Quienes conocen muy de cerca el funcionamiento del equipo de gobierno sostienen que Marcos Peña es el prestidigitador que se mueve detrás del trono. Por eso no extraña que haya sido él quien salió a dar la nota y fijar el tono de lo que será la respuesta oficial a la movilización popular en la calle. El Jefe de Gabinete afirmó que “la única que faltó en el palco fue Cristina Kirchner”, adjudicándole a la ex presidenta la condición de “líder intelectual” de la protesta.
Lo dicho deja a la vista que frente a la falta de argumentos que emerjan como resultados de su propia gestión, el Gobierno tiene que recurrir a fórmulas que, si bien le dieron rédito en el pasado, el devenir de la política y de la propia gestión de Cambiemos han ido desgastando.
Es probable que los grupos focales manejados por los asesores de marketing comunicacional del Gobierno todavía le sigan aconsejando a Marcos Peña que alimentar como un fantasma político la presencia de la ex presidenta como la mano oculta que todo lo decide continúa aportando réditos a favor del oficialismo. Aunque, como en otros tantos temas, el discurso oficial esté también en este punto cada día más lejos de lo que ocurre en la realidad. Porque si bien es evidente que la ex presidenta sigue teniendo una gran influencia en el teatro político nacional, no lo es menos que en el escenario actual de la oposición se están produciendo movimientos y gestos que son el resultado de múltiples interacciones entre los actores, y en los cuales –sea por realismo o por simple táctica– ninguno de ellos tiene ni capacidad ni voluntad de imponer su propia perspectiva.
Quizás también el gobierno de la Alianza Cambiemos comienza a tener dificultades para encontrar en su gestión los argumentos y las razones a su favor, porque a la vista está que no puede exhibir los logros de “cambiar pasado por futuro”.
Sin embargo lo más revelador es que se pretende negar la evidencia de la realidad, algo que le suele ocurrir a todos los gobernantes. Quienes se movilizaron a la 9 de Julio lo que hicieron fue aprovechar una circunstancia política y un escenario para poner en acto su descontento. Casi sin importar quién o quiénes eran los convocantes y, mucho menos, entrar en la elucubración pseudo erudita de los “autores intelectuales”.
En todo caso, habría que explicarle al Jefe de Gabinete que los verdaderos autores intelectuales de la movilización popular que ganó la calle son el presidente Macri y el “mejor equipo de los últimos cincuenta y dos) años” que la Alianza Cambiemos puso en ejercicio para intentar quitarle derechos a los argentinos y las argentinos en favor de las corporaciones para las que realmente trabajan y a las que sirven.