Con una histórica caravana, los trabajadores azucareros de Salta y Jujuy reclamaron la reapertura del ingenio San Isidro –donde los 730 obreros de la planta quedaron en la calle– y la reincorporación de los despedidos de otros cuatro ingenios del norte argentino. La protesta incluyó seis horas de marcha por la ruta, en camiones y colectivos, atravesando las localidades afectadas, y un tramo final en el que los manifestantes concentraron en General Güemes, cabeza del departamento salteño más golpeado, para marchar a pie. Los azucareros denunciaron que los grupos económicos que controlan la actividad argumentan una situación de crisis para flexibilizar las condiciones de trabajo y desarmar las organizaciones gremiales.
La jornada de reclamo movilizó, junto a los despedidos y sus familias, a amplios sectores de las comunidades locales, que dependen de manera directa o indirecta de la industria del azúcar. Acompañaron también la caravana dirigentes sindicales y políticos de la izquierda y el peronismo; entre ellos Walter Correa –integrante de la Corriente Federal y diputado de Unidad Ciudadana–, Hugo Godoy –titular de ATE Nacional–, Néstor Pitrola –dirigente del Partido Obrero–.
Rafael Vargas, secretario general de Soeail, la organización gremial que agrupa a los trabajadores del ingenio Ledesma, aseguró que “ya está demostrado” que “no existe la crisis en la actividad” y señaló que “solamente con la producción de bioetanol se sostienen todos los salarios. El resto, la fabricación del azúcar orgánica y otros, son todas ganancias”.
A su vez, Mariano Cuenca, dirigente de la Federación Azucarera y del sindicato del ingenio San Isidro, planteó que la provincia debe avanzar con la expropiación de la planta, cerrada por el Grupo Gloria. La multinacional de origen peruano pidió al Ministerio de Trabajo la apertura de un proceso preventivo de crisis, en el que adujo como motivo del cierre que sus costos laborales se habían disparado y acusó al gremio de tener una postura “inflexible” al no aceptar modificaciones en las condiciones de trabajo.
Los despidos en los ingenios del norte suman casi 1500 en lo que va del verano. A los 730 de San Isidro se agregan otros 300 en Las Toscas, 181 en El Tabacal, 30 en Ledesma, y 325 en La Esperanza. Gran parte de estas cesantías tuvieron carácter antisindical, ya que apuntaron contra delegados o trabajadores que habían tomado una postura activa en defensa de sus derechos. Los que conocen la zona señalan que el nivel de incidencia de estas cesantías es mucho más alto, ya que están siendo afectados miles de empleos indirectos en el transporte y la zafra.