen salidas transitorias los primeros y terceros domingos de cada mes, durante 24 horas, sin ningún tipo de vigilancia, ni pulseras para monitorearlos, ni nada. Sus familiares los van a retirar y los vuelven a llevar a la cárcel de Batán y como son policías no están en la cárcel común, sino en un sector especial. Las salidas fueron apeladas y la causa está esperando su resolución. Lamentablemente, a los quince años de la condena, tienen salidas transitorias teniendo una sentencia por reclusión perpetua”. Pero, además, no solo objeta la libertad de los asesinos, sino que esa libertad restringe la paz de su familia y tiene forma de amenaza por haberse atrevido a desafiar el poder con gatillo de la Bonaerense: “Están a dos y tres cuadras de mi casa, pero nadie los vigila. Mi terror y mi gran angustia es que cuando llegue al invierno y los chicos tengan que salir a las escuelas, que anochece temprano y amanece tarde, puedan hacer cualquier cosa porque nadie los vigila. Yo no soportaría una piedra más en mi camino y temo mucho por la salud y seguridad de los pequeños”.
“A Nati la mataron y les dieron reclusión perpetua. Deben cumplir la condena por veinticinco años. Por respeto a la vida de mi hija no pretendemos venganza, sino que la justicia cumpla con lo que se dictaminó. Estos asesinos están saliendo sin ningún control y con informes psiquiátricos que dicen que no tienen arrepentimiento y que no tienen condiciones para salir. Pero el día del aniversario de la muerte de Natalia estaban en Miramar. Ellos están bancados por la Bonaerense y son peligrosos para otras mujeres. Por eso reclamamos, por Nati y por todas las víctimas de femicidio, que cumplan con la sentencia del 2002”, remarca Gustavo Melmann, el papá de Natalia y luchador contra la impunidad policial.
Federico Fahsbender, periodista de Infobae y uno de los autores del libro Angeles: mujeres jóvenes víctimas de la violencia, de Ediciones del Empedrado (en donde relata la historia de Natalia) asegura: “El femicidio y violación de Natalia Melmann, a manos de tres policías bonaerenses, es quizás el más grotesco de la historia argentina. Pero la condena a reclusión perpetua de esos tres policías nunca sirvió para darle paz a sus padres y hermanos. No solo tuvieron que enfrentar injurias, intimidaciones, insultos de parte de las familias de los policías condenados: el sistema mismo les devuelve el fantasma con las salidas transitorias otorgadas por la Sala 1 de la Cámara de Apelación de Mar del Plata a pesar de condenas ratificadas en múltiples instancias. La decisión de la Sala 1, que fue repudiada hasta por María Eugenia Vidal, está a contramano de los tiempos. El 47 por ciento de los casi 300 condenados por abuso sexual simple o con acceso a carnal en el fuero penal porteño durante 2016 recibieron sentencias de más de 15 años según datos de la Unidad de Ejecución Penal. La Policía Bonaerense es cientos de corporaciones y camarillas en una, corporaciones y camarillas que pierden eventualmente su poder en una institución cíclica. Pero el año pasado, la defensa de los tres policías peleó no solo en Mar del Plata por sus salidas transitorias sino también en La Plata por su absolución. Los policías son miramarenses. Las salidas transitorias dejan a Suárez, Echenique y Anselmini en donde los Melmann más temen.”