Legado familiar

Pablo Mehanna

La historia de Antiche Tentazioni es una historia de familia. El local original cuenta ya con diez años de vida, pero en Padova, Italia, cuna de algunos de los mejores helados del mundo. Y no sólo eso, sino que allí logró obtener una distinción que la ubica entre las 10 mejores heladerías de la península en 2017. Ahora, parte de la sangre joven de la familia, que vive de este lado del charco, decidió abrir la segunda sucursal en pleno Palermo, en lo que resulta una buena noticia para los porteños, tan amantes del helado. 

El lugar elegido es una antigua casa chorizo, completamente renovada, con un salón amplio y confortable, un par de hamacas colgantes y una puerta lateral al fondo, que da acceso al patio con sombra y buena ventilación, un bálsamo en medio del calor veraniego y el permanente ir y venir del barrio. Dos heladeras exhiben prolijamente los gustos de helados, separando los frutales de las cremas, ya que cada categoría se guarda a la temperatura justa para que llegue al despacho de la mejor manera posible. Para la elaboración utilizan productos siempre de primera calidad: chocolate belga, pistacho siciliano, chauchas de vainilla de Madagascar y frutas exclusivas de estación. El helado ($350 el kilo, vasitos desde $50) es cremoso y suave en textura, con sabores bien logrados y sin ese exceso de azúcar que suele abundar en otros lugares, que termina empalagando y ocultando defectos. Lo ejor: los chocolates amargo y con naranja, el sambayón de pura yema de huevo y la sandía que ahora es de temporada. Muy ricos también la menta (sin ese típico color verde artificial por la ausencia total de colorantes) y la nocciola, una crema con profundo sabor a avellanas.

Mesas de la vereda y un ambiente que logra evocar los interiores de algún rincón de pueblo italiano, para probar helados de la mejor calidad: pocos programas mejores para lidiar con la canícula porteña.

Antiche Tentazioni queda en Honduras 4770. Teléfono: 4832-2318. Horario de atención: todos los días de 13 a 1. 


Tapas, copas y barrio

Pablo Mehanna

Anoeta Bar toma su nombre de una muy pequeña localidad del País Vasco, a escasos kilómetros de la playera San Sebastián. Si bien escondido por fuera del circuito gastronómico de Caballito, y a pesar de contar apenas con unos meses de vida, el bar ya se hizo conocido entre los vecinos, que llegan noche tras noche seducidos por una propuesta tan sencilla como efectiva: la casa ofrece seis vinos por copa (de $90 a $110), variedad de cervezas, sidra también por copa y algunos gin&tonics. Para acompañar sirven sólo tapas, replicando así esa fórmula española que demostró ser exitosa en todas partes del mundo. Las botellas se encuentran a temperatura justa de servicio; el lugar dispone además de una carta de vinos por fuera de las bodegas tradicionales a precios de vinoteca, todo en un ambiente bien iluminado, con algunas mesas altas y un pizarrón que anuncia las tapas y copas del día.

Lo mejor: llegar apenas abre, a las 18, horario ideal para sentarse en la vereda con una intensa Kunstmann Torobayo, una cerveza chilena de reconocida trayectoria y no fácil de conseguir tirada en Buenos Aires. Otra opción: ir por una una pinta de sidra 1888 tirada ($70), junto con una tostada con jamón de estilo serrano y rúcula (todas las tapas salen $60) o unos espárragos con panceta y queso gratinado, entre otras 15 variedades de tapas. Suele haber además tortilla de papas, albóndigas y langostinos, entre más opciones. De buen tamaño, dos tapas sirven para que una persona tenga una cena ligera, si bien lo más divertido es ir entre varios y probar de todo un poco. Entre los gin&tonics, bebida de moda en toda España, suman versiones con Príncipe de los Apóstoles ($110), también con el gin mediterráneo Gin Mare o con el escocés Hendrick`s, estos dos últimos a $190.

En suma: un lugar sencillo, sin pretensiones desmedidas, pero con un objetivo claro y logrado: servir ricas bebidas, con tapas sabrosas, todo en un ambiente agradable y a precio amigable con el bolsillo. No hace falta mucho más.

Anoeta Bar queda en Bonifacio 641. Horario de atención:  miércoles a sábados de 18 a 1.


El pancho y la birra

Pablo Mehanna

¿Cómo elegir entre la avalancha de cervecerías que se cierne sobre la ciudad de Buenos Aires y alrededores? Hay una sola manera: visitando y encontrando aquello que destaca por encima de una medianía carente de ideas, copia tras copia que inunda las mesas con hamburguesas repetidas, cheddar americano, papas fritas sin crocante y cervezas no siempre bien elaboradas o servidas. Así se llega por ejemplo a Prata, lugar que destaca en especial por dos productos que vale la pena mencionar: una cerveza nitrogenada excelente y un pancho muy rico.

Prata tiene seis meses de vida, con los dueños al frente de las 15 canillas que exhiben como puerta de entrada. El salón, con un par de televisores transmitiendo deportes, las mesas en la vereda y la música a buen volumen dejan en claro el ambiente juvenil al que apuestan. Como en otros lados, hay muchas cervezas para elegir: a $90 la pinta ($70 de 18 a 21) el abanico va desde una conocida honey con suave dejo a miel hasta las bien amargas IPA, pasando por la Irish o la Scottish. No obstante, entre lo mejor, está la stout nitrogenada (el estilo que hizo tan famoso la irlandesa Guinness): recién tirada, la inyección de este gas le genera al líquido un espuma cremosa y densa, con una burbuja muy pequeña, que vale la pena saborear lentamente. Entre las comidas, esquivando lo de siempre, es buena idea ir por el pancho ($130), una salchicha con piel que recuerda a las alemanas, repollo en vinagre y un rico pan casero que termina de armar un sándwich bien por encima del promedio. Llega a la mesa acompañado de una suculenta cantidad de papas o batatas fritas. Claro que están también los fast foods más conocidos: variedad de hamburguesas, pizzas y una picada caliente ($260 para 2, $490 para 4) con muchos productos de elaboración propia.

Entre la marea cervecera, con un poco de ganas, Prata logra marcar su propio territorio. Un lugar para prolongar una pinta en la vereda cuando ya el sol se oculta. 

Prata queda en Malabia 1781. Teléfono: 5313-9740. Horario de atención: martes a domingos, de 18 al cierre.