@humoristarudy
¿Cómo le va, lector, cómo anda? ¿Estuvo festejando el cumpleaños del presidente? ¡Cómo que no hizo nada? ¿Cómo que no sabía? Discúlpeme lector, lectora, lectorcito, pero en la República Meritocrática, si hay un feriado en el que todo el mundo debería descansar del populismo agobiante y dedicarse a la diversión de mercado, al placer neoliberal y al desenfreno financiero, es el cumpleaños del Sumo Maurífice.
En serio, lector, el 8 de febrero es un día importante. Es el día en el que nuestro Primer Autoritario salió de… de… ¡Bueno, de ese lugar del que todos salimos en el momento de nacer, cada uno desde su respetiva ubicación. Quiero decir, hay quienes nacen por cesárea, y quienes nacen Césares. Hay quienes nacen Augustos, y otros Hermenéuticos. Hay quienes nacen Federicos, y quienes nacen Fedepobres. Incluso alguna Fedeclasemedia puede haber en el álbum familiar. Todo es posible.
Bueno, decíamos entonces que el pasado jueves fue el onomástico mauricial (en verdad es un error, ese día es el del santoral, pero le pido al lector que haga la vista flaca en esto, como ya la hacemos todos en tantas cosas de nuestra vida cotidiana y política).
Para gran parte de los habitantes de nuestro querido país, desde un par de años a esta parte la cosa se ha acentuado de una extraña manera. El “onomástico” pasó a ser “onomastico”. Para ser más claros: “o no mastico”.
Vale decir, muchísimos argentinos ven., vemos, complicadas nuestras posibilidades de ejercer con propiedad y en tiempo y forma nuestras habilidades gastronómicas. O algo así.
Pero dejemos de lado las noticias aciagas, que para eso está el gobierno. El 8 ocho Mauricio cumplió años y eso es lo que nos importa a los argentinos, y no cosas secundarias como las partidarias, la reforma provisional, la laboral, la represión y esas cosas que solo le importan a la izquierda. Porque al resto le importan autos, repuestos, kiwis y sobre todo , ideas
Limones no.
Ojo que los limones argentinos ya son famosos en todo el mundo. No tanto por su calidad (que no discutimos de ninguna manera, sino que el tema es otro), ni por su peso en la economía, sino, ¡vaya extraña situación!, por su ausencia. Sí lector, los limones argentinos brillan por su ausencia en los tés, las ensaladas, los helados ( de limón, si fuera en los de dulce de leche sería una alucinación), los pescados, e incluso ¡ Horror de los horrores! en los lemmon-pies internacionales.
Ni siquiera el recordado actot Jack Lemmon, o el idolatrado John Lemmon ( perdón otra vez por la licencia), o el diario francés “Lemond”, pudieron ayudar a que nuestros cítricos amarillos trascendieran mas allá de nuestras fronteras nacionales y populares. ¿Será por el sistema económico? ¿Será porque son amarillos y la gente los asocia al sumo maurífice? ¿Será porque el resto de los páises ya tiene suficientes amarguras de su propia producción y no se abre a recibir las nuestras?
No lo sabemos.
Quien esto escribe es un verdadero fanático de la soda con limón, bien fría, como recurso inigualable para estos sedientos días de veranos. Pero cada uno es cada uno, y cada otro es cada otro.
Uy lector, disculpe, con tanta cháchara me olvidé de lo importante, el cumpleaños presidencial.
Podemos imaginarnos que hubo una gran fiesta. Que hubo importante reglado tanto acá como en Panamá, que algunos de estos regalos fueron colocados a nombre de sus primos, amigos y compañeros de colegio. Que hubo una gran torta que fue repetida entre pocos. Y que antes de soplar las velitas, Mauricio promulgó los clásicos tres decretos.
Podemos imaginar todo eso.
Pero además, querido lector, hoy mismo comienza una de las fechas más caras a nuestro gobierno nacional ¡Y mire que para caras, son mandados a hacer, eh!
Me refiero al carnaval, fiesta en la que la gente celebra en la calle los tarifazos, los aumentos de los alquileres, remedios y alimentos, y sobre todo, la desocupación ( por eso mismo festeja en la calle, ya que las fábricas están cerradas, privadas, acotadas o gendarmizadas.)
Todos tiran papeles picados al aire, ya sea del tono verde yacaré, amarillos hornero, azul ballena o rosadito guanaco.
También actúan las murgas, recorriendo los corsos con su clásico tono burlón sobre nosotros mismos. Hemos recopilado algunos de sus versos:
- “Esta murga se formó, en los pagos de Aranguren/Y lo único que importa es que las empresas facturen”
- “Esta murga se formó/ en las huestes de Mauricio/les sacamos a los pobres para pagarnos los vicios”
- “Esta murga se formó. un día proletario/queremos que la deuda, la paguen los millonarios
- “Esta murga se formó, por orden de Patricia/ te reprimen los gendarmes, sin que actúe la justicia
Y lo más fuerte del carnaval, es que la gente se disfraza. Y estamos viviendo tiempos en los que la gente se disfraza sin necesidad de que sea carnaval, aspa que imagínense lectores, cuando la oportunidad es además propicia y permitida.
Tenemos un gobierno que, si algo hace por nosotros, es promover el disfraz. Por lo menos, entre sus propias huestes.
Miren:
- Se han disfrazado de liberales, siendo conservadores.
- Se han disfrazado de desarrollistas, siendo básicamente financistas.
- Se han disfrazado de políticos, siendo CEOs,
- Se han disfrazado de dialoguistas, siendo autoritarios.
- Se han disfrazado de independientes, siendo muy dependientes.
- Se han disfrazado de pluralistas, siendo represores.
- Se han disfrazado de cultos, siendo “eficientes”.
- Se han disfrazado de palomas, siendo gorilas.
- Se han disfrazado de funcionarios, siendo empresarios.
- Se han disfrazado de justos, siendo ajustadores.
- Se han disfrazado de modernizadores, siendo cavernícolas.
- Y lo peor de todo, se han disfrazado, se siguen disfrazando, de que no se disfrazan. ¿Qué? ¡en serio son así, nomás? Naaaaa
De todo esto trata este suplemento
Hasta la semana que viene, lector