Tres parejas con hijos pasan unos días en una quinta. Son amigos hace años y el plan podría parecer perfecto, pero claro, es mucho más que mallas y filtro solar lo que trajeron como equipaje. Recreo es la nueva película de Hernán Gerschuny y Jazmín Stuart (dirigida y escrita por los dos) y se basa en una idea simple, hasta previsible -una versión cuarentona y familiar de la idea que desplegaba Voley, de Martín Piroyansky, a propósito de los veinteañeros y la soltería. Pero la ejecución de esa idea es tan buena que la película se destaca como una de las mejores comedias argentinas de los últimos tiempos, el encuentro feliz entre un buen guión, con diálogos fluidos y creíbles, y un grupo de actores y actrices que le da una profundidad notable, llena de incomodidad. Ellxs son Pilar Gamboa y Martín Slipak como la pareja que en una época salía a pasear en moto y ahora cuida trillizos que se despiertan a la noche, Jazmín Stuart y Juan Minujín como la puérpera con bebé de cinco meses y su marido, que se disputan esos breves ratos de hacer cosas mientras el hijito no los demanda, y Carla Peterson y Fernán Mirás, padres de un preadolescente con el que se desencontraron hace rato, pero que compensan cualquier amargura con una vida más lujosa.
No está claro cuán amigas son estas parejas, aunque se sabe que se conocen desde hace muchos años. En todo caso, y lejos de parecerse a esxs mejores amigxs a los que apenas se puede ocultar nada, están a la distancia o cercanía justas como para que, desde el principio, la necesidad de pretender una armonía inexistente frente a lxs otrxs, y de ocultar las frustraciones y asperezas de cualquier vida en común, hagan que veamos a los personajes en su máxima debilidad humana: la de fingir. Así, aunque Andrea (Carla Peterson) se ponga la bikini sin dudarlo, Lupe y Sol (Jazmín Stuart y Pilar Gamboa) pretenden estar ocupadas con los hijos para no tener que mostrar los cuerpos postparto, o más tarde a la noche todos asumen una naturalidad impostada para hablar de sus vidas sexuales frente al grupo de amigxs. La película logra, de esa manera, que aunque no los rodee más que campo y relax los personajes aparezcan atravesados por las mismas imposiciones que nos oprimen a todxs: tener que ser flacxs, tener que ser exitosxs, buenos padres y madres, satisfechxs en una relación monogámica o, más difícil todavía, tener que ser felices. No pasa mucho tiempo hasta que esa fachada se empieza a descascarar, y el repertorio de sonrisas impostadas, frustración muda y desconcierto que despliegan los personajes de Recreo –treintañeros o cuarentones que parecen haber aterrizado en la vida familiar como si se hubieran bajado de naves espaciales que los trajeron desde muy lejos– es finísimo.
Porque los planteos de la película no son tanto sobre “la familia” o “la pareja” o sobre maternidad y paternidad en general: son los de una generación que accedió a la familia luego de años de pensar que esa cosa llamada adultez sería algo posible de evitar, que la vive con extrañeza y no como algo dado. La separación siempre está en el horizonte y Recreo también se hace cargo de esa fragilidad, dejando, de hecho, al espectador en la amarga especulación sobre cuál de estas parejas terminará separada -pero también entendiendo por qué esa separación podría ser necesaria, y hasta vital. Quizás la piedra de toque de este tipo de comedia es hasta qué punto puede hacerse cargo del dolor, en medio de las risas. Y Recreo lo hace sabiamente, con los recursos del buen cine. En primer lugar, porque se permite que ciertas cosas se mantengan en silencio y se digan con gestos, con miradas, como en la escena vibrante donde Carla Peterson tiene un diálogo brevísimo con su hijo (Agustín Bello Ghiorzi) mientras sostiene a un bebé, pura emoción de reconocimiento actuada con intensidad. Y en segundo lugar, porque no busca consuelo ni respuestas fáciles. Al contrario, cada pequeña herida, cada llaga que se reveló durante ese fin de semana de convivencia permanece casi intacta. Que nos hayamos podido reír en el transcurso de esa revelación es la magia de la comedia.