La transferencia de los derechos televisivos del fútbol desde el Estado a capitales privados es una operación que multiplica todos los días a las partes interesadas. No les importa a éstas si la final de la Copa Argentina se juega sobre un campo minado, impresentable, o si el deporte es violento en su entorno multitudinario. River y Central midieron 25,8 puntos de rating en Córdoba, pero el contrato del Fútbol para Todos (FPT) todavía no se rescindió. La entente Turner-Fox, ESPN y otros eventuales competidores afinan los números, los dirigentes sacan cuentas y el presidente Mauricio Macri se frota las manos. Está dispuesto a incidir en todo. Incluso sobre a qué empresa se le otorgará la producción de los contenidos. La gestión para comprar Torneos y Competencias que lleva adelante el gigante estadounidense IMG no es ajena a esta movida desde el Gobierno. 

Puede interpretarse que TyC acordó pagarle unos 112,76 millones de dólares al fisco de EE.UU. para quedar “limpia” de los sobornos que había desembolsado su CEO Alejandro Burzaco y acelerar los tiempos de la negociación. Ese compromiso le allanaría el camino para seguir en el ruedo, aun cuando cotizó más del doble que la productora La Corte para poner al aire el fútbol televisado. Este dato sale de una fuente de la industria de medios. Lo que no queda claro es si IMG compraría las acciones que todavía conserva Burzaco en Torneos y Competencias o el paquete completo. 

El grupo Clarín sigue a disimulada distancia los acontecimientos. Sus pingües ganancias vendrían de otro lado: la distribución de los partidos por Cablevisión –la principal unidad de negocios que controla– y Flow, su niña bonita: una plataforma que permitirá acceder a contenidos en línea y a demanda desde cualquier dispositivo móvil.

Los sábados a la mañana Macri suele otorgarle al fútbol un espacio de discusión para hablar de negocios. Las reuniones con dirigentes de los clubes se hacen en Olivos. Se involucra mucho y no importa si eso opaca a Fernando Marín, su principal operador político en el tema. Aunque por todos los medios oficiales se anuncie que el FPT quedó en el pasado, todavía no se rescindió el contrato con la AFA. Su extensión hasta 2019 justificaría un resarcimiento. De eso no habla el Gobierno. Tampoco los eventuales damnificados, esos directivos que pidieron terminar en julio la relación comercial en una carta dirigida al secretario general de la presidencia, Fernando De Andreis.

En un clima donde predominan la dilación y el fastidio por un desenlace que no llega, todos desconfían de todos. Las próximas elecciones en la AFA son un síntoma claro. No hay consensos ni candidatos que representen a la mayoría. Los únicos dirigentes que se mueven en bloque son los del interior y el Ascenso. Pero su capacidad de respuesta es muy limitada porque enfrente tienen al Gobierno, la FIFA y las corporaciones de medios. Igual se las ingenian para avanzar. Presentaron un pedido formal ante el juzgado de María Servini de Cubría para que se adelanten los comicios en la AFA. Aunque ésa es otra historia: habría que hacer magia para saber quién se sentará en el sillón que usó Julio Grondona durante 35 años.

Ahora la cuestión de Estado para el fútbol y también para el Gobierno es quién se quedará con los derechos de TV. El grupo Turner arrancó mal las negociaciones. Se había perfilado como el principal candidato, pero su oferta fue rechazada por insatisfactoria. Unos 2200 millones de pesos anuales en un contrato que se extendería a quince años. Los dirigentes pretenden 3500 millones de piso. Joel Whit Richardson, el vicepresidente de Distribución y Mercadeo de Turner, llegó al país el viernes pasado para recuperar terreno.  

Una fuente cercana a las negociaciones le dijo a PáginaI12: “El negocio se planteó mal. No se pueden ofertar 2200 millones y un contrato tan largo. Hoy se debe pensar en plazos más cortos, en términos medios y en hacerse socios en el producto fútbol”.     

La distancia entre las pretensiones de los clubes y la propuesta económica de Turner y Fox le abrió la puerta a ESPN, un competidor en el mercado de los derechos deportivos de TV. La gestión para acercar a esta cadena se atribuye a Claudio Tapia, que lidera el bloque Ascenso Unido. El presidente de la comisión normalizadora, Armando Pérez, blanqueó un encuentro inminente con ese multimedios y el valor que pretende la AFA por su fútbol: 3500 millones.

En este caso se habla de una sociedad con Mediapro Argentina como productora de contenidos y un trabajo “contrarreloj” para llegar a esbozar un acuerdo, como dijo Pérez. También de la diversificada oferta de pantallas que tiene ESPN y los múltiples soportes por los que se vería el fútbol. La casa matriz de Mediapro (llamado grupo Imagina desde su fusión con Globomedia en 2006) queda en España. Una de sus filiales ubicada en Miami, Media World, quedó salpicada por el escándalo de las coimas en la FIFA. Como Torneos, eyectó a sus principales ejecutivos imputados: Roger Huguet y Fabio Tordin. Ambos se habían declarado culpables de “cometer fraude electrónico y blanqueo de capitales”. 

TyC hizo lo propio con su ex CEO y difundió su mea culpa en un comunicado la semana pasada: “Torneos ha aceptado responsabilidad por la conducta de Alejandro Burzaco, su ex Gerente General, y otros ex empleados de Torneos en relación con contratos obtenidos de manera indebida”. El acuerdo vigente con la Justicia de EE.UU. obliga a la empresa a desembolsar 112,76 millones de dólares. Esa suma se compone de una multa de 23,76 millones y el decomiso de activos por otros 89 millones. 

En Estados Unidos es un bien preciado la seguridad jurídica de las empresas aun cuando hayan cometido delitos. Los bancos con sede en su territorio por los cuales pasó el circuito de coimas de la FIFA y la Conmebol son la ratificación más contundente. Por eso, varias de las mismas compañías que sobornaron a dirigentes de la FIFA tienen ahora una nueva oportunidad. La de volver a participar de un mercado sin reglas ni decoro porque negociaron sus reputaciones en Estados Unidos.

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