Sometido a duras críticas por su reacción a la reciente masacre en una escuela de Florida, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ahora apoya mejorar el control de antecedentes de compradores de armas, en un cambio de postura después de obviar el asunto desde su llegada al poder en su respuesta a la epidemia de tiroteos en el país.
Activistas consideraron insuficiente la propuesta respaldada por Trump, quien, no obstante, hace así una concesión, aunque leve, a quienes han clamado por un mayor control del armamento luego de que un joven asesinara a 17 personas con un fusil la semana pasada en una escuela secundaria de la ciudad de Parkland, en Florida.
Mientras Trump disfrutaba de su club de golf privado, a apenas 60 kilómetros de Parkland, la Casa Blanca informó ayer que el presidente habló por teléfono el viernes con el senador republicano John Cornyn, sobre un proyecto de ley para mejorar la base de datos del FBI de personas que tienen prohibido comprar armas.
“Aunque las conversaciones continúan y se están considerando cambios al proyecto, el presidente apoya los esfuerzos para mejorar el sistema federal de verificación de antecedentes”, dijo la vocera de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, en un comunicado.
El presidente pasó la mayor parte de unas vacaciones de fin de semana mirando los canales de noticias, según dijo la Casa Blanca, y quejándose por Twitter sobre la investigación en curso en Estados Unidos sobre si Rusia interfirió en las elecciones presidenciales de 2016 para favorecer su triunfo.
En una maratónica serie de tuits desde su complejo hotelero de Mar-a-Lago, Trump cargó sobre el FBI, al que acusó de no haber prevenido el tiroteo en la escuela por estar obsesionado con la investigación del llamado Rusiagate.
El presidente hizo escasa o nula mención a las víctimas del tiroteo y al creciente debate sobre la necesidad de controlar la venta y la tenencia de armas en el que es virtualmente el único país del mundo donde ocurren tantos ataques a tiros en lugares públicos. El de la semana pasada, por ejemplo, fue el número 18 en un colegio en lo que va del año.
Mientras que Trump centró sus comentarios pos masacre en el problema de salud mental que tiene Estados Unidos –el acusado por la matanza tenía antecedentes de trastornos psiquiátricos– y no en las armas, estudiantes que sobrevivieron han pedido mayores controles al armamento y convocado a una marcha en Washington el mes próximo.
“Usted es el presidente. Se supone que usted tiene que unir a la nación, no dividirnos”, dijo David Hogg, de 17 años, quien sobrevivió a la matanza en la escuela Marjory Stoneman Douglas y es uno de los organizadores de la marcha.
“Cómo se atreve”, agregó, en declaraciones a la cadena NBC y en alusión a los comentarios de Trump sobre el FBI, el tiroteo y el Rusiagate.
El sábado, miles de personas marcharon cerca de Parkland para exigir un mayor control de armas.
Los manifestantes cantaron consignas contra Trump, el senador por Florida Marco Rubio y el gobernador estatal, Rick Scott, todos políticos republicanos apoyados por la Asociación Nacional del Rifle (NRA), el poderoso grupo que se opone a cualquier límite a la posesión de armas en Estados Unidos.
En busca de mantener la presión, los estudiantes organizados planean una manifestación esta semana en Tallahassee, la capital de Florida, y una de alcance nacional en Washington y otras ciudades el 24 de marzo.
En un anticipo de esa jornada de protesta, decenas de personas, la mayoría estudiantes de escuelas del área metropolitana de Washington, se manifestaron ayer ante la Casa Blanca para pedir un mayor control de armas.
En varios turnos, distintos grupos de estudiantes se tumbaron en la Avenida Pensilvania, justo delante de la Casa Blanca, durante tres minutos cada vez, para simbolizar el poco tiempo que tardó el autor del tiroteo de Florida, Nikolas Cruz, de 19 años, en comprar el rifle semiautomático AR con el que perpetró la matanza.
“Queremos enviar un mensaje a los políticos, decirles que tienen que hacer algo ante esto, que es su responsabilidad, porque ellos dan voz al pueblo y nosotros somos el pueblo”, dijo una de las organizadoras de la protesta, Eleanor Nuechterlein, a la cadena de televisión local WUSA9.
El anuncio de ayer de Trump no supone una traición a la NRA, dado que ese grupo, que aportó 30 millones de dólares para su campaña, aseguró el año pasado que no se oponía al proyecto de ley de Cornyn.
De hecho, el plan no buscaría aumentar el tipo de control de antecedentes de armas que se hace a posibles compradores, del que actualmente están exentos, en la mayoría de los estados, aquellos clientes que negocien con vendedores sin licencia, como los que operan a través de Internet o en ferias de armas.
La propuesta tiene un objetivo más modesto: fortalecer la base de datos del Sistema Nacional Instantáneo de Verificación de Antecedentes Criminales (NICS, en inglés), utilizado por el FBI para comprobar en cuestión de minutos si alguien que solicita comprar un arma ha cometido algún delito.
El apoyo de Trump podría generar un impulso para ese proyecto de ley, que muchos expertos consideran el único capaz de salir adelante en el actual Congreso, controlado por los republicanos.
Kristin Brown, copresidente de la asociación anti armas Brady Campaign to Prevent Gun Violence, dijo que esta medida ayudaría a reforzar las normas existentes pero no impide las compras online o en ferias.
“Necesitamos un sistema integral. Uno así no es suficiente”, dijo la activista, que exige una prohibición de la venta de armas de asalto y leyes que permitan a familiares, tutores o a la policía pedir a jueces que priven del derecho de portar armas a personas que den indicios de violencia.