Los pedidos de renuncia del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu por parte de la oposición crecieron en las últimas horas tras la difusión del caso de corrupción del gigante telefónico Bezeq, y luego de la revelación de que uno de sus asesores detenidos está acusado de negociar con una jueza la absolución de la esposa del premier en otra causa.
La situación de Netanyahu se complicó ayer aún más al levantarse la orden de censura policial que permitió conocer la identidad de los siete detenidos el domingo pasado por el Caso Bezeq, que investiga el presunto pacto para obtener una cobertura mediática benevolente con la familia Netanyahu en la popular web de noticias Walla a cambio de favores a la compañía, propiedad de Shaul Elovitch. Por esta causa, la tercera que golpea a Netanyahu en las últimas semanas, el jefe del gobierno y su esposa, Sara, tendrán que declarar, aunque aún no se conoce la fecha, informó el diario israelí Ynet.
Entre los arrestados están Nir Hefetz, ex relaciones públicas de Netanyahu y vocero no oficial de la familia, y Shlomo Filber, director general del Ministerio de Comunicaciones, jefe de oficina de Netanyahu y director de su campaña, publicó el periódico Haaretz. También fueron detenidos dos ejecutivos de la compañía y el propio Elovitch, junto a su esposa e hijo.
Hefetz es sospechoso de haberle ofrecido a la jueza Hila Gerstel el cargo de fiscal general de Israel a cambio de cerrar un caso abierto contra la esposa del premier por malversación de fondos públicos, denominado Caso 1270, confirmaron hoy fuentes policiales. “Son hechos que sucedieron en 2015 cuando una funcionaria pública de alto rango fue contactada para facilitar su promoción a fiscal general (manipulando el proceso de selección) a cambio de una promesa futura (de actuar) sobre un caso”, explica el comunicado policial.
De acuerdo al canal de televisión israelí, Hefetz negó las acusaciones y, desde la oficina del primer ministro, se sumaron a la negativa, como lo vienen haciendo hace meses, cuando se conocieron las tramas corruptas que salpican a Netanyahu. “Hefetz nunca hizo una oferta tan ridícula. Nunca se le pidió que lo hiciera, y no podemos creer que hiciera tal cosa por voluntad propia”, señaló la nota recogida por la prensa hebrea.
La esposa del premier, Sara, también está complicada. Ya fue acusada de fraude y abuso de confianza en 2017 por presunta falsificación de recibos y uso indebido de fondos públicos en costosos servicios de “catering” y contratación de cocineros para cenas privadas.
En este contexto, hoy se incrementaron los pedidos de renuncia de Netanyahu por parte de líderes opositores. “Israel se merece un primer ministro a tiempo completo y no uno que esté enredado en otras cosas. Que decida él qué prefiere. Si no quiere dimitir, que se declare incapacitado”, dijo Yair Lapid, líder del opositor partido centrista Yesh Atid (Hay Futuro, en hebreo), al diario Maariv. Lapid presentó ayer una moción de confianza en el pleno del Congreso y sugirió que el jefe del Gobierno nombre a un sustituto interino de las filas de su partido, el Likud, hasta que la sucesión se resuelva en las urnas.
Por su parte, el líder del bloque de partidos de izquierda Unión Sionista, Avi Gabay, también se expresó en el mismo sentido. “Netanyahu se ha convertido en un lastre para los ciudadanos de Israel. Un líder con escándalos diarios, con casos de corrupción y con una obsesión enfermiza por ‘el qué dirán’ y lo que divulga de él la prensa”, dijo.
El caso Bezeq sumó un nuevo traspié para Netanyahu luego de que la semana pasada la Policía israelí recomendó al fiscal general que lo impute en dos causas de corrupción, por la recepción de regalos de lujo a cambio de favores (Caso 1.000) y por el intento de pactar con Arnon Mozes, el dueño del diario con mayor circulación en Israel, el Yediot Aharonot, para conseguir noticias favorables a cambio de iniciativas para reducir la difusión del periódico rival (Caso 2.000).
En tanto, Netanyahu dijo que es una “caza de brujas” orquestada para echarlo. “No hubo intercambios ni actos ilegales con Elovitch. No responderemos a las falsas acusaciones en los medios”, insistió.
Según un estudio del Instituto Midgam para el Canal 2 de noticias difundido días atrás, un 48 por ciento de israelíes cree que debe renunciar, mientras que un 36 por ciento piensa que no y un 16 por ciento no sabe o no contesta.