La oferta salarial presentada ayer a los docentes porteños por el gobierno de la Ciudad excluyó la cláusula gatillo de ajuste por inflación; la semana pasada, la gobernación de María Eugenia Vidal había tomado el mismo criterio con los maestros bonaerenses. El gobierno retira así de las negociaciones salariales un elemento que él mismo había introducido en las paritarias del año anterior. Este retiro se produce en momentos en que las cláusulas gatillo firmadas en 2017 empiezan a activarse. Según un relevamiento del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), además de los bancarios -a los que la justicia reconoció su derecho a cobrar la cláusula gatillo- estarán en situación de cobrar la cláusula gatillo los empleados de comercio, los estatales y los trabajadores de la construcción. También los gremios de alimentación y sanidad firmaron acuerdos con cláusulas de recomposición automática y porcentajes que superarían levemente la inflación acumulada. Los gremios que no lograron incorporar esa cláusula se vieron perjudicados y los que lo hicieron apenas lograron empatar a la inflación en 2017 aunque sin recuperar lo perdido en 2016.
El análisis toma dos escenarios de inflación, uno basado en los datos del Relevamiento de Expectativas de Mercado del Banco Central y otro considerando un costo de la vida levemente más elevado; los aplica luego a los acuerdos de una muestra de gremios. Vale recordar que las paritarias son acuerdos anuales, pero que no coinciden necesariamente con el calendario. Los bancarios son uno de los pocos que acuerdan salarios de enero a enero; los empleados de comercio y metalúrgicos tienen una paritaria que inicia en marzo; la paritaria de la UTA va de abril a abril.
A continuación, un panorama actividad por actividad.
- En el caso de los bancarios, cobrarán aumento del 5,3 por ciento (técnicamente es un poco menos, pero el número estará ahí). “El acuerdo paritario fue del 19,5 por ciento, y según los datos del Indec la inflación acumulada de enero a enero fue del 24,8 por ciento. Ya octubre los salarios del sector quedaron desfasados”, explicó Hernán Letcher, director del CEPA. “Lo interesante de este acuerdo, más allá que debió aplicarse de manera automática y esto no pasó, por lo que el sindicato tuvo que ir a la justicia, es que la cláusula gatillo es aplicable de manera retroactiva a enero: es una diferencia se que se aplica al inicio del acuerdo”.
- Comercio y Construcción acordaron un 20 y 22 por ciento, respectivamente, entre abril de 2017 y abril de 2018. “La variación de precios para ese período podría alcanzar entre 23,9 y 25,6 por ciento”, apunta el informe.
- Los estatales (UPCN) acordaron el 20 por ciento de mayo a mayo, mientras que la inflación estimada para ese período es de entre el 24 y 25,8 por ciento.
¿Cómo quedaron los que no incluyeron una cláusula gatillo? El análisis muestra que depende del poder de cada gremio: la UTA (choferes de colectivos), aceiteros, metalúrgicos, gastronómicos y camioneros negociaron sin cláusula gatillo. “Los dos primeros superaron la pauta inflacionaria, ya que aceiteros acordó un 31,6 por ciento entre abril y abril y la UTA el 21 por ciento, pero con sumas fijas que le adicionaron un 9,8 más”.
Los metalúrgicos y los camioneros quedaron mano a mano en la carrera contra los precios, aunque muy en el límite y podrían perder valor adquisitivo. La UOM firmó 24,1 por ciento entre mayo y mayo (contra una inflación que el CEPA estima entre 24 y 25,8 por ciento) y Camioneros tuvo una paritaria del 24,8 entre junio y junio (la suba de la vida podría ubicarse, para ese período, entre 24,2 y 26,2 por ciento).
En cambio quedaron muy perjudicado los gastronómicos, por el acuerdo firmado por el sindicato de Luis Barrionuevo. Tuvieron un 20 por ciento de aumento, entre 4 y 6 puntos por debajo de la inflación.
Letcher señala que incluso aquellos gremios que acordaron una cláusula gatillo como garantía para preservar el poder adquisitivo han perdido: “Pudieron empatarle a la inflación en 2017, pero no pudieron recuperar lo perdido en 2016. Así se consolidó un piso inferior de salario real. En este sentido, el gobierno logró su objetivo: que los sindicatos negocien ‘mirando la inflación hacia adelante’, y no por el espejo retrovisor, es decir, la inflación de 2016”.
Las pérdidas no son menores. En 2016, los sueldos de los empleados de Comercio vieron diluirse un 5 por ciento de su valor de compra, los de los metalúrgicos cayeron un 7 por ciento, los de los bancarios un 2 por ciento. Es sobre este piso, un escalón por debajo, que el gobierno busca imponer un techo del 15 por ciento a las paritarias, sin cláusula de automática de compensación; en el mejor de los casos, con un compromiso de volver a negociar si la inflación supera lo acordado.