Los asesores más cercanos del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, salieron ayer a defenderlo por haber respaldado a un cuestionado jefe de gabinete y por haber insinuado en Twitter que eran “simples acusaciones” las denuncias de las mujeres que acusaron de maltrato a sus ex maridos y empleados de la Casa Blanca.
Kellyanne Conway, una de las principales asesoras presidenciales, aseguró ayer que su jefe siente “una gran compasión por las mujeres” y otro de sus asesores dijo que el mandatario “no despedirá” al general John Kelly, su jefe de gabinete, salpicado por el escándalo de un funcionario acusado de maltratar a sus dos ex esposas.
El cerco de asesores de Trump se cerró y todos salieron a defender al presidente ante las críticas, primero, sobre el escándalo del secretario personal de la Casa Blanca, Rob Porter, que renunció hace cuatro días, y después por sus tuits en los que minimiza las denuncias de maltrato de las ex esposas hacia funcionarios.
Porter fue acusado por sus dos ex cónyuges de maltratarlas física y psicológicamente hace años, y las denuncias se convirtieron en un tema incendiario en Washington, justamente por el apoyo incondicional que tuvo del propio jefe de gabinete, Kelly, y también porque él estaba al tanto de eso desde hacía meses y no hizo nada al respecto. Un salpicado Kelly se llamó a silencio mientras su cargo estaba en la cuerda floja.
Conway, una de las pocas caras femeninas del Ejecutivo de Trump, salió a defender al mandatario, pero por las críticas que provocó un mensaje en Twitter en el que defendió a los hombres acusados de maltrato. En la red social, Trump escribió que “la vida de la gente está siendo destrozada y destruida por simples acusaciones, algunas ciertas, otras falsas” y cuestionó el respeto al debido proceso en su país.
“Este es un hombre que muestra una gran compasión y comprensión por las mujeres en muchos temas diferentes; francamente no podría trabajar allí si ese no fuera el caso, podría estar en docenas de otros lugares por mucho más dinero”, dijo Conway en una entrevista con la cadena ABC.
Si bien Trump no concretó a qué se refería en sus declaraciones, sí recibió fuertes críticas, tras la renuncia la semana pasada de dos funcionarios de la Casa Blanca por acusaciones de maltrato.
El primero fue Rob Porter y el segundo fue David Sorensen, quien dejó su puesto como redactor de discursos el viernes por la noche después de que su ex mujer lo acusara también de maltrato físico y emocional durante sus dos años y medio de matrimonio.
Entre las críticas estuvo la senadora demócrata por Nueva York, Kirsten Gillibrand, quien consideró que si el presidente quiere “debido proceso”, entonces el Congreso debería celebrar audiencias por las acusaciones de mujeres contra él. Trump fue acusado al menos por 16 mujeres de acoso en el pasado, algo que su equipo siempre consideró falso.
La Casa Blanca está incómoda con el movimiento Me Too (Yo también), que provocó la caída de hombres tan poderosos como el productor de Hollywood Harvey Weinstein, y generó en Estados Unidos y varios países un debate sobre la relación entre poder y abusos sexuales.