El consumo de bebidas verificó un retroceso de 8,5 por ciento entre enero y octubre frente al mismo período de 2015. Ese desempeño se explica por la merma del 11,6 por ciento en las bebidas sin alcohol, mientras que las bebidas alcohólicas experimentaron una disminución de 4,3 por ciento en los primeros diez meses del año. También se redujo la cantidad exportada de vinos, espumantes y champagne. En tanto, las ventas totales de bebidas en forma desestacionalizada cayeron 0,5 por ciento en el tercer trimestre con respecto al segundo. Los datos fueron publicados por IES Consultores, cuyo director, Alejandro Ovando, dijo que “en 2017 se espera un rebote del sector”.

Las ventas de bebidas no alcohólicas alcanzaron los 29,8 millones de hectolitros en el acumulado de diez meses, una merma de 11,6 por ciento respecto del año previo. En alimentos, la caída es de 2,6 por ciento, donde se destaca la baja de 6 por ciento en perecederos, mientras que en limpieza de ropa y del hogar la reducción es de 6,8 por ciento. Esa dinámica recesiva se explica por la caída del poder adquisitivo.

Las exportaciones de vinos cayeron 4,1 por ciento medidas en volumen, mientras que en valores la caída es de 1,1 por ciento. En el caso del champagne, las exportaciones bajaron un 19,9 por ciento hasta los 11,7 millones de dólares. Ese desempeño tiene mucho que ver con la crisis de Brasil, que dejó de comprar y busca, por el contrario, colocar sus excedentes. En ese contexto, el mercado interno no acompañó: las ventas internas del sector de cerveza mostraron una baja de 2,1 por ciento, mientras que el segmento vitivinícola exhibió un deterioro del 8 por ciento en sus colocaciones al mercado local al totalizar algo más de 7,9 millones de hectolitros.