Dos empleados de AySA fueron víctimas de un episodio de gatillo fácil por parte de dos policías de civil, que persiguieron su auto y efectuaron dos tiros. Los efectivos confundieron el auto con el de unos ladrones. Por el hecho, sucedido en Wilde, se desafectó a los dos efectivos.

 

Los dos hombres iban a jugar un partido de fútbol y los policías, que estaban de civil, los persiguieron tras la denuncia de una mujer por el robo de su celular. Según la denuncia, los ladrones circulaban en un auto gris similar al baleado. “¡No estamos en dictadura!”, les gritaron los dos ocupantes a los policías, al tiempo que filmaban la situación con sus celulares. Los impactos de bala fueron del lado del acompañante.

Al mismo tiempo, los efectivos pedían que no filmara y adujeron que el auto no se detuvo para justificar los disparos. Según se informó, los policías involucrados en el hecho fueron inmediatamente sumariados y apartados de sus funciones. 

El episodio se produjo en medio del aval del gobierno nacional al accionar de la policía tras el recibimiento en Casa Rosada al policía Luis Chocobar, que mató a un delincuente en la Boca. Mientras Mauricio Macri y su ministra Patricia Bullrich felicitaban al policía, la Justicia lo procesaba por haber asesinado al ladrón, que no estaba armado, poniendo además en riesgo a quienes pasaban por la calle en ese momento. 

Wilde fue escenario de un hecho similar hace 24 años, pero de final luctuoso. Sucedió el 10 de enero de 1994, cuando once agentes de la Brigada de Investigaciones de Lanús acribillaron a cuatro personas que viajaban en dos vehículos. En la llamada "Masacre de Wilde" hubo 270 disparos contra autos que se pensaban de delincuentes. Murieron un remisero y sus dos pasajeros, y un librero que viajaba en el otro auto.