El ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, rechazó ayer, en la Conferencia de Seguridad de Munich (MSC), las acusaciones de un fiscal especial de Estados Unidos contra 13 ciudadanos y tres entidades rusas por intromisión en las elecciones de 2016. Además, dijo que Estados Unidos y Europa han creado un mito irracional con la supuesta amenaza rusa que ve la huella del Kremlin en todas las crisis internacionales.
Anteayer el fiscal especial estadounidense, Robert Mueller, había acusado a 13 ciudadanos y tres entidades de Rusia de haber lanzado una guerra informativa en Internet para dividir a la sociedad estadounidense e influir en las elecciones de 2016. Mueller ocupa la fiscalía especial creada para investigar el llamado “Rusiagate” desde mayo de 2017 y es el encargado de investigar la injerencia rusa y los supuestos lazos entre ese país y la campaña presidencial de Trump. “Los acusados supuestamente llevaron a cabo una guerra informativa contra Estados Unidos con la meta establecida de difundir desconfianza contra los candidatos y contra el sistema político”, aseguró en una rueda de prensa el número dos del Departamento de Justicia, Rod Rosenstein, que supervisa esta investigación. Sin embargo, aunque los rusos se encuentren imputados por delitos federales y por el intento de dañar el sistema político de Estados Unidos, los acusados se encuentran en Rusia, fuera del alcance de la justicia estadounidense. A su vez, los cargos no están dirigidos expresamente contra el Gobierno de la Federación Rusa.
Según las pesquisas, los acusados comenzaron a operar en 2014 y su objetivo era “sembrar la discordia” en el sistema político de Estados Unidos, incluidas las elecciones. Entre las supuestas operaciones figuró, por ejemplo, dar apoyo al ahora presidente, el republicano Donald Trump, y perjudicar a la candidata demócrata, Hillary Clinton. El mandatario estadounidense reaccionó ayer al anuncio de las acusaciones diciendo que éstas demostraban que la campaña rusa empezó mucho antes que él se postulara y que, por lo tanto, su campaña no se confabuló con Rusia para favorecer su victoria o reducir las chances de un triunfo de Clinton.
El escrito de acusación establece que algunos de los implicados interactuaron con estadounidenses asociados con la campaña de Trump, cuyos nombres no menciona, y que no se dieron cuenta de que estaban siendo manipulados.
Durante su partipación en el foro MSC de Munich, al ser cuestionado sobre la decisión de las autoridades estadounidenses, el canciller ruso contestó que hasta que no se presenten hechos, todo se trata de habladurías. Anteriormente, en su discurso, Lavrov había denunciado la difusión de lo que él llamó “el mito irracional de la amenaza rusa en Occidente” que se habría propagado en los últimos años. El funcionario ruso opinó que se quería ver la huella del Kremlin en todo tipo de acontecimientos, del Brexit al referéndum catalán. Lavrov atacó, a su vez, la visión de Occidente acerca la situación geopolítica en Siria y Ucrania, y acusó a la Unión Europea (UE), Estados Unidos y la OTAN de mentiras y violaciones de la legalidad internacional.
Asimismo, aseguró que Rusia es la primera interesada en acabar con el conflicto interno en Ucrania y que desea una UE fuerte dentro de una arquitectura internacional equilibrada donde Estados Unidos, la Unión Europea y Rusia cooperen en el ámbito de la seguridad. En la MSC anualmente se dan cita políticos, diplomáticos y expertos de defensa de EE.UU., Rusia y Europa.
Lavrov no fue el único que defendió a su país de las acusación del fiscal Mueller. Horas antes, la vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores ruso, Maria Zajarova, había calificado a la acusación de absurda. “El Departamento de Justicia de Estados Unidos dice que eran 13”, escribió Zajarova en su Facebook. “Trece contra los presupuestos multimillonarios de los servicios secretos, contra la inteligencia y la contrainteligencia, trece contra los novísimos desarrollos y tecnologías. ¿Absurdo? Creo que sí”, agregó. La diplomática insinuó que Washington utiliza precisamente el número 13 por las connotaciones negativas que rodean la cifra. “Será por falta de malas asociaciones con las demás cifras”, ironizó la portavoz.
Sin embargo, en la misma conferencia de Munich en la que habló Lavrov, el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Herbert Raymond McMaster, le contestó al jefe de la diplomacia del Kremlin. McMaster afirmó que las pruebas de que ciudadanos rusos trataron de interferir en las elecciones presidenciales son ahora públicas e indiscutibles, gracias a los avances técnicos que permiten hacer seguimientos del uso de internet e identificar el origen de los ataques cibernéticos. Dirigiéndose al Gobierno ruso, MaMaster lo acusó de intentar polarizar a las sociedades occidentales promoviendo a grupos extremistas tanto de derecha como de izquierda, y dijo que dichos intentos han fracasado. Lo que están logrando con esos intentos , prosiguió, es que se está uniendo la inmensa mayoría del espectro político en contra de Rusia, tal como sucedió en el Senado estadounidense cuando se aprobaron con apoyo bipartidista las últimas sanciones contra Moscú.
Hasta el momento la investigación de Mueller sobre la trama rusa ha llevado al enjuiciamiento de cuatro personas relacionadas con Trump: su ex asesor de seguridad en la Casa Blanca, Michael Flynn; su ex jefe de campaña, Paul Manafort; su número dos en la campaña, Rick Gates, y otro ex asesor, George Papadopoulos, quien había trabajado para el magnate durante las elecciones.