En febrero de 2008 ocurrieron gestaciones múltiples: así como a finales de ese mes llegó a la Corte el amparo que reclamaba declarar inconstitucional la prohibición del casamiento entre personas del mismo sexo, la calentura de aquel verano reunía también a Liliana Viola con Marta Dillon y Alejandro Ros para engendrar un suplemento que supieron entender, desde el principio, en toda su complejidad de voces y cuerpos que –ya en la calle o aún en el ropero– estaban a la espera de un espacio colectivo, territorio (ins)urgente que vino para interpelar al periodismo hétero desde las entrañas al corazón. “Mientras la expectativa en ese momento era la de hacer un suplemento gay, la gran decisión, la lucha se centró en que el SOY fuera un suplemento de diversidad. Si bien la palabra queer ya existía, no circulaba con la popularidad que tuvo más tarde, pero sin embargo fue una herramienta que nos ayuda a hacernos entender. Por eso la primera búsqueda fue hacia la construcción de un periodismo con perspectiva y cuerpos lgbttiq, multiplicidad de colaboradores, temas, perspectivas y posturas: nunca jamás llamar a opinólogos ni de sexo ni de psicología ni de abogacía ni de medicina” Así recuerda Liliana Viola las discusiones alrededor de las que se fundaba SOY. 

Ser para creer, SOY creció y a pesar de que el primer número vio la luz en marzo de 2008, la primera de todas las fiestas (habrá una por mes a lo largo y ancho del año para no quedarse con las ganas de nada) se inauguró el pasado sábado 17 de febrero para arrancar celebrando la transpiración de la cópula antes que el sudor del parto. 

FREIRIZATE

El lugar Casa Brandon y la consigna de la noche es hacer el suplemento en vivo. La propuesta es muy coherente ya que ningún otro suplemento más que el SOY podría convertir la palabra en carne con solo chasquear los dedos. Papel y tinta,  fotos y  diseño, grito llanto y abrazo entre pelos y pieles que hoy son de carne y hueso. Hay un suplemento que vive. Y su relieve es un público más protagonista que los anfitriones cuando la cámara de Sebastián Freire los retrata in situ sobre telón rojo aterciopelado. Porque “no es Fauno, Punk ni Peter quien quiere, sino quien se dejó posar por el deseo de freirizarse” apunta Alejandro Modarelli mientras se proyectan a sus espaldas las más de quinientas fotos seleccionadas para la ocasión. Retratos, escenas que pasaron por estas páginas.  “Y Freire lo sabe, por eso su obsesión con que saquemos hacia el exterior nuestra abyección de clausura. La belleza o la mierda que podemos llegar a ser. Obsesionado por la luz, el fotógrafo debe prevenir la ceguera en los cuartos oscuros.” 

PONEME LA TAPA 

La imagen en SOY es el centro de la escena y por eso ahora un encantador y preciso Diego Trerotola, maestro de ceremonias de la noche, presenta el homenaje a Alejandro Ros y sus tapas, esas antesalas que fueron desde el primer momento un manifiesto en sí mismo, la comunicación visual perfecta no solo de una idea escrita sino más bien “de los conceptos de la gente cuando anda por la vida”. Ernesto Meccia es el que lee, ve y escucha a Ros cuando cuando lo llama “compositor”, “busca” y “hermeneuta”: “¿Por qué dije “compositor”? Porque las imágenes de los asuntos sociales –más aún si éstos permanecieron durante mucho tiempo bajo la penumbra– no son algo dado, sino algo a construir. Si, en efecto, esas imágenes han de representar algo tendrá que encontrarse la mejor forma de hacerlo. Esas imágenes no están a ras del suelo, son entidades mucho más delicadas. Al ser producto de la memoria social, aparecen y desaparecen, a veces como relámpagos. Hay que ir hacia ellas, romperse el lomo para encontrarlas, retenerlas y recién entonces transmitirlas. Por eso me parece que Ros, además de un compositor, es un “busca”, un busca imágenes con ojo preciso”. El homenaje cierra con un aplauso al chico de las tapas estallando al grito de “Ros va a volver” aunque en realidad nunca se vaya del todo, porque Ros dejó escuela y de continuar por ese camino se trata.  

Pero el Show must go on y para levantar lo que quedó en el aire de pseudodespedida, irrumpe Paula Pérez España con su humor reflexivo, y mientras hace el raconto de cómo llegó a ser parte de la jauría, pone en evidencia lo que significa firmar en el SOY. 

CRONICAS MARCIANAS

El nombre que encabeza la nota no tiene ni remotamente el mismo riesgo, efectos y resonancias que en cualquier otra sección del diario. La firma revela una identidad que excede al nombre y que fue para muchos, la salida definitiva del closet: “Mi anécdota incluía una escena con una chica que me había partido el corazón en la adolescencia. Ese viernes de abril, tan emocionante para mí, una conocida que de carambola compró Página y la leyó, me dijo que hacer público algo tan íntimo le restaba seriedad a mi imagen. Me sorprendí muchísimo, porque nunca me hubiera figurado que yo daba una imagen seria, y además tomé conciencia de la incomodidad, por no decir homofobia, que podía generar en la gente ese proyecto que recién arrancaba (arrancar no es un verbo ingenuo, porque el SOY arrancó al periodismo masivo del discurso único de la heterosexual). Ante el comentario de la pacata reprimida no dudé: ese era mi lugar, me quedaba totalmente confirmado.” 

EL SOY DE PELO

La pertenencia por la negativa. Frente al no, la afirmación de ser. Liliana lo dirá de esta manera cuando llegue la hora de los premios y se suba al comando de control de la nave nodriza para entregar el primer premio SOY del año: “Esto es lo que confirma que no estamos cerrados sino completamente abiertos, la mejor carta de presentación, el currículum  de SOY es el hecho de que jamás hayamos recibido premio, mención o reconocimiento de ninguna clase” Ningún reconocimiento más importante que el de quienes vivieron, como decía Marlene Wayar cuando arrancaba con El teje: “ese proceso que se empieza siempre en soledad, porque es un mundo del que no se tiene conocimiento, solo te conocés a vos misma, y solo reconocés en vos misma las sensaciones y las sospechas de no querer ser lo que te están diciendo que sos y que aun así, querés seguir adelante.” El premio SOY fue entonces un premio de pelo, un regalo en forma de rodete rubio y evitista entregado a la enorme Marlene, “Alguien de quien nos encantaría recibir un premio en algún momento, y la hemos elegido porque es la primera persona que nos dio el no más rotundo, más doloroso y más tremendo que recibimos en los primeros días cuando con Marta pensábamos en a quién hacerle las primeras entrevistas” 

La noche tuvo también a la mismísima China Iron respondiendo y redoblando sentidos –desde el cuerpo de su autora– a las preguntas de Ariel Schettini, por momentos atrapado entre las boleadoras de una China insolente. Hacia el cierre de la noche, Adriana Carrasco y Diego Trerotola hicieron “Presas por besar”, una crónica en vivo que interpretó la escena del día en el que Mariana Gómez fue detenida, humillada y golpeada por besar a su esposa, Rocío Girat, en el domo del Centro de Transbordo de Constitución. “Nunca antes había ido a un calabozo por lesbiana”, dijo a PáginaI12 Mariana Gómez, de 24 años. “Nunca me había costado tanto reivindicar a una pareja”, dijo Rocío Girat, de 23. Ellas están ahí, mezcladas entre el resto de la gente esta noche, observando en escena lo que nunca pensaron que podría pasarles (en el año que se sanciónó la ley de matrimonio igualitario tenían 8 y 9 años) La crónica en vivo cierra con un llamado a acompañar a las chicas a tribunales el próximo 27 de febrero, día de la audiencia, para reclamar por el desprocesamiento de Mariana. “Al ropero y al calabozo no volvemos”, grita la cronista mientras rompe en pedazos el guión que hasta hace un segundo interpretaba.

Como no podía ser de otra manera, la primera fiesta de los diez años del SOY termina con zapatillas, borcegos y tacones bailando entre abrazos, besos y obstinaciones compartidas. La fiesta y la pista siguen para recargarse de la fuerza y amores necesarios en estos tiempos de ser trinchera y resistencia encendida.