“No hay mejor fragata que un libro para llevarnos a tierras lejanas”. La frase, atribuida a la poeta estadounidense Emily Dickinson (1830-1886), podría operar como un vigoroso epígrafe para el barco cristiano Logos Hope, considerado la librería flotante más grande del mundo con 5.000 títulos –exhibidos en 610 metros cuadrados– que incluyen diversos temas entre los que se destacan deportes, economía, literatura, religión, salud, ciencia, literatura infantil y juvenil, arte, filosofía, textos académicos, diccionarios y atlas, entre otros. Desde 2009 este barco –cuyo nombre remite a la “esperanza por la razón”– recorre diferentes puertos de Europa, América, Asia, y África para vender libros a precios accesibles en todos los lugares que visita. Su gira por América Latina ya comenzó: ahora está en Cartagena de Indias hasta fin de mes; en marzo llegará a Guatemala y luego estará en México, para continuar luego por Panamá, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica.
“Todas las personas que visiten nuestra embarcación tendrán la oportunidad de compartir sus costumbres y cultura con la tripulación constituida por voluntarios de más de 60 países”, afirma el responsable de prensa a bordo del buque, el mexicano Pavel Martínez. Aquellos que decidan conocer al Logos Hope tendrán la posibilidad de disfrutar de una amplia oferta de obras literarias en distintos idiomas, eventos culturales, conferencias, obras de teatro y talleres; programación que varía en cada uno de los puertos a los que llega el barco. Otro aspecto fundamental es que ofrece donaciones de libros en orfanatos y escuelas de pocos recursos, filtros purificadores de agua y anteojos de lectura en zonas vulnerables en cada uno de los destinos de la travesía. Además también participa en proyectos de construcción o renovación en centros comunitarios. La entrada al buque Logos Hope es gratuita para niños y ancianos en todos los puertos. El resto de los visitantes deben pagar, aunque “el precio será mínimo”, aclara Martínez.
“En cada puerto que llegamos compartimos tres cosas: conocimiento, ayuda, y esperanza. El conocimiento a través de los libros que tenemos y de nuestros eventos culturales y familiares a bordo. La parte de la ayuda la ofrecemos cuando nuestra tripulación se baja a visitar diferentes lugares necesitados de la ciudad o apoyar distintas iniciativas. Y esperanza mediante las historias de nuestros voluntarios a bordo”, cuenta Martínez, quien tiene más de un año y medio navegando. Aunque fue construido en 1973 para transportar vehículos y pasajeros, en 2004 lo compró la compañía alemana OM Ships International http://www.omships.org/index.php, que decidió promover el intercambio cultural entre los países con la creación de esta librería flotante, que suele causar gran impacto e interés en todo el mundo. Se puede afirmar, sin exagerar, que es un barco “muy viajado”. Pasó por 151 países de Asia, América, África y Europa, y más de 46 millones de personas lo han visitado. Detrás de Logos Hope se encuentra OM Ships International, una organización sin ánimo de lucro que comenzó a funcionar en 1970 como parte de OM International, un movimiento cristiano global. OM Ships International destina todos sus ingresos, procedentes de donaciones o de ventas a bordo, a costear las visitas a los puertos, los gastos de los barcos y las necesidades del personal.
El debut de la librería flotante fue en 2009 en Koge (Dinamarca). Navegar por el mundo intentando llevar cultura, aunque suene pretencioso, es lo que hace el Logos Hope, un barco que se propone recorrer todos los países de Latinoamérica durante dos años. Entre los 5.000 títulos hay clásicos de la literatura universal como una compilación de poemas de Federico García Lorca, El sombrero de tres picos, de Pedro Antonio Alarcón (1833-1891), las Novelas Ejemplares, de Miguel de Cervantes, una joya de las letras universales publicada en 1613, y Matar a un ruiseñor, de la escritora estadounidense Harper Lee (1926-2016). Los libros de Cervantes y de Lorca cuestan 2 euros cada uno, unos 50 pesos cada ejemplar. El de Lee está 6 euros (casi 150 pesos). Los países sudamericanos tendrán que esperar hasta que se confirmen las fechas de visita. Un libro, como un viaje, comienza con inquietud y se termina con melancolía.