“Una tribu medicinal que comparte la música del alma en una fantástica conexión”, define Jaffo Lara, cantante y guitarrista de Fanko. Los mexicanos acaban de tocar en el Cosquín Rock y se preparan para mostrar su nueva propuesta en territorio porteño. Es que aunque es la primera vez que tocan en Argentina como Fanko, varios de sus integrantes ya habían desembarcado en 2010 con el proyecto anterior, Plástiko, que había ganado bastante popularidad en su país. “Es una continuación, un amanecer que nos da la oportunidad de unirnos de nuevo para compartir experiencias”, dice Lara, y el plural incluye a sus dos compañeros que conforman la columna vertebral de la banda, Arturo “Tibu” Santillanes (saxofón) y Chemín Santillanes (trompeta).
Esa continuación en gran medida tiene que ver con un componente central: el funk. Si bien aparecen elementos como ritmos latinos, rock, ska y música dance, el funk es la base de Fanko. “Buscamos ser un sonido nuevo de México que inspire a las futuras generaciones. Música del mundo mexicanizada, acompañada de los más picantes ingredientes musicales: danza, consciencia y libertad”, dice Chemín.
Su mapa sonoro tiene marcas en los emblemáticos Caifanes y faros como Café Tacvba y Juan Gabriel. “La música argentina siempre ha sido referencia para nosotros, desde sus tangos hasta Spinetta, Mercedes Sosa, Leo Dan, Charly García, Cerati, Fito Páez, Los Cadillacs. Escuchar el sonido del bandoneón y acompañarlo con mate es una delicia para nuestros sentidos, como si escucháramos una canción de José Alfredo Jiménez con un tequila”, grafica Chemín.
Aunque aún no tienen un disco, empezaron a lanzar en las redes una serie de simples que al llegar a 13 conformarán Un cuento fantástico, que saldrá este año. Algunos “capítulos” destacados son Casa mexicana, Abuela Power o la potente Soy migrante, una especie de manifiesto sobre la libertad y la integración en el que invitan a derribar murallas. “Nos estamos dando cuenta de la valiosa cultura que somos y tenemos. Un claro ejemplo es la película Coco, donde evoca a adorar a nuestros muertos, a cantar lo que vivimos, recordando lo que somos y de dónde venimos. Esto nos inspiró a hacer un llamado de unión y de gritar que ningún ser humano es ilegal”, explica “Tibu” Santillanes, en alusión a la presidencia de Donald Trump y la agudización del conflicto fronterizo.
Otro componente clave en Fanko es su costado espiritual y la conexión con los ancestros, que afloran en canciones como Tambor. “En nuestra música todo es sagrado y todo tiene medicina dentro. El espíritu está en todos lados, somos lo que cantamos, consientes de nuestras palabras porque son diamantes pulidos de colores que se vuelven magia transformadora”, coinciden.
* Viernes 16 a las 22 en Groove, Santa Fe 4389. Y sábado 17 a las 21 en Palermo Club, Jorge Luis Borges 2454.