Con un bombachón negro y ajustado se menea hasta tocar el piso. Las piernas gordas y tatuadas se mueven sensuales mientras revolea los brazos como si se estuviera abanicando, las botas negras combinan con la cadena de perro que lleva en el cuello. Nubecita voguea hasta rabiar con dos chicas por detrás, que aparecen como dos lobas en celo, en short y top negro. Después, Nubecita se pone de espaldas y se nalguea haciendo que los cachetes queden rebotando mientras repite con voz de ardilla “Meta meta morfi”. Las visuales muestran a un chancho y el signo peso. “La revolución es cogerme” grita al terminar un tema, haciendo movimientos con la mano como si estuviera en un videoclip de Madonna mientras las chicas (Josefina Botto y Rosario Muñoz) hacen lagartijas eróticas en el piso. Después del show, en los camarines, me dice: “La energía que tengo es como si hubiese cogido con todos y recién hubiese acabado; fue re intenso”.
¿QUIEN ES ESTA CHICA?
Desde que la vieron tirada en la cama con un pantalón nevado y una amiga le dijo que se parecía a una Nubecita, Vargas es Nubecita. Tiene 23 años. Hizo dramaturgia con Maruja Bustamante. Estudia cine y teatro. Hizo una adaptación de La metamorfosis que llamó Metamorfi, donde actuaba y dirigía (después apareció el disco, con música de IT el Hermoso y José Ocampo) y los show y el Tour. La obra trata de una adolescente flaca que una mañana se despierta siendo gorda y la mamá la encierra. Le gusta la comida chatarra, las milanesas de pollo, las pastas, todo. Enloquece por el lemon pie y el cheescake. Ama las gomitas ácidas, las que tienen yogur, las Mogul, las Yummy. “Son mi debilidad”, dice. No le gusta cocinar porque lleva mucho tiempo. De chico amaba Las chicas superpoderosas, Dexter, Johnny Bravo. Ahora mira Gravity falls, Clarence, Steven Universe, Gumball gravity falls (Lost para niñas). A los 13 años se cuestionó por qué le gustaban los chicos y ahora se pregunta si es trans o no; se cuestiona todo lo que puede, incluso lo que parece obvio. Trabaja como drag en las fiestas Turbo haciendo Voguing y antes fue acomodador en un teatro. Nubecita se hace el vestuario, las visuales, arma las coreos, las letras; en fin, se ocupa de todo. No es bailarín, ni cantante, porque dice que no tiene formación, y sus bailarinas tampoco son bailarinas; y es eso lo que le gusta: Hacer las cosas sin saber hacerlas; prefiere lo punk. Compartió escenario con Las Bistec cuando estuvieron en Buenos Aires, bailando como drag en su show, y no dejan de llamarla para que presente Metamorfi en vivo. Mientras tanto prepara su segundo disco.
CHANCHA Y CHANCHITOS
Nos reunimos en un bar del centro y llega con una camisa blanca, suelta, de mangas cortas. En el antebrazo tiene 5 caritas de chanchos tatuadas como si fuesen sellos. En el otro, 6 cuchillos rojos sobre un fondo negro y algunas pastillas, que remiten a una obra de Andy Warhol. Sobre un pedazo de piel blanca, sin pelos, aparece la cara de un chancho sombreado como si fuese dibujado con lápiz.
No está montada, porque dice que e resulta incómodo tener dos pedazos de goma espuma como caderas, maquillaje, peluca, medias que le ajusten el cuerpo; lo hace solo para los shows. De día prefiere andar así, fresca. Tiene unos shorts y en las piernas muestra dos chanchas tatuadas. Una tiene ojos de mujer y pelo largo onda Gilda, una pulsera punk y una corona de espinas. La otra chancha es más turra y lleva un bozal. “Tengo fascinación por los chanchos. Me gustaría ser un chango y estar rodeada de chanchos. Ensuciarme, como los chanchos. Hay una isla, que vi en YouTube, donde solo viven chanchos, es un paraíso… Y en Estados Unidos hay lugares donde la gente los tiene chanchos como mascotas, le hacen un tratamiento para que queden tipo bonsái”.
METAMORFI
Uno de los temas se llama: Chancha, lechona, ballena, cerdita…
–Soy una estrella pop pero con contenido. Es como el eterno sobrenombre: Chancha. La palabra gorda utilizada de manera descalificativa, como insulto. Lo primero que te dicen para agredirte es gorda. Usan la palabra como un arma para hacerte sentir mal, para herir. Antes, me daba vergüenza escuchar la palabra gorda. No podía decirla.
¿Notás cierto corrimiento del deseo hegemónico en el mercado de los cuerpos:?
–No lo veo. No veo cuerpos disidentes como el mío. El cuerpo flaco y blanco todavía sigue estando ahí arriba.
¿Y qué tipo de cuerpos te gustan?
–Absolutamente todos.
En Diosa antifibrosa decís: “Yo me como hombres, como golosinas…”
–Antes quizás no, pero ahora son objetos de mi placer: cuerpos gordos, trans, de mujeres ¿por qué no? Voy y vuelvo de todo. Me puede llegar a gustar todo. A veces soy una persona completamente sumisa y a veces no; de ahí en el medio paso por todo.
¿Con chicas también has estado?
–Se dio naturalmente. Sucedió. No lo cuento como un hecho, oh, estuve con mujeres. Hay gente que le decís concha y es un horror. Como si fuera un depredador que te va a agarrar; y no es más ni menos que una concha.
Se percibe mucha libertad en escena, sobre todo por el manejo que tenes de tu cuerpo, de tu exposición…
–El drag me ayudó a eso. Yo nunca tuve mucha incomodidad con mi cuerpo. La incomodidad partía del afuera, y querían cambiarlo; pero yo no me sentía mal con ser gordo, ni tenía vergüenza de desnudarme frente a otros. El segundo Metamorfi lo hice en suspensor. Obvio que tenía algo de vergüenza pero, medio que me obligo y me digo: lo voy a hacer. No tengo problemas en ponerme en bolas en escena… Lo que me da vergüenza es decir soy dramaturgo, soy guionista, ahí
siento que esos títulos me quedan grandes, me siento más cómoda diciendo soy performer.
En El punk nunca adelgaza decís: “Quiero un altar hecho de empanadas…”
–Me gusta pensarme como una diosa. Merezco ofrendas, altares, que me veneren…
Mucho ego…
–Soy muy del ego, tengo mucho de eso, pero pienso que me lo merezco.
¿Por?
–Porque puedo. Me gusta pensar en mi cuerpo como en una diosa griega. Pienso mucho en las esculturas griegas. Un tipo de belleza gorda, eso me re flashea.
En otro tema decís: “El olor del sexo es olor a fritas…”
–Si yo me pongo como objeto de placer estoy corriendo un poco todo… Entonces, me interesa buscar otras prácticas, como hacía Waters, buscar situaciones de placer donde no están; ahí está mi morbo.
Correr la genitalidad del foco…
–A Divine, en Polyester, le gustaba pisar pies; y eso me quedó. No le gustaba chuparlos sino pisarlos; eso la excitaba. Eso es lo que me interesa: buscar otras opciones para representarlas. Otras formas… Hay un montón de posibilidades… Por eso el olor a fritas.
Decís: “Yo me como hombres como golosinas.”
¿Tenés mucho levante?
–No.
¿Exponerte en escena no despierta el deseo de los otros?
–Se ve que no…
La preferencia por otros tipos de cuerpo...
Yo soy la buena onda,
la que todas quieren
de amiga, pero pocas
veces soy recibida
como objeto de placer; y me parece injusto.
¿Sufriste algún tipo de bulling mientras actuabas?
–No, pero el ambiente es re careta. A veces me desespera.
Decís: “Soy pura glucosa, ponele lo morbosa.” ¿Cuál es tu morbo?
–Soy re básica con los morbos. Me gustaría hacer una perfo donde mis bailarinas me meen, pero todavía no llegó, quiero tomarme mi tiempo…
“Es odiosa tu forma de mirarme, mejor te reemplazo por un pan de carne…”
–La gente que te mira mal. Recibo muchas miradas, de todo tipo. Además de estar sin cejas, como me muevo, es mi cuerpo en la vía pública lo que incomoda. Hay gente que no se sienta al lado de las personas gordas en el transporte público.
Haces activismo gordo…
–Sí, pero sin pretensiones, yo me divierto, hago la mía. La cosa es: Sí, soy gorda, marica y sudo ¿Por qué me estás mirando? Me va más esa que entrar en el juego, mirá que maricona soy, divertite mirándome. Pareciera que quieren eso, que les muestre una teta.