Desde San Pablo, Brasil
“La estrella pop de Portugal no somos nosotros ni Nelly Furtado. Es Cristiano Ronaldo”, aseguraba Sónia Tavares, cantante de la banda de rock alternativo The Gift, poco antes de su show en la Semana Internacional de la Música de São Paulo. Pese a que le bajaba un cambio al tenor de su grupo en la cultura popular de la nación europea, su relevancia es tal que Brian Eno no se lo pensó dos veces al momento de aceptar la oferta del cuarteto para producir su nuevo álbum: el tornasolado Altar (2017).
“En un viaje a España nos enteramos de que estaba allá y lo invitamos a un concierto. Fue y se enamoró del grupo y de las canciones”, recuerda la también pareja de Fernando Ribeiro, vocalista de la agrupación lisboeta de metal Moonspell. “Le pregunté si quería producirnos y, aunque ya no trabajaba con artistas salvo por contratos que debía cumplir, respondió que sí. Deseaba divertirse con nosotros. Así que estuvo desde el principio y, por más que ya teníamos una base, nos ayudó a construir los temas.”
La simbiosis fue tan recia que el legendario músico y productor inglés se amoldó desde el vamos a la personalidad sonora de The Gift. “La oscuridad y la esperanza son parte de la banda desde hace 20 años, y Brian lo entendió”, expedita Tavares, cuyo más reciente álbum gira en torno a la ilusión y a los personajes. “Él sabía que tenía plena libertad para intervenir en nuestro estilo, aunque no quiso cambiarlo. Estuvimos dos años trabajando y aprendimos un montón. Fue una experiencia increíble. Nos ayudó a crecer”.
Si bien Altar representa la esperada mundialización de la agrupación originaria de la ciudad de Alcobaça (ubicada a 92 kilómetros de Lisboa), sus integrantes fueron fieles a la naturaleza de su propuesta. “Salvo por un par de temas, en todos los discos cantamos en inglés. Incluso Eno quería que hiciéramos una canción en portugués, pero teníamos el repertorio definido. No obstante, mi música es lusa porque mal que bien estamos influidos por el fado. A pesar de que no está.”
A dos décadas de la aparición de su primer demo, Digital Atmosphere, considerado una grabación de culto en su país, The Gift la sigue peleando como si fuera ayer. Y eso que tiene en su álbum AM/FM (2004) el punto de inflexión que precisaba el rock portugués. “Nadie nos quería editar porque éramos demasiado alternativos y no había público para nosotros. Nuestro error fue no haber mandado esas maquetas fuera de Portugal, porque quizá ahora la cosa sería diferente”, reflexiona la cantante.
“Nos es muy difícil entrar en otros mercados. No sé si existirá un preconcepto por ser portugueses. Me da mucha pena, sobre todo por este disco. Me parece que esto pasa porque Portugal no está posicionado como modernidad. Aunque estamos abriendo puertas para los que vienen.” Es que al menos el indie luso viene pidiendo cancha desde hace rato, a través de Sensible Soccers o Linda Martini. “No sólo está buena la escena indie, sino también la de rap y metal. La industria empieza a estar atenta a lo que pasa en la música portuguesa. Pero va despacio.”