La directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, aseguró ayer que es optimista respecto de la situación que atraviesa la economía internacional, pero advirtió que se precisan reformas para evitar crisis en el futuro. “Soy razonablemente optimista debido al panorama que tenemos en este momento”, subrayó la dirigente francesa. Las declaraciones llegan luego de que la semana pasada el índice estrella de Wall Street, el Dow Jones Industrial Average, cayera 5,2 por ciento, su mayor caída semanal desde inicios de 2016. En esa línea, el S&P 500 cerró con una merma de 5,16 por ciento, pese a avanzar el viernes pasado en un mercado que todavía percibía nerviosismo y prestaba especial atención a los datos económicos de los Estados Unidos. “Los precios de los activos han subido de manera masiva, duradera y todos coincidimos en que debía haber una corrección del mercado”, analizó Lagarde. Esta semana el Dow Jones volverá a concentrar todas las miradas para ver si la caída se profundiza y fue solo una toma de ganancias luego de la fuerte suba que el indicador registró en 2017. Pese a los feriados de carnaval, en el país se seguirá con atención lo que ocurra en Estados Unidos pues será clave para terminar de definir cuál será el nivel de tasa de interés en medio de la escalada del dólar, la turbulencia internacional y las crecientes expectativas de inflación.
El 23 de enero la autoridad monetaria había recortado nuevamente la tasa de referencia en 75 puntos básicos al ubicarla en 27,25 por ciento anual, mientras había señalado que iba a seguir de cerca los movimientos de la inflación. El miércoles deberá determinar cuál será el próximo movimiento luego de que durante la semana pasada el dólar se ubicara por encima de los $20, ante una aceleración de las expectativas de inflación, motivada en gran parte por los aumentos en las tarifas, prepagas y transporte público. Según un análisis de la consultora Ecolatina, el organismo que conduce Federico Sturzenegger deberá afrontar una “encrucijada” ya que tendrá que decidir si baja la tasa, tal como lo hizo en todas las intervenciones del año; si la incrementa “por expectativas de inflación por encima de su meta”; o si la mantiene constante. En ese sentido, advirtió que “relajar la política monetaria no es recomendable en un contexto tan sensible” y argumentó que “la tendencia alcista del dólar de las últimas semanas junto con las turbulencias del mercado financiero internacional exacerbaron la incertidumbre de los agentes económicos”.
Hasta el momento, la señal que dio la autoridad monetaria hace presagiar una nueva baja ya que miércoles y jueves de la semana pasada vendió Lebac en el mercado secundario a una tasa de 26,75 por ciento anual, medio punto por debajo de la que había fijado en la última licitación de esas letras.