En San Miguel de Tucumán, el 2018 amenaza con continuar e incluso incrementar la violencia transfóbica de los últimos tiempos. El año arrancó con la noticia de que Lourdes Anahí Reinoso fue asesinada por su ex pareja junto a su tía de 80 años, después de haber hecho varias denuncias policiales que no prosperaron. El 16 de enero, Natasha Banegas, una semana después de ser atacada por un cliente en el Parque 9 de julio (al que denunció en la Comisaría primera, sin consecuencias para él porque según laizquierdadiario.com esa investigación nunca comenzó), fue reiteradamente baleada y no se sabe si volverá a caminar. Cuenta Mahia Moyano, activista de LOTO que Natasha bajó de un taxi a las dos de la mañana “se acercaron dos chicos en una moto, le preguntaron si era ella y empezaron a dispararle en las piernas y en las manos. Cuando las chicas fueron a verla, Natasha les contó que su situación con el trato en el hospital no era buena (las chicas que la visitaron también sufrieron discriminación en el momento de la visita)”. El tercer ataque fue a la estilista Jorgelina Salazar. Como una estampa del más purísimo patriarcado, algunos medios intentaron justificar la agresión arguyendo que el atacante era un taxista al que ella se habría negado a pagarle el viaje. Esos mismos medios tampoco se privaron de publicar fotografías altamente revictimizantes de Jorgelina donde se la ve con el rostro desfigurado. Algunos sitios alternativos, en cambio, como La nota, han decidido acompañar la movilización haciendo a la diferencia junto a algunos canales de la televisión local que parecen revelarse al silencio histórico tucumano, aunque sin lograrlo cien por ciento. Cuenta la activista Claudia Díaz: “Incluso haciendo una nota en la marcha para cubrirla, nos trató en masculino. Mahia lo corrigió en el aire como diciendo déjense de joder. Que aprendan él y todos los que están viendo”. “Estos son los hechos acontecidos que a nosotras nos llevaron y nos llevan a salir nuevamente a la calle –dice Mahia Moyano–. Y a retomar el pedido de justicia por Ayelén (asesinada en agosto de 2017), porque la causa no se volvió a tratar”. Además de los reiterados reclamos por el cumplimiento total de la Ley de identidad de género en la provincia y el reconocimiento de las carátulas de travesticidios o femicidios, esta vez la consigna de la marcha fue la de Reconocer es reparar para mujeres trans mayores –muchas de ellas violentadas por la policía– y el repudio a la reforma laboral, “que echaría para atrás el cupo laboral en un contexto de tantos despidos”, dijo Mahia. En 2017 el proyecto de la ley de cupo fue enviado a comisión por el legislador, cercano a la iglesia, Raúl Albarracín (UCR) para evitar que se aprobara. Este miércoles 7 de febrero, las calles de San Miguel no solo vieron desfilar a más de 300 personas (algunas independientes y muchas pertenecientes a agrupaciones universitarias, feministas –como el colectivo Ni una menos–, lgbt y políticas –entre ellas Madres de Plaza de Mayo y la Darío Santillán–) exigiendo la ley postergada, sino que además ayudaron a hacer visible a cada una de las víctimas. “Distribuimos fotos de las compañeras trans que ya no están a causa de travesticidios, problemas de salud o complicaciones con la silicona. Eran muchas las imágenes. También las fuimos nombrando con un micrófono y el público respondía: ¡Presente, ahora y siempre! Fue lo más impactante de la marcha”, cuenta Díaz, integrante del Cetrans Tucumán (Centro Educativo Trans Puertas Abiertas). LOTO (Libertad y orgullo trans organizadas), que viene trabajando con organizaciones de la diversidad, derechos humanos, personas de partidos políticos de izquierda y familiares de las víctimas, fue quien convocó esta marcha que se financió con el aporte de estas agrupaciones, y que atravesó todo barrio norte (un barrio de clase alta) hasta la Plaza Independencia. “Paradójicamente –cuenta Claudia– esta vez fuimos custodiadas por la policía. Tampoco hemos tenido agresiones ni gestos de desaprobación. Por primera vez en Tucumán, las compañeras han decidido hacer escuchar su voz y mostrarse de día, por la tarde, y no en la noche”. En este momento, cuenta Mahia Moyano, se está trabajando activamente en la creación de una mesa de decisiones destinada a tratar específicamente las problemáticas de las mujeres trans. Dice la activista: “Los casos de violencia institucional siguen resonando en la noche, y las chicas de esta provincia no tienen seguridad de nada”.
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