Las paredes del Fontanarrosa a partir de hoy se llenan de rock ilustrado, lo que es decir: música al compás del gran Andrés Cascioli, cuya impronta sigue indeleble, más que nunca. "Las caras del Rock and Roll", muestra curada por Nora Bonis y Malena Cascioli, inaugura esta noche, a las 20, para acompañar la agenda del Centro Cultural ‑ubicado en San Martín y San Juan‑ hasta mediados de abril. La tarde‑noche contará también con la presencia musical de Pablo Jubany, quien homenajeará a las figuras retratadas por el fundador de revista Humor, junto a su banda.
"Recordarás que en Humor había un espacio importante para la música, con una sección de rock que fue muy fuerte entre los lectores. Además, Andrés había hecho libros y distintas cosas, como Rock Superstar. Es decir, siempre estuvo ligado a la música. Cuando Palito Ortega trajo a Frank Sinatra, la revista hizo unos recitales 'anti Frank Sinatra' en Obras (risas). La música estuvo siempre entre sus preferencias", rememora Bonis a Rosario/12.
-‑Recuerdo, de pibe, un casete de Jaime Torres que un tío mío escuchaba en su auto, con un loguito de Humor.
-‑Los dibujos de esos casetes eran de Andrés, había hecho una serie de casetes que se vendían con la revista, o por correo, con los músicos que durante la época del proceso habían sido prohibidos porque se los consideraba personas no muy gratas. Los músicos solían venir a la editorial, había una relación muy fluida.
En cuanto a la muestra en cuestión, el disparador inevitable implica una piedra rodante, tal como lo corrobora el recuerdo de Bonis: "Andrés empezó alrededor del '94 a gestionar los derechos de (la revista) Rolling Stone. Fue un trabajo muy largo, del que me encargué yo. Pero cuando comenzaron los problemas económicos y no se pudo juntar la plata para la compra ‑era un desembolso importante‑, se lo cede al diario La Nación. Los primeros ocho números se hacen en el edificio de (editorial) La Urraca y el equipo fundacional de la revista lo arma Andrés, con gente de la Urraca; si bien al editor responsable sí lo pone el diario. Después, cuando La Urraca comenzó a tener problemas, La Nación se llevó a la Rolling y lo dejó a Andrés dibujando solo".
Los trabajos que podrán verse reúnen un recorrido de diez años, correspondientes con el último período del artista, fallecido en 2009. "Alrededor del '98, '99, Andrés comenzó a dibujar mucho sobre rock, con una técnica distinta, que es la que se va a poder ver en la muestra. Es una técnica hecha con biromes de colores. Biromes, anilina y alcohol, una técnica que desarrolló de manera personal. El trazo está rayado a propósito, sin perder detalle ni definición. Y los fondos están hechos con anilina y alcohol. El decía que eso tenía que ver con su economía, porque a esas biromes las conseguía en el Once, se compraba esas cajas que son para chicos, de veinte biromes por 10 pesos. Era eso lo que usaba, y el resultado era buenísimo. Pero él decía que estaba relacionado con su economía, que no era tan floreciente. Por otro lado, también tiene que ver con una cosa, sus últimos años fueron dedicados absolutamente al dibujo. No le interesaba ser el editor, sino que disfrutaba muchísimo de dibujar. En esos dibujos vas a ver una carga de detalles absoluta, que tiene que ver con las horas que se quedaba dándole a las biromes, vas a ver la pasión y el detalle que tienen. Andrés hizo mucho de ese material para Musimundo, a partir de unas agendas ilustradas con su material. Es una muestra distinta de otras, con otros originales. El diseño que ha elegido Malena Cascioli, nuestra hija ‑quien ha realizado unas tarjetas especiales, que se repartirán con la muestra‑, es totalmente moderno, los cuadros están enmarcados en negro, para resaltar los colores, que son muy fuertes, vibrantes, que tienen que ver con el rock; es como una cosa medio punk (risas)".
-‑¿Tiene algún recuerdo particular sobre comentarios o reacciones de algunos músicos a partir de la obra de Cascioli?
-‑Eso es algo que no te podría contestar, pero sí que Andrés estuvo cerca de músicos como León Gieco, Spinetta ‑en el último tramo‑, Hilda Lizarazu. Se llevó siempre bien con la gente de la música. Lo que pasa es que él era otro rompedor de convenciones, así como los mismos músicos, era un espejo desde otra disciplina. En la época dura de Humor durante la dictadura, los músicos y la revista estaban hermanados. Andrés estuvo en esa vereda hasta que se murió, nunca fue un burgués conformista, por decírtelo de alguna forma.