La ciudad de Maipú fue bautizada así en 1878, en homenaje a una de las batallas más recordadas del Ejército de los Andes, una que afianzó la independencia de Chile. En mapuche, Maipú significa “labrar la tierra” y de eso se trata –de abrir surcos con el arado de la educación–, la labor que viene desarrollando desde hace décadas la Escuela Rural número 14 José Manuel Estrada, un lugar de integración para niños y niñas de nivel primario que por diferentes motivos habían sido excluidos del derecho humano de aprender. Hoy, por un golpe de pluma que partió de un lejano y sordo escritorio político, la escuela 14 es una de las 49 con amenaza de cierre definitivo por orden de la gobernadora de Cambiemos María Eugenia Vidal. En diálogo con PáginaI12, la joven directora Soledad Oubiñas expresó y fundamentó su rechazo a una decisión “muy dolorosa y muy injusta”.
Oubiñas, 29 años, dos hijos, nacida en Maipú, contó que la mala nueva les fue confirmada el miércoles, sin anestesia, en una reunión con el intendente Matías Rappallini, miembro de la fuerza política que gobierna la provincia y el país. “Lo único que nos dijo el señor intendente es que a las autoridades del gobierno provincial lo único que les importa es realizar ajustes en los recursos” que se destinan a la educación. La directora comentó que en el breve encuentro, del que participaron algunos padres, “Rappallini admitió que se había enterado de la resolución a través de la red social Facebook al regreso de sus vacaciones, y agregó que si bien él no tiene información oficial sobre las razones del cierre, de todos modos le parece que la decisión ‘debe ser la correcta’”. La reunión, cortante por parte del jefe comunal, duró apenas minutos y fue posible “porque con los padres empezamos a hacer ruido (en la antesala del despacho de Rappallini), porque en realidad él nos había mandado decir que no iba a recibirnos”.
La escuela 14 tiene un pasado signado por la adversidad, pero a la vez regado por el esfuerzo de la comunidad educativa. En 1997, un tornado destrozó las instalaciones del colegio, a cinco kilómetros del casco urbano de la ciudad. “Con el esfuerzo de todos, padres y docentes, se pudo reconstruir y siguió funcionando, incluso después de otra tormenta que en 2014 levantó la membrana del techo y provocó filtraciones que persisten porque el gobierno municipal no aporta un peso, de manera que todo se tiene que hacer con fondos de la cooperadora, cuando el arreglo cuesta más de 120 mil pesos”, sostuvo Oubiñas.
“Para todos es una noticia muy triste, desgarradora, porque lo que nosotros ponemos en las escuelas rurales es vocación y más en una escuela que tiene una historia muy importante para la ciudad, porque fue destruida por un tornado, porque la reconstruyeron con mucho esfuerzo, porque siguió funcionando dándole contención y educación a más de veinte alumnos”.
“La escuela se ha convertido en el lugar en el mundo de chicos que han pasado por los colegios del casco urbano de Maipú y que no pudieron adaptarse por el rechazo de los otros alumnos e incluso de algunos docentes”, explicó Oubiñas. “Cuando se toman estas decisiones, desde un escritorio, no se toma en cuenta la importancia que tiene para educadores y alumnos el sentido de pertenencia, el haber encontrado una familia que permita la adaptación de niños y niñas especiales que han logrado la integración y que ahora nos dicen que no quieren ir a otra escuela, porque ya fueron, ya lo intentaron y fueron excluidos”.
Cuando se supo la noticia, hubo una movilización de protesta pero Oubiñas reconoció que “es muy difícil para los pobladores de Maipú (donde viven más de nueve mil personas), porque la familia del intendente es propietaria de algunos de las principales fuentes de trabajo, de manera que hay temor porque nadie quiere perder su empleo por salir a rechazar una medida que involucra al poder político local”.
Por iniciativa de los bloques opositores, unidad Ciudadana y ALMA (Alternativa Maipuense) el jueves se realizó una sesión extraordinaria del Concejo Deliberante, en la cual el bloque mayoritario, de Cambiemos, “impuso una declaración donde expresa sólo ‘preocupación’ por el cierre y desechó lo que impulsaba la oposición, que era una declaración de rechazo y de revisión de la medida”. Oubiñas afirmó que van “a seguir peleando para que la escuela no se cierre, pero está claro que es muy difícil que nos escuchen las autoridades, tanto a nivel local como provincial y nacional, porque todos son del mismo partido y parece que no comprenden el golpe que les están dando a estos chicos, a sus familias y a la educación pública”.
Sostuvo que “la postura del gobierno quedó plasmada en la reunión que tuvimos con el intendente, que es una persona que no tiene los valores que se necesitan para comprender el significado de esta escuela, cuando sólo les preocupa realizar ajustes sin tomar en cuenta que la educación tiene que ser una inversión”. Oubiñas señaló la contradicción entre “el ajuste que se quiere hacer en la educación y el presupuesto que tiene, por ejemplo, la Municipalidad de Maipú, que destina sueldos muy altos para los funcionarios que ocupan puestos políticos” (ver aparte).
“Esta gente no sabe lo que es tener una necesidad. Desde hace cuatro años estoy en la escuela como directora y hemos trabajado muy duro para garantizar el aprendizaje, la inclusión de chicos que, después de haber pasado por otras escuelas urbanas, ni siquiera habían aprendido a leer y mucho menos participar en competencias de ciencias y no sólo participar, sino también ganarlas”. Recalcó que el trabajo realizado “no pasa solamente por educar a los niños, darles contención, darles el desayuno y el almuerzo, sino que pasa también por incluir a las familias, hacerlas partícipes de las decisiones que se toman”.
La escuela funciona sólo en el turno mañana “lo que permite que los padres puedan ir a trabajar sin tener que pagarle a nadie para que cuide de los chicos, de manera que ahora, con el cierre, se genera otro problema social y económico importante para las familias”. Aclaró, por otra parte, que “lo que nos preocupa es la situación personal de los chicos y de sus padres, no de los docentes, porque la mayoría son titulares y van a seguir teniendo trabajo; la única que puedo quedar sin trabajo soy yo, pero me puedo arreglar, tengo posibilidades de hacerlo”.
Oubiñas recordó que “la desidia contra la escuela viene de lejos, porque desde hace dos años el Municipio no hace nada, todo lo tenemos que hacer a través de la cooperadora y a través del esfuerzo de los padres. A fines de 2016 hasta nos retiraron el transporte escolar. Es la única escuela que sufrió ese corte y los padres siguieron trayendo a los chicos por sus propios medios, con gran esfuerzo, porque son familias vulnerables, de muy escasos recursos”.
“Como para mostrar que no le importamos para nada, desde hace años venimos reclamando que arreglen el camino que lleva a la escuela, pero nunca lo hicieron hasta ahora, que empezaron a arreglar la ruta porque lo que se sospecha es que quieren cerrar la escuela para darle otro destino al edificio en el que está funcionando”. La información extraoficial, que manejan los medios de información locales y los bloques opositores, es que “quieren usar el edificio para que funcione allí una escuela para policías”. Una vez más, como ocurre a nivel nacional, la invocación de la “seguridad” es puesta por encima de los derechos de los niños y niñas.
Belén Aguilera es la mamá de Alejandra Villamar, de 9 años, una de las 23 niñas y niños que se quedarían sin “el lugar en el mundo”. “Ella empezó la primaria en esta escuela el año pasado y avanzó muchísimo. Antes iba a una escuela a 300 metros de casa pero en ese lugar mi hija era discriminada por sus propios compañeros y nunca pudo integrarse”. Belén relató que Alejandra “no era aceptada por sus compañeros y tampoco por las maestras, motivo por el cual ella tuvo problemas de conducta, recibió sanciones y nunca pudo avanzar en el aprendizaje, algo que recién pudimos lograr el año pasado, porque la Escuela 14 es el lugar propicio para los chicos que tienen problemas para adaptarse y aprender”.
“Ella se puso muy rebelde porque no la aceptaban, se sentía muy mal porque cuando había un cumpleaños, invitaban a todos, les daban tarjetas de invitación, pero nunca a ella, ella se quedaba mirando. Para todos nosotros, es terrible la idea de tener que volver a empezar. Nosotros vinimos a esta escuela sólo por Alejandra, ya que mis otras dos hijas, una en el secundario y la otra en jardín de infantes, van a escuelas del casco urbano sin ningún problema. No es un capricho querer que siga funcionando esta escuela integradora, es una necesidad”.
Rolando Decundo es el secretario general de la filial Maipú de la Unión de Docentes de la provincia de Buenos Aires. Le dijo a PáginaI12 que la iniciativa que amenaza con el cierre de al menos 49 escuelas rurales, forma parte del “Plan de Optimización distrital”, como lo denominan las autoridades provinciales. “Más allá de la denominación se trata de un plan desmedido de ajuste”. El anuncio del cierre masivo fue inesperado porque “antes de eso nos habían dicho que no sería cerrada ninguna sección y que, puntualmente, todo iba a seguir igual en la Escuela 14”. Consideró que esa escuela es “muy especial para todos porque tiene una matrícula confirmada de 23 alumnos y que funciona con docentes y materias especiales, con equipos de psicólogos y es falso que digan que el cierre se produce por falta de matrícula o por cuestiones demográficas, un criterio que no es válido cuando se trata de escuelas rurales”. Anticipó que Udocba realizará “todo tipo de acciones” para evitar los cierres de escuelas en la provincia. En Maipú funcionan tres escuelas urbanas de nivel primario y secundario, con un plantel de 350 docentes.