La Escuela de Cadetes de Policía de La Rioja fue pasada a jurisdicción del Ministerio de Educación, según decidió el gobernador de La Rioja, Sergio Casas. La decisión busca modificar la crítica situación que se desató después de la muerte de Emanuel Garay, uno de los doce cadetes internados en terapia intensiva después de sufrir maltratos durante la instrucción inicial. La decisión inicial implica una movida fuerte: pasa de una fuerza de seguridad, a ser dirigida por una civil. En este caso, la directora de la Escuela de Cadetes quedó a cargo de Ilda Lucero, profesora en Ciencias de la Educación y Psicología, creadora del gremio provincial y ex subsecretaria de Educación municipal hasta junio de 2017. El cambio es un primer paso. La dificultad está a la vista: el Ministerio de Educación, encargado del programa educativo de la Escuela policial, ya lo era cuando se realizó la bienvenida que derivó en las internaciones y el crimen de Garay. La propuesta es en principio acorde con una “formación profesional y con un fuerte perfil humanitario”, declaró Casas. Con la idea de seguir de cerca el proceso, y reclamar justicia, los familiares directos de la víctima realizaron ayer una marcha en la plaza 25 de Mayo, del centro de la ciudad capital.
La manifestación estuvo encabezada con banderas con reclamos de justicia por Emanuel Garay. Llevaban globos celestes en representación de las gotas de agua que les fueron negadas a los cadetes. También había banderas por otros cadetes que fueron internados. La marcha inició frente a la Casa de Gobierno y continuó en el Tribunal Superior de Justicia, donde se pudo escuchar pedidos de justicia y el grito de “asesinos” y “Ema querido el pueblo está contigo”.
El padre de Emanuel, Roque Garay, pidió “a los cadetes internados que regresen a la Escuela de Cadetes porque tiene confianza en las nuevas autoridades”. Algunos ya anunciaron que lo vivido fue suficiente como experiencia y cerraron su continuidad, como Luis Oropel, el otro joven internado en terapia intensiva, pero que fue trasladado a un sanatorio de alta complejidad, en Córdoba, donde se iba reponiendo lentamente.
En cambio, se conoció el relato de Jackeline Chumbita, de 19 años, también aspirante que terminó internada en el Hospital Vera Barros. La joven recordó que la comisaria Adriana Rodríguez le hizo firmar la baja aprovechando que ella estaba descompuesta. Y que cuando Casas visitó a los internados ella le pidió si se podía anular la baja. El gobernador se comprometió a que las bajas firmadas ese día no tuvieran valor. Jackeline recordó que cuando en la instrucción se sintió mal y dijo que no podía más, Rodríguez la levantó en peso y mientras la asistían la obligó a firmar la baja. Cuando abandonó el patio y se dirigió a darse una ducha, recordó que un cadete le arrojó agua con jabón para que se cayera y le pegó con un palo para que se apurara. Chumbita fue asistida por una compañera que la ayudó a llegar a la alcaidía de la institución, para que la revisaran y una médica la revisó y le dijo que la veía bien. La cadeta se sentía mal y se encaminó al hospital donde se descompuso, se desmayó y cuando se despertó estaba en terapia intensiva. Como en los lugares de detención, la tortura sólo se puede sostener si al brazo ejecutor se le suma el entorno que lo aprueba y el soporte médico que lo habilita.
En declaraciones radiales, la nueva directora de la Escuela, Ilda Lucero, sostuvo que “es un lugar bastante difícil para ingresar, más que todo para una mujer. El Gobernador pensó en una educación distinta, algo más humanístico. Escuché en las redes sobre que este cambio va a ablandar al policía, muchos dicen que porque me haré cargo de la Escuela de Policías, formaremos a señoritas. Primero que no creo que sea así, la dureza física no significa que sean buenos policías. Tiene que haber una intención integral donde uno comprenda hasta donde llegan sus deberes”.
“Hasta hoy –señaló Lucero–, el fuerte de la Escuela era la resistencia física y determinadas pruebas de aptitud que se van a repensar. Mi preocupación es cómo contener a los alumnos, porque la mayoría son chicos del interior provincial que vienen a un lugar diferente a vivir solos”.
La docente comentó que trabajaba con el jefe del Cuerpo de Personal Masculino de la Escuela de Suboficiales, el subcomisario Ricardo Croci, “brindando asesoramiento pedagógico para la formación de los agentes”, y es por eso que se considera “apta para llevar adelante la reestructuración de la Escuela de Policía”. “Ya estaba pensando desde fines del año pasado en convertirla en una escuela de formación, ya estaba la resolución, cuya currícula fue aprobada por el Instituto Nacional de Educación Tecnológica en el Consejo Federal, y la íbamos a inaugurar ahora con mucha inclusión de docentes y trabajando con los propios chicos”, señaló la funcionaria.
Al respecto, Lucero consideró que “esa misma visión es la que se le va a dar ahora a toda la Escuela, con una mirada de la formación policial en democracia, de Derechos Humanos, con un trabajo diferente desde la docencia y lo policial”, y que “ese es el objetivo principal de esta nueva institución”.
“Teníamos conformado un equipo de instructores pero esto debe cambiar, por eso se buscará a los mejores tanto para las materias específicamente policiales como para las pedagógicas”, mencionó en cuanto a los cargos docentes.
A la institución se incorporarán profesores de educación física y de otras especialidades para dictar la nueva currícula.
Por otro lado, Casas sostuvo que la Escuela de Cadetes “permanecerá cerrada por 30 días hasta que se implemente su reestructuración” y aseguró que “esto que ocurrió no volverá a suceder nunca mas”. El modelo que se implementará “es el que posee la provincia de San Luis donde también depende de la cartera de Educación”.