Ahí está, a la vuelta de la esquina, la noche más importante del show business. Dentro de una semana, la 90° entrega de los premios Oscar de la Academia clausurará uno de los años más agitados de Hollywood que se recuerde. Todo empezó con el monumental bochorno generado cuando, ante los ojos del mundo entero –se trata del evento de entretenimiento no deportivo más visto–, Warren Beatty y Faye Dunaway leyeron el sobre de la terna anterior y decretaron a La La Land como Mejor Película en lugar de Luz de Luna. Los académicos serán conservadores en sus criterios de elección, pero no tontos, y para este año ya anunciaron varias medidas de seguridad en el movimiento de los sobres. Habrá más ojos siguiendo el proceso, además de un par confirmaciones de que, efectivamente, los presentadores tienen en sus manos el correcto. La segunda cuestión viene de larga data pero se visibilizó desde las denuncias de acoso sexual contra Harvey Weinstein y continúa con una lluvia de acusaciones contra varias ¿ex? estrellas de la pantalla grande. En medio de todo eso, un conjunto de películas pugnará por un lugar en la Historia. A continuación, entonces, un recorrido por los antecedentes, pronósticos y pálpitos de la gran noche dorada.

¿#MeToo?

La entrega de los Globos de Oro marcó el campanazo de largada de la temporada de premios de las distintas asociaciones de Hollywood. Fue, además, la primera demostración pública de que los movimientos #Metoo y Time’s Up serían los grandes temas del invierno del hemisferio norte. Hubo vestidos negros, discursos a favor de la igualdad salarial, reclamos por más personajes femeninos en pantalla, críticas contra una industria que desde sus comienzos ha visto el mundo desde arriba de un bigote y, sobre todo, un aliento generalizado para que las víctimas de abusos y acosos sexuales denuncien. Y ellas denunciaron, evidenciando que lo de Weinstein no era la excepción sino la regla, tal como demuestra una encuesta publicada este martes en el diario USA Today. Allí se lee que el 94 por ciento de las 843 mujeres entrevistadas aseguró haber sufrido algún tipo de abuso o acoso en el ámbito laboral, desde chistes (87 por ciento) y comentarios (75 por ciento) hasta intentos de obligarlas a realizar actos sexuales (21 por ciento), e incluso pedidos para desnudarse en castings sin previo aviso (10 por ciento). “Los porcentajes son más elevados que los que solemos ver en otros ámbitos laborales”, dijo al medio norteamericano Anita Raj, directora del Centro para la Igualdad de Género y Salud de la Universidad de California, y cerró con algo peor: “Las mujeres no siempre saben la línea entre las demandas del mundo del espectáculo y lo que constituye un hostigamiento sexual”.

Uno de los gestos más contundentes en los Globos fue una palabra cuando nadie la esperaba. “Y los nominados hombres para Mejor Director son...”, dijo Natalie Portman con el sobre en la mano. Con ese agregado genérico, que le valió aplausos y un rebote infinito en las redes sociales durante los días posteriores, la actriz iluminó la deliberada ausencia de realizadoras en el palmarés del Globo de Oro. Inevitable que por elevación la Academia no haya sentido ese cachetazo. Inevitable no ver en la inclusión de Greta Gerwig como candidata a Mejor Directora una respuesta a ese reclamo, la evidencia de la cola de paja de una entidad que en los 89 años anteriores había nominado a apenas ¡cuatro¡ realizadoras. Cuatro sobre un total de 445 nominados desde 1929 hasta 2017 (cinco por año) da 0,89 por ciento: menos de uno de cada cien nombres con presencia en este rubro es femenino. Y sólo una ganadora. Fue 2010 el año que Kathryn Bigelow dio el batacazo venciendo a James Cameron (Avatar) por Vivir al límite.

¿Lo logrará Gerwig? Suena difícil: corre muy, muy desde atrás a Guillermo del Toro. Todo indica que su presencia quedará como uno de los tantos gestos con los que la Academia busca amoldarse al aire de estos tiempos, tal como ocurrió el año pasado con el premio máximo a Luz de Luna y otras 17 nominaciones para afroamericanxs. Más aún cuando el cierre de las votaciones para las ternas fue el 12 de enero, cinco días después del dardo venenoso de Portman. Tampoco parece    casual que La rueda de la maravilla, de Woody Allen, haya sido ninguneada –además de un rotundo fracaso en taquilla en prácticamente todo el mundo–, aun cuando protagonizaba la siempre “nominable” Kate Winslet. O que entre los actores no haya ni noticias de James Franco, que a asomaba como una fija por su Tommy Wiseau en The Disaster Artist, Globo de Oro incluido, pero terminó en la lona después de que tres actrices trajeran a colación algunos episodios del pasado que no se condecían con el pin de Time’s Up que el actor lucía orgulloso  en aquella velada.

¿Qué sucederá en la autocelebración de una industria instalada como nunca antes en el centro de un debate que trasciende los límites de su disciplina? ¿Aplaudirán esos mismos hombres que fuera de cámara son los que originaron las respuestas de #Metoo y Time’s Up? Como pocas veces en su historia, lo mejor que podría pasarle al Oscar es tener una de las habituales ceremonias eternas y aburridas, con discursos críticos pero dentro de los carriles de lo esperable, sin imprevistos. Nada de papelones ni errores no forzados con sobres mal entregados y presentadores poco atentos. Que se hable, aunque sea de refilón, de cine. Las dos principales candidatas podrán gustar más o menos, pero son títulos de alcurnia suficiente para soportar el peso de la sobreexposición dorada.

Entre anfibios y carteles

Cuando el próximo domingo ya sea lunes, el último sobre de la faena traerá el fallo final del duelo que Tres anuncios por un crimen y La forma del agua vienen desarrollando desde noviembre del año pasado, cuando se conocieron las primeras nominaciones de la temporada, y que tuvo su anteúltima partida una semanas atrás en los Bafta. Del Toro y sus monstruos deben estar rezando para que no suceda lo mismo que en los premios británicos y los Globos de Oro. En ambos casos, la historia romántica entre una criatura anfibia y una tímida empleada en plena Guerra Fría partió con varios cuerpos de ventaja por tener más nominaciones –igual que en Oscar, donde aspira a 13, una por debajo del récord histórico de La malvada, Titanic y La La Land–, pero terminó viendo cómo Tres anuncios... se quedaba con los rubros más importantes. El último domingo aspiraba a doce y ganó sólo tres; su rival, a nueve y se fue con cinco: Película, Película británica, Actriz (Frances McDormand), Actor de reparto (Sam Rockwell) y Guion original. En los Globos,  La forma... había movido primero con un 7 a 6 a favor en nominaciones, pero el film de Martin McDonagh remontó y al final ganó 4 a 2, otra vez con los premios más jugosos adentro: Mejor Drama, Actriz, Actor de reparto y Guión. Para la de del Toro fueron, igual que en el Bafta, Mejor Director y Música. Además, Tres anuncios... fue elegida como Mejor Elenco por el Sindicato de Actores, que aporta más de mil de los siete mil electores del Oscar y en siete de los últimos diez años “predijo” el voto académico en el rubro principal.

Pero para cada antecedente existe una luz roja que impide el festejo anticipado. Así, a la victoria en los Golden Globes de Tres anuncios... se le contrapone el hecho de que en lo que va del milenio sólo en la mitad de las ocasiones hubo coincidencia de ganadoras entre ese evento y el de la Academia, y que el rubro más importante del Bafta y el Oscar repitió nombres entre 2009 y 20014, pero desde 2015 cada uno fue por su lado, con Boyhood, El renacido y La La land triunfando en tierras británicas y Birdman, En primera plana y Luz de Luna haciéndolo de este lado del Atlántico. A del Toro le queda, además de la numerología, aferrarse a algunas estatuillas de menor envergadura mediática como el Critic’s Choice o el PGA a Mejor Película concedido por el Sindicato de Productores, una entidad numerosa (8200 miembros) y que en 19 de los últimos 28 años votó igual que la Academia. El problema es que entre esos 19 no figuran 2016 ni 2017, por lo que la sintonía quizá ya no sea tal. Donde sí hay sintonía es con los periodistas que participan en la encuesta del sitio Goldderby, que en su mayoría apuesta por La forma..., seguida a llamativa distancia por Tres anuncios... Distinto es el caso del apostador común y corriente: al cierre de esta nota, la dupla pagaba prácticamente lo mismo en el sitio Bwin, con algunos centavos de dólar a favor del film de McDonagh.

Terceros sin discordia

Tiene sentido que en un contexto con reclamos de igualdad y conciencia de género Tres anuncios... arrase con cuanto premio le pongan delante. La película del director de Escondido en Brujas y Siete psicópatas narra la historia de una mujer determinada a obtener justicia por la violación y el asesinato de su hija adolescente poniendo tres carteles en una ruta y enfrentándose a la policía local. Premiarla sería para la Academia una buena forma de evitar lapidaciones públicas posteriores, algo similar a lo ocurrido el año pasado con Luz de Luna. ¿Habrá un tercero en discordia? Como la única con remotísimas chances de romper la grieta asoma Lady Bird, según coinciden los especialistas de Goldderby y las apuestas de Bwin, donde secunda a la dupla favorita pagando 13 dólares por cada uno arriesgado. A su favor tiene presencia constante en los rubros más importantes en los premios de prácticamente todas las entidades, además del Globo de Oro a Mejor Film en la subcategoría Comedia y la capacidad de ajustarse perfectamente a los requisitos de igualdad genérica, con su relato madurativo centrado en el crecimiento de una jovencita en vísperas de terminar el secundario.

Lo del resto es casi testimonial, aun cuando los fríos números permitan suponer otra cosa. La incursión del británico Christopher Nolan en el cine bélico con Dunkerque sumó ocho nominaciones, cinco por debajo de La forma... y una por arriba de Tres anuncios..., pero la temporada la ha encontrado perdiendo todas y cada una de las batallas ante la dupla favorita. Además, ni siquiera pudo conquistar a los electores del Bafta, único lugar donde podía llegar a raspar alguna estatuilla importante por contar con la ventaja de la localía. Si perdió en casa, ¿qué queda para la excursión a Los Angeles? Aplaudir, sonreír para las cámaras, y no mucho más. Lo mismo ocurre con la sorprendente El hilo fantasma y Las horas más oscuras (ambas con seis). Da la sensación que la propuesta cómica-fantástica-terrorífica contra la ideología wasp de ¡Huye! llegó un año tarde, más allá de la presencia en cinco ternas. Llámame por tu nombre (cuatro) tuvo más aceptación en los paladares europeos que en los norteamericanos y su única chance es en Guion Adaptado, y The Post: Los oscuros secretos del Pentágono está donde está porque su envergadura (tema candente, Spielberg, Hanks, Streep) la convirtió en un tanque dorado demasiado grande para obviarlo olímpicamente.

El club de los cinco 

¿Qué hacen un norteamericano silencioso, una norteamericana blanca, joven y hispter, un mexicano gordo y nerd, un negro y un inglés en Hollywood? Así podría comenzar un chiste de cafetín o una disparatada comedia de enredos, pero se trata del panorama en el rubro Mejor Dirección. Todo un canto a la diversidad étnica y geográfica escrito al calor del régimen de fronteras duras y supremacía blanca de Trump. Acá a Del Toro sí le conviene que suceda lo mismo que en los Bafta y Globos de Oro; esto es, que La forma... se imponga y lo convierta, para tristeza del magnate tuitero, en el tercer mexicano premiado como Mejor Director en los últimos cinco años, después de Alfonso Cuarón (Gravedad) y el doblemente ganador Alejandro González Iñárritu (Birdman y El renacido).

Ganador del DGA del Sindicato de Directores, otra de las entidades que aporta un buen plantel a la Academia, el responsable de El laberinto del fauno y Titanes del Pacífico salió de la ruta y agarró la autopista rumbo a la estatuilla cuando los electores eliminaron de cuajo a su rival más fuerte, Martin McDonagh, omitiéndolo del quinteto final. Ni siquiera permitieron que los románticos del clasicismo soñaran con un triunfo de Spielberg, llamativamente ninguneado durante toda la temporada por todas las asociaciones, casi a la par que su contemporáneo Ridley Scott. Otro mensaje de una Academia que sigue empecinada en jubilar a una generación de realizadores veteranos, tal como ocurrió el año pasado con Martin Scorsese y Clint Eastwood. De allí que todos menos uno de los elegidos de este año sean debutantes en el rubro. El único que repite es Paul Thomas Anderson, nominado diez años atrás por Petróleo sangriento. Gane quien gane, habrá debut en el Dolby Theatre.

La suerte parece echada para que la edición 18 repita lo ocurrido en cuatro de los últimos cinco años: que el Mejor Director no sea el responsable de la Mejor Película. La tendencia empezó a marcarse en 2013 (Ang Lee por un lado; Argo por otro) y se acentuó en 2014 (Cuarón y 12 años de esclavitud). El asunto volvió a una normalidad aparente en 2015 (Iñárritu y Birdman), pero descarrilló otra vez en 2016 (Iñárritu y En primera plana) y en el sorpresivo 2017 (Damien Chazelle y Luz de Luna). Las chances de un batacazo son mínimas, coinciden los analistas de Goldderby. Apostar unos pesos a la fija es, como en el hipódromo, poco más que una molestia, con el mexicano pagando 1,10. Y si no es Del Toro, ¿quién? La que podría sacar ganancia de este río revuelto es, se dijo, Greta Gerwig, pero si gana sería más una consecuencia del contexto que de lo que viene ocurriendo a lo largo de una temporada donde ha estado ausente de las ternas de los Globos de Oro y del Bafta. Sorpresón sería que gane Nolan por Dunkerque o Paul Thomas Anderson por El hilo fantasma. Y ni hablar de Jordan Peele por ¡Huye!, quien sí tiene algunas chances de llevarse ese consuelo a las perdedoras que es Mejor Guión Original.

La quíntuple corona

La terna de Mejor Película es la única importante con un mínimo de suspenso. Entre los intérpretes, la cosa está definidísima como pocas veces, con los mismos nombres repitiéndose a lo largo y ancho de la temporada y un favoritismo apabullante entre pronosticadores y apostadores. Así, lo del próximo domingo amenaza con ser un trámite de rigor, casi una colación de grado en la que, salvo una catástrofe, dos actores y dos actrices inscribirán su nombre en la historia llevándose en un mismo año el Critics’ Choice, los Globo de Oro, el SAG, el Bafta y el Oscar. Frances McDormand se irá con su segunda estatuilla a Mejor Actriz (ganó con Fargo, en 1996) por el impresionante trabajo en Tres anuncios por un crimen y dejará a Merryl Streep con las ganas de llevarse otro Oscar a la vitrina en su 21ª nominación. El film de Mc Donagh festejará por partida doble ya que cuenta con Sam Rockwell como reparto y deseoso de repetir la quíntuple corona de su compañera. Las fijas actorales se completan con Allison Janney en Actriz de Reparto por Yo soy Tonya (estrena aquí el 8/3) y Gary Oldman por su protagónico en Las horas más oscuras. Para ellos se avecinan horas cualquier cosa menos horas oscuras. Será una noche de atuendos negros, alfombras rojas y sueños dorados.