El ex camarista de La Plata Leopoldo Schiffrin, destacado por los organismos de derechos humanos como un integrante del Poder Judicial con un "compromiso verdadero con el proceso de memoria, verdad y justicia", falleció hoy. Su participación en los Juicios por la Verdad de La Plata se convirtió en el impulso principal para que, una vez anuladas las leyes de impunidad, el represor de la Bonaerense Miguel Osvaldo Etchecolaz fuese juzgado por los crímenes que cometió durante la última dictadura cívico militar y condenado por genocidio.
Schiffrin fue camarista de La Plata entre 1987 y 2017, cuando tras un intercambio judicial con la Corte Suprema debió presentar su renuncia por haber superado el límite de 75 años para ejercer la magistratura. Tenía 80 entonces. Tras mucho batallar e insistir, finalmente la Cámara Federal de La Plata dio inicio a los Juicios por la Verdad, en 1999.
"Los hechos brutales del terrorismo de Estado ya se sabían, pero los Juicios por la Verdad le dieron a la historia un formato que no había tenido antes, permitió que se instale de manera definitiva frente a la comunidad jurídica que, hasta entonces, veía a esos crímenes desfilar sin mover un dedo. Eso fue mérito de Schifrin, ese es el centro de su aporte a los derechos humanos", apuntó Marta Vedía, de la APDH plantense, que despidió al ex magistrado con una "enorme tristeza".
"Fue uno de los muy pocos hombres del Poder Judicial comprometidos de verdad con la verdad y la lucha contra la impunidad", mencionó José Schullman, de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre. Schiffrin no solo fue impulsor de los Juicios de la Verdad como estrategia de construcción de verdad en épocas de impunidad, sino que también es responsable del nacimiento de la causa que hoy se conoce como Circuito Camps y que llevó, en 2006, a la condena por genocidio de Etchecolatz.
Pero la relación de Schiffrin con la lucha por la memoria, la verdad y la Justicia no fue solo desde el estrado judicial. Fundó e integró la Comisión Provincial por la Memoria, institución desde la que lo definieron como "un imprescindible". "Como juez cumplió como ninguno con sus convicciones: 'los jueces están para arrancar a los desvalidos y pobres de sus opresores'", completaron. También formó parte del Centro de Estudios Legales y Sociales en calidad de socio. "Su labor como juez fue fundamental para que el Poder Judicial se comprometiera en ponerle fin a la impunidad de los crímenes del terrorismo de Estado en la Argentina", apuntaron desde ese organismo.