Los precios en Venezuela aumentaron 2600 por ciento en 2018 según la oposición, mientras que las estimaciones oficialistas la ubican en 500 por ciento. Un proceso hiperinflacionario que es analizada por economistas de diversas corrientes. Al respecto, una particular opinión fue expresada recientemente por el economista Jeffrey Sachs, uno de cuyos “éxitos fue la salida de Bolivia de la hiperinflación”, según su entrevistador Jorge Fontevecchia. En realidad, su participación en el programa ortodoxo aplicado por Paz Estenssoro en 1985 es cuestionada por el ministro de Finanzas de aquellos años, Juan Cariaga, que lo reduce a un asesor del ex dictador y entonces candidato Banzer que se sumó como “auditor externo” ante el giro neoliberal del líder del MNR, sin participación activa en la elaboración del programa.  

Al ser consultado sobre cómo trataría la inflación en Venezuela señaló: “Primero, que el señor Maduro renuncie. Después de su renuncia la inflación desaparecerá. Venezuela está en guerra civil. El chavismo es, otra vez, la historia de la política hiper agresiva, el populismo. Cualquier Estado creado sobre la base de una persona está mal, es nocivo, sea peronismo, chavismo o estalinismo”. Impulsado por su hiper gorilismo, el economista estadounidense inaugura con esas declaraciones una nueva tesis de las hiperinflaciones que serían consecuencia de la presencia en el poder de populistas peronistas-chavistas-estalinistas cuya renuncia estabilizaría los precios.

Dado que la geometría del círculo impone que doblando siempre hacia la derecha se termina apareciendo por la izquierda, la teoría de Sachs es coincidente con la del chavismo más duro que ve como causa de la hiperinflación a la guerra económica que impulsa el establishment local e internacional contra la revolución. Bajo ese argumento, la restauración de un régimen conservador afín al establishment pondría fin a la guerra económica y, por lo tanto, a los aumentos desmedidos de los precios.

Sin negar los elementos de conflicto político y social que afectan la economía venezolana, su proceso hiperinflacionario tiene un amplio abanico de políticas para contrarestarlo que podrían aplicar gobiernos de diversos signos. Los aumentos de precios en Venezuela tenían una fuerte inercia cuyo piso se elevaba junto a la cotización del dólar paralelo al calor de la escasez de divisas (en el marco de la baja de las exportaciones de petróleo, el cierre de los créditos externos y la imparable fuga de capitales). La reciente aceleración en el ritmo de aumento de precios hizo perder al bolívar su función de medida del valor, y los precios de los productos pasaron a ser establecidos en dólares para convertirse a bolívares según su cotización en el paralelo, al momento de realizarse las operaciones de compra venta.

Esa situación permite estabilizar los precios si se logra estabilizar el dólar de referencia, en este caso el paralelo. Una tarea nada sencilla pero posible si se consigue cierta expansión de las exportaciones, algún apoyo financiero externo y algunas medidas que sequen momentáneamente la liquidez que alimenta la compra de dólares en el mercado paralelo.

@AndresAsiain