El PRO en Rosario inicia un ciclo político inédito en la provincia: El sector manejará por primera vez un presupuesto público de más de 400 millones de pesos. Mayor a los fondos de cualquier localidad que controle en Santa Fe. Es el presupuesto del Concejo Municipal de Rosario cuya presidencia detenta luego de ganar las elecciones legislativas de 2017 y construir acuerdos políticos principalmente con el socialismo que evitó tejer alianzas con otros sectores del peronismo para bloquear el ascenso en la ciudad del partido de Mauricio Macri. Por acciones como esta, realmente se hace muy difícil abonar la hipótesis de un frente común entre socialistas y peronistas de cara a 2019. Pero habrá que ver, las necesidades acumuladas de uno y otro sector podrían hacerlo real a pesar de los antecedentes.
Alejandro Roselló no tuvo vacaciones este año y utilizó los meses más calientes del verano infernal, para aventar algunos fantasmas. El primero de ellos el de un supuesto ajuste en el personal legislativo. No habrá nada de eso y el propio presidente del Palacio Vasallo se encargó de que cada uno de los agentes públicos de 1 de Mayo y Córdoba lo supiera. Es que con los achiques dispuestos en el Estado nacional y la matriz de ajuste que lleva el PRO a todas partes; algunos empleados habían comenzado a inquietarse. Sobre todo los más antiguos que aún recuerdan la debacle del 2001, con Norberto Nicotra ‑entonces dirigente peronista y hoy diputado de Cambiemos‑ como presidente de aquel Concejo que dispuso traslados y ajustes de personal para mostrarle a una sociedad que repudiaba la política, un gesto torpe y desesperado que no "salvó" a nadie.
Roselló tendrá el desafío de darle certezas institucionales y políticas al Concejo Municipal y demostrar que su partido puede administrar dineros públicos locales, con la mirada puesta en el 2019 cuando se ponga en juego la intendencia de Rosario que para esa fecha cumplirá 30 años en manos del socialismo.
Sin estar en el poder el PRO local ya estuvo golpeado por fuertes internas que se cristalizaron en el choque entre Roy López Molina y Anita Martínez que, en alguna medida anticipó la pelea de fondo dentro de un año y medio. Esta contienda se quedó con los votos de casi todas las seccionales de la ciudad lo que perfila al macrismo en una posición inmejorable de cara a las elecciones. Todo dependerá también de cómo llegue a esa instancia el propio presidente de la nación y su gestión, aunque los dirigentes locales creen que pueden tener un plus extra pase lo que pase con la política nacional. Es una visión demasiado optimista sobre todo si se tiene en cuenta que el peronismo se prepara también con nuevos y viejos candidatos que aspiran cosechar los frutos del desgaste político que exhibe el socialismo. El Frente Progresista, quizás con otro nombre, tampoco se entregará fácilmente y ya dio muestras de buscar otros ropajes para presentarse ante la sociedad.
Roselló fue el hombre del consenso interno del PRO pero también el que pudo tender puentes hacia las otras fuerzas políticas. "Hasta los que votaron en contra de su candidatura quedaron satisfechos con su postulación", dice un operador macrista en el Concejo exhibiendo una muñeca política que es difícil de encontrar entre los hombres y mujeres del partido del gobierno nacional.
Y hablando de muñeca política, el PRO hará todo lo posible por contener a la ex presidenta del Concejo Daniela León. No le alcanzaron los votos para renovar su banca pero le reconocen su larga experiencia política en el Palacio Vasallo y no la piensan desaprovechar. León fue artífice de la construcción de esa extraña y dispar relación política entre el Frente Progresista y el PRO en la ciudad. Como dirigente del radicalismo permaneció hasta el final en el Frente pero fue desde el inicio la de los mejores contactos con el macrismo que empezaba a poblar las bancas del poder legislativo rosarino. En los últimos comicios abrevó en el massismo porque no encontró lugar en las listas de ninguna de las dos fuerzas a las que ayudó a entenderse para destrabar los asuntos más delicados para la ciudad. El socialismo también hizo algún intento por mantenerla a su lado y se fue del Concejo dejando su sello en la profunda remodelación y puesta en valor del edificio histórico de 1 de Mayo y Córdoba.
Este año también será clave para el peronismo rosarino que empezó el período exhibiendo la unidad que pudo alcanzar: Un interbloque que se muestra sólido y levantando el perfil opositor en los temas centrales de la agenda local. A diferencia de lo que sucede a nivel provincial, en Rosario parece más claro que las posibilidades de un frente electoral con el socialismo son remotísimas. Pero el espacio sabe que tendrá que resignar pejotismo y extender sus horizontes hacia otras fuerzas políticas. Por eso miran hacia Ciudad Futura que en las últimas elecciones sintió el freno en la avalancha de votos que había recibido en 2015 como novedosa fuerza. La idea de ser un partido independiente de izquierda con capacidad concreta de disputar el poder, empieza a complejizarse y requerirá de otras visiones para alentar el crecimiento.
El escenario está complicado para todos y este año pasará volando en términos políticos. Lo que alumbre para el 2019 es aún un albur que sólo figura en la mente de los dirigentes que protagonizarán estos cambios. La sociedad por ahora se debate en la contundencia de los temas cotidianos y vitales.