Luciano Benjamín Menéndez, la máxima autoridad en Córdoba durante la dictadura y responsable de la represión en Jujuy, Salta, Catamarca, La Rioja, San Juan, Mendoza, San Luis, Santiago del Estero y Tucumán, murió a los 90 años en un hospital cordobés donde permanecía internado desde hace unas semanas. Cumplía arresto domiciliario por las 12 condenas a prisión perpetua que recibió por sus múltiples crímenes: desapariciones, asesinatos, secuestros, torturas, violaciones y robo de bebés.
Jefe de represores, Menéndez tuvo a su cargo el área 311 en que la dictadura cuadriculó el país para su plan de exterminio. Manejó diez provincias argentinas en un plan sistemático de secuestros, torturas, apropiación de bebés y desapariciones que ha quedado demostrado en cada uno de los juicios por delitos de lesa humanidad realizados desde 2008.
Alias “Cachorro”, “Chacal” o “Hiena”, comandó el Tercer Cuerpo de Ejército entre 1975 y 1979. Tuvo bajo su mando el destacamento de Inteligencia 141 General Iribarren, del que dependía el centro clandestino de detención La Perla, conocido como “la ESMA cordobesa”, por donde se calcula que pasaron 2500 detenidos.
Menéndez solía visitar La Perla y presenciaba fusilamientos al borde de las fosas. Según testimonios de los pocos sobrevivientes, también aparecía durante los interrogatorios y las torturas. Al Cachorro le adjudican ser ideólogo del “pacto de sangre”: hacía participar de los secuestros y fusilamientos a todos los oficiales para que en el futuro “no se dieran vuelta”.
Tras el regreso de la democracia, logró desactivar varias causas en su contra amparado en las leyes de impunidad y en 1990, a pocos días de que comenzara un juicio en su contra, recibió el indulto del presidente Carlos Menem. La particularidad fue que el perdón presidencial incumplió la Constitución al indultar a una persona que no había recibido condena alguna todavía.
En 2005 la Corte Suprema declaró inconstitucional el indulto de Menem y en 2008 el represor recibió su primera sentencia por crímenes de lesa humanidad: fue condenado a prisión perpetua en cárcel común por secuestrar, torturar y fusilar a cuatro militantes del PRT en 1977 que estuvieron detenidos en La Perla.
Durante las múltiples ocasiones en las que debió hablar en el banquillo de los acusados, Menéndez dedicó sus alegatos a defender con pasión el terrorismo de Estado. “Nuestros enemigos fueron los terroristas marxistas. Jamás perseguimos a nadie por sus ideas políticas”, dijo antes de ser sentenciado a perpetua junto al dictador Jorge Rafael Videla en 2010 por los fusilamientos de presos políticos en la UP1 de Córdoba.